Carolina Mejía
Algarabía
Lord Byron fue un ícono del romanticismo y escribió uno de los poemas más importantes de la lengua inglesa.
Pero debajo de su fachada de seductor y socialité se ocultaba un oscuro secreto: una vida de pobreza y rechazo que el poeta hubiera preferido olvidar para siempre.
George Gordon nació en 1788 en Escocia. Tenía una deformidad congénita en su pie derecho y este defecto le causó gran sufrimiento desde edad temprana.
De manera irracional, determinó que la culpable de su padecimiento era su madre y depositó en ella todo el rencor que sentía.
Fue obligado a usar una prótesis correctiva con soportes metálicos para enderezar el crecimiento de los huesos. Hay anécdotas que cuentan que el soporte lo incomodaba tanto que en un arranque de ira llegó a arrojarlo a un lago.
Mientras que la relación con su madre era tensa, la figura del padre era inexistente en el hogar. El capitán John ‘Mad Jack’ Byron abandonó a la familia poco después del nacimiento de George y finalmente murió en Francia cuando su hijo tenía tres años.
El fallecimiento de su padre permitió que al morir un tío, George Gordon heredara el título de Lord de manera directa y se convirtiera en Lord Byron. El título le permitió a Byron mudarse a una residencia más cómoda junto a su madre y mejorar su calidad de vida significativamente.
Víctor Hugo alguna vez dijo: «Lord Byron, en sus lamentaciones, expresó las postreras convulsiones de la sociedad que estaba muriendo.»
Después de concluir su educación básica, Byron ingresó en el prestigioso Trinity College de Cambridge. Su primer volumen de trabajos Fugitive Pieces (1806) contenía piezas que había escrito desde su adolescencia y fue criticado por su tono erótico y difamatorio, ya que incluía nombres de ciertos compañeros que ridiculizaba. A petición de un amigo, Byron quemó las copias de esta obra y lanzó una versión editada al año siguiente bajo el título de Hours of Idleness (1807)
Sus controvertidas obras no eran rentables y para cuando cumplió veinte años, el joven autor estaba hundido en la deuda y había acabado con los fondos de su título.
Abrumado con la respuesta negativa a sus primeras publicaciones, Byron emprendió un viaje en el que visitó Portugal, España, Malta y Albania para finalmente establecerse en Grecia. En las islas griegas encontró la inspiración que había perdido y publicó el primer canto de Childe Burun, que gana fama y aceptación mundial.
En 1811 regresó a Inglaterra y sostuvo varios romances polémicos. Se cree que en este momento comenzó una relación incestuosa con su media hermana, Agusta Leigh. Sin saber acerca de esta relación, Annabella Milbanke se casó con el poeta en 1815.
La relación que Byron tuvo con Annabella rápidamente se deterioró después de que ella quedó embarazada.
En los últimos meses de su relación, Byron solía pasar las noches lanzando botellas de agua al techo para mantener a su esposa despierta.
Después del nacimiento de su hija, Annabella lo abandonó y lo acusó de homosexualidad e incesto, a pesar de que este último no se consideraba un crimen en esa época. La hija de Annabella y Lord Byron fue August Ada, la primera programadora informática de la historia.
Acosado por la escandalosa separación, Lord Byron huyó a Génova, dónde también vivía el autor inglés Percy Bysshe Shelley. Byron pronto se sintió atraído por la nuera de Percy, hermana de la famosa escritora Mary Shelley, Claire Clairmont y tuvo una relación con ella de la cuál nació una niña.
Durante esta época comenzó la escritura de su mayor obra Don Juan. Desde ese momento y hasta 1824, Byron trabajó en este relato épico que narra las aventuras de un muchacho que a los 16 años sale huyendo de Sevilla, perseguido por el marido de su amante. De ahí en adelante, Don Juan vivirá aventuras por todo el mundo siempre acompañado de hermosas mujeres que caen rendidas ante sus encantos.
Sin haber acabado Don Juan, Lord Byron se unió a la lucha de independencia junto a los nacionalistas griegos contra Turquía. Byron murió en batalla y su obra quedó inconclusa. Muchos de los escritos que había dejado sin terminar fueron quemados por sus amigos cercanos y así se borró la huella del hombre detrás del donjuán.