Andrea Tamayo. Algarabía
Líneas sofisticadas y virtuosas dibujaron toda una época en portadas de revistas y carteles de películas.
Durante más de sesenta años miles de mexicanos convivieron con las caricaturas de Ernesto García Cabral sin saber que era el artista detrás del refinado trabajo.
Sus hijos cuentan que no fue hasta que el escritor Juan José Arreola les dejó la tarea de recopilar sus obras que notaron el gran trabajo que hizo su padre y la presencia que tenía en el imaginario colectivo de la sociedad mexicana.
Ernesto García Cabral publicó en gran cantidad de revistas mexicanas después de que regresó de vivir en Europa. Con humor y realismo, retrató a México de mediados del siglo xx a partir de una crónica visual conformada de escenas de fiestas, oficios, ocio y vida bohemia, crítica política y social
En sus ilustraciones apareció toda la población mexicana: la adelita, el macho mexicano, el dandy, la mujer fatal, la solterona, el tarzán, el valentón y miles de arquetipos más de nuestra sociedad.
Incluso después de su muerte, el trabajo de García Cabral fue reconocido más desde la perspectiva de caricatura periodística que desde una mirada artística, sin embargo, hoy en día se le busca reconocer por su estilo propio, influenciado por el art nouveau y art déco, traídos de sus tiempos en Europa y la Biblioteca de San Carlos.
Ernesto García Cabral nació en Huatusco, Veracruz, a mediados de diciembre de 1890, el 18 para ser precisos. En sus etapa adolescente recibió una ayuda para estudiar en la Academia de San Carlos. Su crítica al gobierno le otorgó otra beca para estudiar en París en 1912 ya que, cuentan, después de criticar al gobierno maderista, el presidente le ofreció salir del país.
Opositor seducido por el arte
El presidente Madero, en un intento por silenciar el trabajo del dibujante, le otorgó una beca para estudiar en París. Cuando él tenía aproximadamente veinte años Ernesto llegó a París, en plena locura de las vanguardias artísticas. Entre cafés bohemios y tertulias de tango, conoció a Diego Rivera, Amado Nervo, al Doctor Atl, compatriotas que buscaban inspiración en tierras europeas.
Dueño del mayor catálogo de fisonomías mexicanas, el escritor Juan José Arreola, amigo y promotor de García Cabral, en alguna ocasión lo definió como «el hombre que más ha dibujado a México».
Al poco tiempo el joven veracruzano se adaptó a la vida parisina de inicios del siglo xx; era común verlo en bares y con mujeres distintas cada día, tanto que Diego Rivera comentó que si Ernesto hubiera tenido menos éxitos femeninos, probablemente hubiera trabajado más en los problemas técnicos de la pintura.
Aún así, la influencia europea, entre otros de Henri Toulouse-Lautrec, del art nouveau y del art déco en París, es evidente en sus trabajos.
Escenario nocturno en ciudad (1922). Cortesía de Taller Ernesto García Cabral.
Las primeras colaboraciones aquél reluciente artista fueron para algunas revistas francesas de humor, como Le Rire. Seguidor de los ballets rusos de Diáguilev, su estilo pronto lo consolidó como un artista sobresaliente, fuera de serie.
Caricatura costumbrista
Tras varios años de una precaria situación económica debido a la crisis mundial de la Gran Guerra, Ernesto recibió de nuevo apoyo del gobierno de México, en esta ocasión de Venustiano Carranza, después de que el ministro de Gobierno Isidro Fabela lo redescubriera en París.
Asi comenzaron varios años en los que Ernesto viajó por hasta Buenos Aires donde colaboró con la Revista Popular, Mundial y Proteo, Finalmente regresó a México en 1918, donde realizó sus más importantes trabajos en periódicos y publicaciones nacionales como Revista de Revistas, Novedades, Gladiador, Fantoche, Jueves de Excélsior, Hoy, entre otras.
Portada Revista de Revistas (1923). Cortesía de Taller Ernesto García Cabral.
Fue nombrado dos veces «Hijo Predilecto» de su natal Huatusco, y una vez «Ciudadano Preclaro» de Xalapa; entre otros reconocimientos recibió el Premio Mergethaler de la Prensa Interamericana
Colaboró en las campañas publicitarias y en carteles para películas mexicanas donde aparecían Germán Valdez «Tin Tan», Mario Moreno «Cantinflas», Jorge Negrete, Pedro Vargas, Resortes y María Conesa, entre muchos más. Para Diego Rivera su trazo era tan admirable que lo consideraba como «el mejor dibujante de México».
Poster El Revoltoso (1951). Cortesía de Taller Ernesto García Cabral.
Su trabajo artístico conforma una crónica minuciosa, de una extraordinaria calidad plástica, de lo que fue la sociedad mexicana durante su época: retrata a los mexicanos por clichés, arquetipos, por sectores sociales, escenas callejeras o actividades cotidianas.
La obra de Cabral recibió en 2012 el nombramiento de «Memoria del Mundo» por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco).
Ernesto falleció el 8 de agosto de 1968 en la Ciudad de México. Para difundir la vida y obra de este gran artista veracruzano, caricaturista, su esposa e hijos crearon en su honor el Taller Ernesto García Cabral.
Para recordar al caricaturista, el Museo del Estanquillo presenta, desde el 2 de junio y hasta el 31 de octubre, la exposición «El universo estético de Ernesto García Cabral», que permite conocer las crónicas visuales de este virtuoso artista.