Redacción. algarabia
De dónde viene la palabra «fan», «hincha», «hooligan»? Charlemos de aficionados, principalmente a los deportes.
Porque hay de aficionados a aficionados.
Hay quienes sienten un amor no codependiente por el deporte de su preferencia, de ahí que la etimología de «aficionado» sea el latín affectionis, ‘afección’, un derivado de afecto, y se refiera al gusto, la preferencia y, a fin de cuentas, al amor.
La codependencia empieza con los fans, que van un poquito más allá de un simple gusto y realmente se entusiasman por el deporte, artista o religión de su preferencia.
La palabra procede del inglés fan —abreviatura de fanatic—, derivado del vocablo latino fanaticus y cuya raíz es fanum, ‘templo’.
Originalmente el término fanaticus, que significa ‘servidor del templo’, designaba a los encargados de custodiar dicho recinto; tiempo después también se aplicó a los seguidores de un determinado santuario o divinidad.
Se llama «fan» al seguidor, partidario o devoto de algo
o alguien, que se caracteriza por defender con tenacidad desmedida sus creencias, gustos y opiniones.
Los fans de algo o alguien constituyen su propio reino o fandom —contracción de fanatic kingdom—; en la actualidad, estos grupos están adquiriendo nombres especiales que hacen referencia a lo que se admira y existen principalmente en la cultura popular, como seguidores de series de tv o cine, cómics o cantantes, por ejemplo, las Beliebers o fans de Justin Bieber.
Ya pasando plenamente al terreno deportivo, tenemos a
los hinchas, como se les dice en Sudamérica a los fanáticos de un equipo de futbol.
El origen del término es curioso y
no, no fue creado en Argentina, sino en Uruguay. cuenta la historia que a principios del siglo xx apareció el primer hincha, Prudencio Miguel Reyes, encargado de inflar los balones que utilizaba el club Nacional de Futbol de Montevideo.
Reyes era talabartero de oficio y fanático de corazón.
Sus pulmones eran tan fuertes que con ellos inflaba —hinchaba— los balones. Durante los partidos se emocionaba tanto que no paraba de caminar de un extremo al otro de la cancha, desde donde gritaba vítores —con
toda la fuerza de sus potentes pulmones— y aplaudía a los jugadores. Los demás aficionados se admiraban y decían: «Mirá cómo grita el hincha». así se extendió la fama de reyes y la palabra hincha, primero a Argentina, y luego al resto del cono sur.
Una relación ya francamente violenta es la que tienen los hooligans y el futbol. Estos temibles fanáticos han dejado a su paso estadios destruidos y aficionados muertos. Si bien la palabra y los primeros fanáticos súper violentos son del reino Unido, el hooliganismo es un movimiento que se ha extendido a casi toda Europa.
De entre los diversos orígenes que se le atribuyen al término, los diccionarios coinciden en que proviene de un irlandés llamado Patrick, un matón y rufián de la peor calaña a
quien apodaban «Houlihan» o «Hooligan», que azotó con su violencia al Londres de 1896. La palabra aparecería algunos años después en una tira cómica.