La Jornada de Oriente
La idea de trasladar tlaxcaltecas hacia el norte de la Nueva España para pacificar a los grupo nativos ya había sido propuesta desde 1560 por el virrey Luis de Velasco, sin embargo, la idea fue rechazada tenazmente por el cabildo tlaxcalteca. Aunque 30 años después la colonización fue avalada y cumplida.
Así lo señala El Colegio de Historia de Tlaxcala en un trabajo que realizó para la presentación del programa del 425 Aniversario de La Gran Jornada Tlaxcalteca del Siglo XVI, cuya actividad principal es la representación de la salida de las 400 familias tlaxcaltecas a colonizar y culturizar el norte del país en el año 1591, que tendrá lugar el próximo 10 de junio en el centro expositor de la capital a las 21 horas.
De acuerdo con el trabajo de El Colegio de Historia de Tlaxcala, denominado La colaboración tlaxcalteca en la colonización del norte novohispano. Contexto y condiciones, en 1560 el cabildo tlaxcalteca se opuso tenazmente y la Corona española no consiguió el apoyo de sus antiguos aliados, pero sí de otros indios, en este caso los otomíes.
30 años después, abunda el documento, la habilidad política de los funcionarios del cabildo indio, sumada a la valiosa y pertinente asesoría brindada por los franciscanos Jerónimo de Mendieta, por aquellos días, guardián del convento franciscano, acompañado de Jerónimo de Zárate, logró que el cabildo tlaxcalteca accediera a la petición de la Corona española.
“Pero –se asienta– obteniendo, por escrito, las mejores condiciones para los potenciales emigrantes”, lo que dio como resultado una provisión del monarca Felipe II que establecía las modalidades de la colonización tlaxcalteca al norte, “provisión conocida como Capitulaciones que, dicho sea de paso, era el contrato que de ordinario pactaban la Corona española y sus conquistadores o colonizadores, lo que daba al documento y a la empresa pactada un carácter legal.
Tales negociaciones, se indica, iniciaron a finales de 1590 y culminaron el 14 de marzo del año siguiente, cuando fueron planteadas y dadas a conocer formalmente las Capitulaciones ente la Corona española, a través de sus funcionarios en Nueva España y el cabildo tlaxcalteca.
Previamente, en el trabajo de El Colegio de Historia, se establece el contexto que dio origen a estas negociaciones.
“Hacia fines del siglo XVI, tras varias décadas de guerras de conquista y un muy accidentado proceso de colonización, el imperio español poco a poco asentaba sus reales en lo se llamó virreinato de la Nueva España. Éste comprendía una considerable porción del territorio que en términos de la geografía contemporánea abarcaba: al norte de nuestro país, los actuales California, Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada, Florida, Utah y parte de Colorado, Oklahoma, Wyoming y Kansas (en Estados Unidos), el suelo mexicano actual y al sur establecía frontera con el hoy territorio panameño. El lindero oriental lo señalaba el Golfo de México y hacia el occidente, la Nueva España limitaba con el Océano Pacífico, incluidas las islas Filipinas”.
Sin embargo, se refiere, una difícil y precaria paz establecida con los indios nómadas y semi nómadas del norte del virreinato, genéricamente nombrados chichimecas, convirtió en impostergable para las autoridades españolas encontrar una solución al problema del poblamiento y colonización de esa región. “El mismo monarca español Felipe II reconocía que la actitud hostil de los chichimecas hacía y causaba grandes daños, muertes y robos, destruyendo los pueblos de paz y las estancias de ganado, robando y salteando por los caminos a los españoles y pasajeros”.
La colonización tlaxcalteca se dio en 1591
Tras casi 50 años de guerra (a partir de 1541) entre colonos españoles y las numerosas etnias nativas, la Corona española y sus representantes decidieron invitar a los tlaxcaltecas para que en grupos de familias reforzaran las fundaciones españolas y, al mismo tiempo, con su ejemplo cristiano, difundieran sus virtudes cívicas, el apego al trabajo y animaran a los indios del norte del virreinato a “vivir en policía”, como se decía entonces.
El documento advierte que los tlaxcaltecas ya conocían esas regiones, pues “tras concluir la conquista de Tenochtitlán, el capitán Hernán Cortés continuó la tarea de explorar ese vasto territorio que se abría ante sus ojos y lo hizo acompañado de algunos guerreros tlaxcaltecas (...) La participación de estos guerreros en esa empresa de conquista quedó plasmada en el documento pictográfico conocido como Lienzo de Tlaxcala”.
Para el caso de la historia tlaxcalteca, apunta el trabajo de El Colegio, “la negociación y firma de las Capitulaciones dan cuenta de la naturaleza jurídica y política del proceso de colonización emprendido a partir de 1591; asimismo, debe tenerse en consideración que la presencia tlaxcalteca en el norte hispano no se limitó a la fundación de las colonias originales de 1591, sino que, como diversos investigadores han demostrado, fue un proceso de expansión que se prolongó a lo largo de los siglos XVI y XVII y territorialmente abarcó los actuales estados de San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Jalisco, Nuevo León, Coahuila y en territorio estadunidense Texas y Nuevo México”.
A través de los siglos, se refiere, las Capitulaciones fueron el documento que legalizó y legitimó la expansión tlaxcalteca, además de servir como vínculo de identidad entre las fundaciones de la Nueva Tlaxcala y la provincia de origen.
Por una práctica tradicional, esta celebración, basada en un documento histórico, hasta el año antepasado se festejaba en junio en el sitio que ocupan los restos virreinales del que fuera el templo dedicado a Santa María de las Nieves, en San Juan Totolac, y que la tradición ha señalado como punto de partida de las 400 familias tlaxcaltecas.