REVISTA ARQUEOLOGÍA MEXICANA
Frecuentemente escuchamos el término “malinchista”, atribuido a aquel que tiende a valorar más lo extranjero que lo nacional. Proviene, desde luego, del nombre de Malinche, aquella mujer que junto con otras más les fueron entregadas a Cortés en su paso por tierras de Tabasco. Este sinónimo de “traidora” o “traidor” es parte del lenguaje común al considerarse que la Malinche traicionó a los suyos y apoyó a los españoles en la conquista de México.
Pero ¿quién era la Malinche? Los datos acerca de ella nos los proporciona Bernal Díaz del Castillo, quien señala que doña Marina –nombre que le dieron los españoles cuando la bautizaron– era “gran señora y cacica de pueblos y vasallos”, hija de los caciques de Painala, cerca de Coatzacoalcos. Muerto su padre, su madre se casó nuevamente y tuvo un hijo a quien querían entregar el cacicazgo, por lo que dieron a Malinche a unos indios de Xicalango, quienes a su vez la entregaron a indígenas de Tabasco y éstos a Cortés a su paso por el lugar (Díaz del Castillo, 1943). Lo que debe quedar claro para nuestro propósito es que no era de origen mexica, es decir, que no estaba traicionando a su pueblo, sino por el contrario, ella pertenecía a otro grupo que estaba bajo la amenaza que representaba Tenochtitlan y su acción expansionista para sojuzgar pueblos a los que se les imponía tributo. Las circunstancias la colocaron en la situación de ayudar a su pueblo ante la amenaza que representaba el mexica al igual que lo hicieron los pueblos totonacos de la costa y la sierra, cuando informan a Cortés que estaban sujetos al señor Moctezuma y el capitán español promete ayudarlos en su contra, lo que decide a Cortés a emprender la conquista de Tenochtitlan al percatarse que estaba entre indígenas que lo apoyaban, como más tarde harían muchos otros pueblos que se le unen en contra del mexica.
Que el papel de la Malinche fue importante durante la guerra de conquista y aún después es innegable. Ella hablaba varias lenguas indígenas, entre ellas el náhuatl y el maya. Esto fue de enorme ayuda para Cortés, pues la manera en que se entendía con los mexicas —que hablaban el náhuatl— era de la siguiente manera: Moctezuma se dirigía a Cortés en náhuatl; la Malinche lo traducía al maya a Jerónimo de Aguilar, aquel náufrago que había llegado a las costas de la península de Yucatán junto con Gonzalo Guerrero, y Jerónimo lo traducía al castellano a Cortés. Con esta triangulación de lenguas se entendían aunque en alguna ocasión trajo la incomprensión de uno u otro lado.
En palabras de Bernal Díaz: “...fue tan excelente mujer y buena lengua [...] la traía siempre Cortés consigo y la doña Marina tenía mucho ser y mandaba absolutamente entre los indios en toda Nueva España”. Más adelante agrega: “He querido declarar esto porque sin doña Marina no podíamos entender la lengua de la Nueva España” (Díaz del Castillo, 1943, pp. 97-98).
Otro aspecto importante es que tuvo un hijo con Cortés, Martín, llamado “el bastardo”. Nació en 1523 y fue llevado a España para más tarde regresar a la Nueva España junto con el otro Martín, también hijo de Cortés y segundo Marqués del Valle de Oaxaca. Este último estuvo involucrado en la conjura de 1565 de la que salió bien librado, no así otros conspiradores como los hermanos ávila, quienes fueron decapitados en la capital de México.
En resumen, la Malinche o doña Marina ayudó a los españoles en la acción conquistadora de la misma manera que lo hicieron otros pueblos que padecían el yugo impuesto por Tenochtitlan. Por lo tanto, el sistema tributario fue uno de los motivos que llevaron a esos grupos a tratar de liberarse del mismo y vieron en los españoles una manera de lograrlo. No pasó mucho tiempo para que se dieran cuenta que, salvo ciertos privilegios otorgados a los dirigentes indígenas y a los pueblos que habían ayudado en la conquista, la mayoría de la población autóctona pasó a ser sujeto de explotación bajo nuevos principios económicos, políticos, sociales y religiosos.
Eduardo Matos Moctezuma
Para leer más...
Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, 2 tomos, Nuevo Mundo, México, 1943.
Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “¿Fue traidora la Malinche?”, Arqueología Mexicana núm. 115, pp. 88 – 89.