Por Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente
Los alfombristas mexicanos lo volvieron a hacer. Por tercer año consecutivo llenaron con su arte efímero los pasillos, las salas y los patios del Museo de arte religioso Santa Mónica como parte de la exposición La visita de las siete casas que se expondrá hasta el 23 de abril.
Un grupo de 30 creadores provenientes de la ciudad de Huamantla, Tlaxcala, encabezados por los maestros alfombristas Alejandro Lira y Abel Salazar, intervinieron los espacios de este espacio adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia con sus obras monumentales dispuestas al deleite visual.
Olotes, arenas, granzón –piedra de mármol–, chinamites y granos diversos –como maíz– fueron teñidos de manera multicolor para dar forma a las alfombras en las que se recrearon pasajes bíblicos de una manera particular: a veces de manera realista, otra más conceptual y aquellas que fueron resultado de una propia lectura.
Claudia Rico, miembro de los Alfombristas Mexicanos y una de las encargadas del proyecto en este año, señaló que la colectividad es el principal elemento que guía la labor de los alfombristas mexicanos.
Ello, agregó, porque la forma del trabajo, de construir y edificar estas intervenciones no se puede entender sino es a través de la labor colectiva, además del apoyo y la comunicación mutua.
Expuso que este año, al realizar siete intervenciones monumentales en el Patio de Profesas y el Patio de Novicias, así como en las salas interiores y los coros Alto y Bajo, implicó trabajar de manera ardua y colaborativa.
En algunos casos, por ejemplo, los equipos constituidos para cada una de las sietes alfombras trabajaron hasta 12 horas seguidas, mañana, tarde y noche, en la construcción de estas expresiones que “no intentan otra cosa que comunicar”, como precisó Claudia Rico.
La artesana mencionó además que cada uno de los tapetes mostrados en el Museo de Santa Mónica se trabajó de manera previa con la realización del diseño a cargo de Alejandro Lira, para continuar con su boceto y la realización de una planilla que funciona como un molde, el cual permite trabajar directo en el piso haciendo un calado multicolor.
Durante una entrevista, dijo que la colectividad y el compartir saberes han hecho que el colectivo de alfombristas crezca e incluya entre sus filas a reconocidos maestros tlaxcaltecas como el propio Abel Salazar y a nuevas generaciones de artesanos interesados en aprender este arte monumental.
“Son jóvenes que se identifican con los valores implícitos en el alfombrismo, con el sentido de enseñanza y aprendizaje que hay en él, con las ganas de comunicar”, consideró Claudia Rico.
En suma, consideró que además de la colectividad, la comunicación y el intercambio de saberes, al quehacer artístico que practican estos artesanos de Tlaxcala se suman aspectos como la inclusión y la tolerancia. “Queremos que México sea reconocido por el alfombrismo colectivo de obras incluyentes”, concluyó la integrante de los alfombristas mexicanos.