La Jornada
Nueva York. Inconscientemente, Max Beckmann predijo en su angustioso lienzo Falling Man (1950) el ataque terrorista que tendría lugar medio siglo después, el 11 de septiembre de 2001. Pero esa no es la única referencia a Nueva York en la obra de este genio expresionista alemán, a quien el Met rinde tributo con una gran exposición.
Hoy abre sus puertas "Max Beckmann in New York", que hasta el 20 de febrero mostrará en el Museo Metropolitano (Met) de la ciudad 40 obras de este pintor (1884-1950) cuyas creaciones fueron tildadas de "arte degenerado" por los nazis. Así, tras un exilio de 10 años en Ámsterdam, Beckmann se trasladó a St. Louis (Missouri) y en 1949 obtuvo su cátedra en el Brooklyn Museum Art School de Nueva York, donde residió 16 meses hasta su muerte.
Con préstamos de varios museos alemanes y colecciones privadas, la muestra pone de manifiesto la fascinación que el pintor sentía por la ciudad. "Se enamoró de Nueva York. Para él era como Berlín multiplicada por cien", afirma la curadora, Sabine Rewald. Exagerando un poco, Beckmann escribió a su mujer, conocida como Quappi, que en las calles de la metrópoti estadunidense podía escuchar entre siete y diez idiomas diferentes.
Sin embargo, nunca pintó escenas callejeras de Nueva York, a excepción del lienzo inacabado Optician's Window, para el que se inspiró en el escaparate de una óptica en el Lower East Side. "Creo que había demasiado donde elegir para él", explica Rewald. En The Town (City Night) capturó las tentaciones y los peligros de la gran ciudad: una mujer desnuda presentada como inocente está rodeada de figuras sospechosas que representan la prostitución, la pobreza, la codicia, ya violencia y la vulgaridad de la ciudad.
Aunque Beckmann debía sobrevivir con el bajo sueldo que recibía por sus clases en Brooklyn, era un cliente asiduo en locales refinados. Mientras que intentaba en vano entrar en el mercado francés, la prensa neoyorquina le alababa por su firme oposición al nazismo. Sin embargo, en St. Louis fue criticado y allí no se le permitió exponer The Town por los símbolos fálicos que contiene.
"Esos malditos freudianos", dijo Quappi cuando se enteró de la decisión.
No es la primera vez que el nombre de Max Beckmann aparece en el Museo Metropolitano. Allí se expuso suAutorretrato con chaqueta azul en 1950 junto a otras 300 obras de otros artistas después de que se presentara a un concurso del museo.
El artista, que no era especialmente sociable, no fue a la inauguración, pero una mañana soleada de diciembre decidió acercarse a ver la exposición. Sin embargo, nunca llegó: sufrió un infarto a la altura de la 69th Street, cerca del Central Park, y murió. Con ironía, Rewald apuntaba que "sus obras están por segunda vez en el museo y él de nuevo no está".