Publicado por Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente
Foto Abraham Paredes
El periodista, melómano e investigador Antonio Malacara Palacios está seguro de que “el jazz no será de masas, nunca, gracias a dios”. La afirmación, dijo, se da por una sensible razón: porque el jazz exige un escucha que sea parte de cada sonido, que se involucre, que sea muchas músicas; en suma, que sea activo a las síncopas del género.
“Hasta hace poco se decía que el jazz era solo para músicos. Es un terrible error. No puede ser entendido así porque ante todo el jazz es para disfrutarse”, consideró en el marco de la presentación en Puebla de su más reciente libro Atlas del jazz en México.
“El jazz –continuó Malacara Palacios– es para disfrutarse pero hay una bronca: que le exige al escucha que no sea pasivo, sino que intervenga, que no sea alguien que lo aprecia desde la baba como se hace con la mayoría de la música que es hecha para tragarse”, afirmó animado.
Para él, es claro que si el escucha no está dentro del discurso del jazz, sino es parte de cada sonido, de “todas las músicas que es”, difícilmente podrá ser parte de él.
“Es emocionante cuando te involucras en esa música que es muchas músicas, que te llama a ser parte de ella, que te convierte en un ente activo, algo que no hace cualquier género. Por eso el jazz no será de masas, nunca, gracias a dios”.
Por ende, agregó el colaborador de La Jornada, el jazz seguirá siendo de los jazzófilos, de una “enorme minoría”.
El jazz en México es una música mestiza
En el marco del BUAP Jazz Festival 2016 que organizó la vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura de la UAP, y acompañado por Jorge Fernández de Castro y Pablo Argüelles, promotores del género y conductores del programa radiofónico Sólo Jazz; Carlos González, conductor del programa Blue Note y Helio Huesca, director de relaciones públicas de la Filarmónica 5 de Mayo, el periodista Antonio Malacara señaló que el Atlas del jazz en México fue un libro que nació con la necesidad de “dejar de terciar”, es decir, de dejar a un lado su papel de pasar sus informaciones y decidirse a hacer un listado de los nombres de músicos, productores y compositores dedicados al género en el país.
Así, lo que pensó sería un “asunto sencillo”, ya que contaba con una lista que había preparado a lo largo de más de una década, fue complicándose por cuestiones técnicas y de organización, a la par de la inclusión de las más de 60 opiniones, entrevistas y comentarios realizados por promotores, empresarios e intérpretes del género a lo largo y ancho del país.
Después de tres años de trabajo resultó este volumen de 400 páginas que deja de manifiesto que el jazz se produce y degusta en todos los estados de la República Mexicana, incluido Puebla.
“Sabía que hay jazz en todos los estados. No tenía duda de eso, pero nunca imaginé que fuera tanto. Cuando saqué la lupa, me sorprendió enterarme y supe que me había metido a una broncota, pues no podríamos incluir en un libro todo lo que existe en el país”, señaló Antonio Malacara.
Agregó que no hay un solo hilo conductor al hacer jazz en México; más bien, expuso que son muchos lenguajes, como una serie de datos, como si fuera una gramática que envuelve más que un lenguaje.
“Hay muchos hilos conductores. El jazz en México es una música mestiza, lo que significa una enorme fortuna porque hay de todo: excelentes pianistas, grupos en activo haciendo música estilo Nueva Orleans, otras con un jazz más puro, trascendiendo conceptos, más por el free¸ los boops, haciendo un latin jazz, con músicas más étnicas y folklóricas, otros más improvisado, que es todo un reto”.
El autor de más de 10 libros sobre música y músicos afirmó que lo anterior demuestra que el jazz se ha dejado permear por los músicos locales no sólo en México sino en el mundo entero.
Destaca que el Atlas del jazz en México será alojado en un portal electrónico donde se integrará la información que presenta la publicación, incluyendo la que no se pudo incluir en el volumen.
A la par, se prepara una segunda edición física del Atlas del jazz en México que será en tres tomo; el primero de ellos sobre la discografía del jazz en el país, un “ejercicio que será angustiante” para su autor.