Antonio Vargas Reyes. Algarabía
Viajar nos ayuda a acumular experiencias, aprender de nosotros mismos y nos permite sorprendernos al conocer nuevos lugares y paisajes.
Todas las aventuras, contratiempos y cosas inesperadas que suceden durante un viaje suman a las anécdotas de nuestra vida que se quedan grabadas en nuestra memoria. A continuación le presentamos algunos casos reales de momentos dignos de recordar.
Nuevos amigos
Este caso le ocurrió a una fotógrafa que se dirigía a cubrir un evento. Estando en un vuelo, sucedió que algo fuera de la ventana contraria a su lado comenzó a llamar la atención de todos los tripulantes que se encontraban ahí.
Ella, sin pensarlo tomó su cámara y fue en busca de su espontánea exclusiva. A lo más que pudo llegar, fue a encontrar un asiento vacío junto a una mujer a quien tal ajetreo había pasado desapercibido.
Triste por perder su cobertura aérea, entabló conversación con su compañera de asiento sin pensar que desde ese momento surgiría una amistad duradera. Por cierto, lo que pasó afuera de la ventana no era más que una parvada de patos salvajes, se lo informaron al descender del vuelo.
Confort colectivo
De esas veces que ni el clima está de tu lado sucedió que una joven, en una noche lluviosa, tenía que abordar un vuelo. Antes de ingresar a la sala de espera, recibió un mensaje de quien era su novio en aquellos años con el siguiente texto: «Tu amiga y yo hemos estado saliendo desde hace un par de semanas. Creo que no podemos seguir con lo nuestro».
Con el corazón hundido en tristeza demostró tal estoicismo hasta que, ya en el vuelo, mientras veía la película ¿Y dónde están las rubias? (2004) no aguantó el llanto y terminó siendo consolada por casi todos los pasajeros que estaban a su alrededor.
Hoy en día está felizmente casada con un nuevo amor pero no puede ver aquella fatídica película.
Milagro de Navidad
En un aeropuerto de Europa en vísperas de Navidad sucedió la siguiente historia. Una joven que se encontraba realizando sus estudios de posgrado en el viejo continente iba a pasar su primera Navidad lejos 1de casa y sin su familia. Sin embargo, unos amigos en Florencia, Italia habían organizado una fiesta para pasar juntos esa fecha. El 24 de diciembre mientras estaban apunto de tomar el avión que la llevaría a su destino, cayó tremenda tormenta que canceló su vuelo.
Su reacción inminente fue llorar y llorar frente al encargado de la aerolínea porque pasaría Navidad sola. Consternado, el gerente de la aerolínea le obsequió un boleto en el siguiente vuelo y hasta en primera clase.