Por Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente
El antropólogo Adam Kuper (Sudáfrica, 1941) llamó a la creación de un nuevo enfoque en dicha disciplina, basado fundamentalmente en el diálogo y el interés de comprender al otro. Durante una charla aseveró que en el contexto sociopolítico actual, los grandes debates comienzan a dejar atrás perspectivas como “derecha e izquierda”, para hablar más de “nacionalismo e internacionalismo, es decir, de grupos nativos y cosmopolitas”.
Ese mismo cambio ha permeado en las ciencias humanas, motivo por el cual, dijo, se necesita impulsar un nuevo género de “antropología cosmopolita”, en la cual puedan retomarse enfoques que por décadas han sido vistos como opuestos. Es el caso de los estudios humanísticos de identidades culturales, enfrentados a los que parten de las ciencias naturales; o a las disciplinas sociales que basan sus análisis en conceptos como avance tecnológico, desarrollo político, económico y racionalidad.
Una nueva teoría basada en el diálogo y el interés de comprender al otro.
Tras hacer un recuento de la manera en que, desde las teorías evolucionistas del siglo XIX, se ha llegado hasta los estudios contemporáneos de pequeños grupos identitarios, el teórico dijo además que la antropología del siglo XXI debe evitar aislarse de otras disciplinas y, por el contrario, involucrar en sus proyectos a la mayor cantidad de ciencias que puedan ayudar a un caso de estudio determinado.
“No debe existir un monopolio antropológico. Pueden usarse recursos de áreas como la sociología o los estudios culturales”, indicó Kuper, al tiempo que llamar a los antropólogos a mantener tres herramientas clave en sus actividades diarias: mente abierta, curiosidad y voluntad de diálogo.
El antropólogo sudafricano explicó que la sofisticación de las teorías antropológicas tendrá esencialmente que ver con el diálogo, la conversación y el debate entre aquellos que se especialicen en esa y otras disciplinas humanísticas.
El autor de El primate elegido (1994) y Cultura. La versión de los antropólogos (1999), aseguró que tras prácticamente una vida dedicada al trabajo antropológico, su mayor descubrimiento es que la gente es igual en cualquier sitio, sólo que vive bajo diferentes circunstancias.