Algarabía
Edgardo Ganado Kim
e presentamos un tipo de arte popular japonés, que data del sigloXVII, y en el cual se busca plasmar el mundo efímero y fugaz en el que vivimos.
Para comprender el Ukiyo-e japonés, debemos buscar en el concepto original de esta arte que, ante todo, es un fenómeno social y artístico del periodo Tokugawa —entre 1600 y 1868— o periodo Edo —antiguo nombre de Tokio—, llamado así porque en él toda la administración se trasladó a dicha ciudad.
En los primeros años del periodo Tokugawa, Ukiyo era una palabra que en las ideas budistas quería decir «mundo de sufrimiento». En el periodo Edo, el término fue cambiando de acepción por la de «flotar», que metafóricamente se entiende como «felicidad» y como «mundo efímero, fugaz o transitorio». Podemos decir, entonces, que Ukiyo remite a la transitoriedad de la felicidad en el mundo.
Ukiyo-e suele traducirse como «pinturas, imágenes o dibujos del mundo flotante».
A partir de este concepto surgieron varios productos con el nombre de Ukiyo, como bolsas, paraguas y sombreros. Para estar a la moda, los productos fueron tomando nombres a los que se anteponía la palabra Ukiyo —en el periodo Genroku, de 1688 a 1704. Así, Ukiyo se usó para describir cualquier cosa que fuera de vanguardia y erótica—, como es el caso del Ukiyo-e, que traducimos como «imágenes o dibujos del mundo flotante».
Ukiyo-e no es sinónimo de estampas con bellas mujeres, actores de teatro o escenas eróticas, sino un tema común a varios productos que surgieron de la necesidad de dar al mundo una concepción de placer y esparcimiento, del que se tiene que disfrutar porque es efímero.
El éxito del Ukiyo-e
En este ambiente se desarrolló una cultura eminentemente urbana, con ideales y costumbres de vena hedonista: se decía que como la vida es pasajera y efímera, los pocos placeres que se puedan disfrutar en ella, hay que gozarlos. Comerciantes,daimyos,
y samurai propiciaron una estructura cultural basada en el disfrute de los sentidos: comer, beber, asistir al teatro o estar acompañados de bellas mujeres.
Al mismo tiempo, los comerciantes tomaron una notable fuerza económica, y aceleraron la cultura urbana —principalmente en Edo, la ciudad más poblada en el mundo en su momento, con un millón de habitantes—, pues fueron mecenas de las letras, las artes pictóricas, el teatro y el entretenimiento femenino.
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La gran mayoría de los primeros Ukiyo-e fueron producidos por los maestros de pintura tradicional para describir su vibrante sociedad. Los samurai y los comerciantes prósperos comenzaron a mandar hacer biombos y paneles con representaciones de bellas mujeres en sus quehaceres cotidianos, y los daimyos y cortesanos encargaron a los artistas del siglo XVII que pintaran escenas de la vida cotidiana y de sus posesiones para que otros las conocieran y se preservaran. Por su parte, los habitantes de las ciudades establecieron calles con teatros de kabuki y barrios de placer, que fueron tema e inspiración de los primeros artistas del Ukiyo-e.
Al popularizarse las representaciones pintadas, el público, que no podía comprar una obra original, comenzó a adquirir estampas que reproducían las escenas de losUkiyo-e pintados. Las pinturas de bellas mujeres, de cortesanas en los barrios de placer y los temas eróticos, tuvieron gran aceptación entre el público. Al darse cuenta algunos editores de la enorme demanda que tenían tales impresos, empezaron a producirlos en grandes cantidades.
Tipos de Ukiyo-e
Los temas más frecuentes en grabado del Ukiyo-e fueron los yakusha-e, de actores de teatro kabuki; las bijin-ga, de bellas mujeres; los musha-e, con imágenes de guerreros y, entre los más populares y exitosos, estaban los shunga-e, en los que se representaban escenas eróticas, que también servían como manuales para las cortesanas o como imágenes para la seducción.
Antes del siglo XVII, casi todo el arte impreso en Japón con elementos de Ukiyo-e se hacía en forma de álbum o libro ilustrado, impresos en blanco y negro en una sola hoja, pintados a mano con color rojo, sin texto explicativo y sin los nombres de quienes los creaban; a partir de la segunda mitad del siglo XVIII —con el perfeccionamiento de las técnicas de impresión a color—, la difusión del grabado en madera con temas Ukiyo-e llegó a tener un auge notable y, en el mismo lapso, los artistas comenzaron a ser conocidos y las obras de los más famosos, localizadas y coleccionadas. Nombres como Moronobu, Harunobu, Utamaro, Eishi, Shunsho, Kuniyoshi, Hiroshige y Hokusai, entre otros, fueron buscados en las estampas impresas que se vendían en expendios.
Los grabados eran expuestos en largas cuerdas y colgados con ganchos fuera del expendio para que la gente observara y eligiera el que más le gustara o el que le faltara en la serie de su colección.
También eran vendidos en las calles de las ciudades como Edo por personas que los ofrecían a los transeúntes. Ésta fue la forma habitual de adquirir un Ukiyo-e de temas políticos prohibidos o de shunga-e:
el vendedor se colocaba un amplio sombrero de alas anchas y se cubría la cara con una tela para no ser reconocido.