Viajar es mucho más que un capricho: es un modo de vida, un cúmulo de experiencias que moldean nuestra personalidad.
MÉXICO DESCONOCIDO
Los viajes nos transforman. Moldean nuestra personalidad y nos dejan lecciones que marcarán nuestras vidas para siempre. Viajar nos hace más sabios, nos abre los ojos, nos permite ver desde otras perspectivas y caminar por la vida de una forma más ligera. Para quienes viven los viajes desde el fondo de su alma, la famosa frase de Descartes se adapta a la perfección: “Viajo, luego existo”.
¿Por qué viajamos y después existimos? Es muy simple: después de descubrir el mundo, quedarse en un solo lugar deja de tener sentido. Si quieres explicaciones más científicas, aquí te compartimos 5 razones por las que viajar nos hace más felices.
1. Son una experiencia duradera
Aunque los viajes en sí sean fugaces, los recuerdos, las fotos y los diarios de viaje quedarán para siempre en nuestra memoria... y, siempre que volvamos a ellos, nos sacarán una sonrisa. Si comparamos la experiencia de viajar con la de comprar cosas, la primera resulta mucho más enriquecedora. Comprar algo emociona al principio y después se borra de nuestra mente; mientras tanto, los viajes se transforman en anécdotas que atesoraremos con el tiempo, y transmitiremos a nuestros hijos y nietos.
2. Nos ayudan a romper con la rutina
Tomar el mismo camino al trabajo día tras día, encontrarnos con las mismas personas e incluso sostener las mismas pláticas una y otra vez... La rutina desgasta nuestra creatividad, absorbe nuestra energía y hace que nuestros días se sientan más pesados.
En cambio, emprender una aventura hace que tus sentidos se mantengan abiertos, que tu mente reflexione y se oxigene, que tu mente genere pensamientos positivos y que, en general, te sientas motivado y satisfecho por haber vivido una experiencia así. Ponte a prueba: cuando viajes, cuenta cuántas veces sonríes por tu camino.
3. Nos brindan libertad
Al viajar nos alejamos de todo lo conocido y lo cotidiano, incluidos los problemas. Esta distancia sirve para sentirnos con la libertad de ser nosotros mismos. Además, la adrenalina que genera el simple hecho de volar en un avión, manejar por la carretera y la emoción de ir a descubrir un lugar nos libera de ataduras y nos produce felicidad.
4. Nos hacen sentirnos realizados
Una de las cosas que descubrimos al viajar es que no debemos olvidarnos de nosotros mismos. Todo lo que nos rodea es importante: nuestra familia, amigos, pareja... Sin embargo, no hay mayor satisfacción que llegar a los lugares que deseamos conocer y cumplir nuestros sueños. ¡Nada se compara con la felicidad que logramos al sentirnos realizados!
5. Nos permiten valorar lo que tenemos
Bien dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido, o mejor dicho, nadie sabe lo que tiene hasta que viaja. Nos la pasamos quejándonos de nuestra ciudad o nuestro país, y cuando llegamos a lugares lejanos, visitamos algún pueblo y vemos que otras personas viven felices con muchas menos cosas que nosotros, valoramos mejor nuestro entorno. Sin importar si vivimos bajo un techo de loza o de paja o si dormimos bajo las estrellas, lo que tenemos es suficiente para disfrutar de la vida y las maravillas del mundo.
A ti, ¿por qué te hace feliz viajar?