Excélsior
Audrey Azoulay, titular del Ministerio de Cultura de Francia, intuye una sola razón para explicar el éxito que tiene el arte mexicano en el extranjero: el amor absoluto a la obra de artistas como Frida Kahlo, Rufino Tamayo, Alfredo Zalce y a culturas como la maya y la azteca
CIUDAD DE MÉXICO.
De Francia a Alemania, de Inglaterra a Dinamarca, de Indonesia a Nueva Zelanda, el arte mexicano conquista públicos. Enamora expertos y primerizos. Produce filas extensas. Satura entradas. Conmociona, si por arte mexicano se entiende la pareja explosiva Diego Rivera-Frida Kahlo, la plástica revolucionaria de José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Alfredo Zalce y Gabriel Figueroa y el surrealismo de Remedios Varo o María Izquierdo. Esas obras que dan identidad, hecha marca garantizada en las taquillas de museos europeos.
Tal vez porque en esos óleos y esculturas del siglo XX se explica quiénes somos. O quiénes fuimos como nación. Cierto es que las estadísticas favorecen la presencia mexicana en el extranjero: 71 mil personas vieron en 2013 México. Una revolución en el arte 1910-1940, en la Royal Academy of Arts de Londres. El mismo año, El arte mexicano 1920-1960. Elogio del cuerpo, en el Museo Bellevue de Biarritz, en Francia, registró 30 mil visitantes. Y Miguel Covarrubias y Bali recibió mil 700 espectadores en el Museo Pasifika en Indonesia.
La ministra francesa de Cultura, Audrey Azoulay, no tiene más explicación que pensar que su país ama el arte mexicano. “Tremendamente golosos se vuelven todos los franceses y todas las francesas cuando de arte y de patrimonio mexicanos se trata; aman a México”.
Así argumentó la euforia en la inauguración de México 1900-1950: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias, en el Grand Palais de París, la primera semana de octubre. En ello coincidió la directora del Grand Palais, Sylvie Hubac: “Los franceses aman a los artistas mexicanos”. No hay más.
Es París, precisamente, la ciudad que más exposiciones mexicanas ha recibido en los últimos cinco años. Y, claro, más visitantes. Francia-México: miradas cruzadas fotográficas, en el Instituto Francés de América Latina; Mayas, revelación de un tiempo sin fin, en el Museo del Quai Branly, y el récord en cantidad de público:Diego Rivera y Frida Kahlo en el Museo de l’Orangerie, que alcanzó 310 mil personas en 83 días.
Curadurías exitosas
Sin duda, la figura de Frida Kahlo se ha colocado como la máxima representante del arte nacional en los últimos años. Frida Kahlo. Una vida en el arte, en el Museo Arken, de Copenhague, Dinamarca, registró 114 mil 643 visitantes. Un récord para el recinto en 2013. La misma muestra llegó a Roma en el Museo de La Scuderie del Quirinale, curada por Helga Prignitz-Poda, donde tuvo 332 mil visitantes.
La “Fridomanía” se extendió a Francia y ese mismo año la exposición-taller “Frida y yo”, una muestra sobre la vida de la pintora mexicana dirigida a los niños en el Centro Pompidou, cerró con más de 71 mil asistentes.
Seguida de Kahlo, las obras que retratan el periodo revolucionario son las más taquilleras. Mexico: A Revolution in Art, 1910-1940], en la Royal Academy of Arts de Londres, recibió en tres meses más de 71 mil visitantes. Entre los artistas estaban José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, José Guadalupe Posada, José Chávez Morado, María Izquierdo, Miguel Covarrubias y Roberto Montenegro.
Los mismos pintores integraron El arte mexicano 1920-1960- Elogio del cuerpo, en el museo Bellevue, de Biarritz, Francia, donde recibió 29 mil visitantes en 90 días. Entre 2013 y 2014, Miguel Covarrubias y Bali, muestra en el Museo Pasifika, Indonesia, fue visitada por más mil 700 personas, cifra récord para la isla.
Conquista prehispánica
Nuestro pasado prehispánico también vende. En curadurías que relatan la cosmovisión de las culturas mayas o aztecas, los visitantes se cuentan por miles. Para ejemplo, la muestra Aztecs. Conquest and Glory, que se presentó entre 2013 y 2014 en el Museum of New Zealand Te Papa Tongarewa, Nueva Zelanda, registró 60 mil visitas.
En París, el Museo del Quai Branly abrió las puertas a 236 mil personas para apreciar Teotihuacan, ciudad de los dioses. Exposición que recorrió Suiza, Alemania e Italia y sumó 350 mil personas.
El mismo recinto, en 2015, volvió a romper récord con Mayas, revelación de un tiempo sin fin, que tuvo una afluencia de 223 mil 581 personas. Fue la segunda más visitada de las 65 muestras temporales que presentaba el museo desde su fundación. Las piezas prehispánicas itineraron por el Museo de la Ciudad de Sao Paulo, Brasil, con 152 mil 724 visitantes, y en México la vieron 282 mil 746 personas.
Finalmente, el arte mexicano también cruza la frontera norte del país, y una de las exitosas muestras fue Bajo el cielo mexicano: Gabriel Figueroa-arte y cine, en 2014. Ocupó el Museo de Arte de la Ciudad de Los Ángeles County, con más de 13 mil 500 visitantes. Y si de arte contemporáneo se trata, también ha habido conquistas. Por ejemplo, Mexico Inside Out: themes in Art Since 1990, en el Modern Art Museum of Fort Worth, Texas.
Y, para cerrar los éxitos museográficos, otro representante de la plástica mexicana taquillero es Rufino Tamayo, artista que ha convocado a 140 mil personas en la muestra Tamayo, un solitario modernista mexicano, que cerró la semana pasada en la Galería Nacional de Canadá.