Por Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente
Foto Abraham Paredes
La Biblioteca Digital Mexicana (BDM) suma a su acervo virtual un documento poblano más. Esta vez, se trata de un libro del teólogo, orientalista y científico alemán Athanasius Kircher (1602–1680), resguardado en el acervo de la Biblioteca Palafoxiana.
A la colección ubicada en el sitio electrónico www.bdmx.mx se añade el Arca Nöe, un texto de 1675, una obra latina que “contiene textos en numerosas lenguas antiguas (griego, hebreo, siríaco, copto), en su tipografía propia, así como más de 100 grabados en madera”.
Como se explica en el texto introductorio del material digitalizado y puesto a la disposición del público en general, el propósito de la obra de Kircher “es insólito: darle un uso científico a la historia bíblica del diluvio, para documentar la historia humana, animal y material antes y después de ese gran suceso, que daba por cierto y quería conocer o imaginar en todos sus detalles”.
En dicha introducción se añade que “el Arca de Noé fue una de las últimas obras de Kircher. Junto con su Turris Babel, se inscribe en el esfuerzo de muchos sabios de la época..., por comparar y establecer las cronologías de la historia natural y humana del mundo”.
Lo anterior, “significaba el riesgoso esfuerzo de ahondar la profundidad del pasado más allá de su origen judeocristiano, el diluvio, lo que ya jesuitas estudiosos de los anales históricos chinos estaban realizando. Todo ello suponía problemas complejos, teóricos o teológicos”.
Se acota que Kircher integró particularmente la historia y la cultura del Egipto antiguo al legado cristiano, echando mano de jeroglíficos y documentos históricos, necesarios para reconstruir las cronologías antiguas, incluyendo con ello la historia y tradiciones sacras y paganas.
“Buscando adaptar la prolijidad de lo real a la historia sacra, tomada ésta al pie de la letra, Kircher incluye en el Arca de Noé clasificaciones y esquemas minuciosos de las especies animales que hubieran cabido en el Arca de Noé. “Como éstas no pasaban de unas 50 parejas, propone la teoría de los animales híbridos. De aquellas especies elegidas para el Arca hubieran salido todas los demás: las jirafas, por ejemplo, serían resultado de la mezcla de camellos y leopardos”.
Se indica que para el caso de México, Athanasius Kircher interesa “por el gusto que por su obra tuvieron Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora, entre otros sabios y religiosos interesados en sus invenciones científico–metafísicas y en sus afanes de integración de historia y geografía sacras y profanas”.
En ese sentido, en la BDM se menciona que “el pintor Miguel Cabrera retrató a Sor Juana con un librero tras ella, en el que destaca, discretamente suspendido en el aire, un tomo de Kircher”. Incluso se indica que Sor Juana inventó un término, kirkerizar, con el que “muestra tanto su espíritu juguetón como su simpatía por el afán kircheriano de buscar correspondencias ocultas entre todas las cosas, por medio de sabias o mágicas combinaciones.
Se expone además que “Octavio Paz hace una lectura del Primero sueño, de Sor Juana, como una pieza kircheriana: en su forma narrativa, inspirada en el sueño cósmico del Itinerarium exstaticum, y como una construcción en buena medida visual, misteriosa, hecha de luces y sombras, juegos de espejos, fantasmas, inspirada en la linterna mágica, famoso artefacto expuesto por Kircher en el Collegio Romano”.
Mientras que “el interés de Sigüenza por Kircher fue propiamente científico. Con ocasión del cometa que apareció en noviembre de 1680, mes por cierto de la muerte de Kircher, estudió numerosas obras del alemán, el Mundus subterraneus y el Arca Noë entre ellas, en el afán de despojar a los cometas de las supersticiones del vulgo”.
De igual forma, se menciona que “Francisco Ximénez, director del Colegio del Espíritu Santo (jesuita) de Puebla, había conocido de joven, en Francia, a Athanasius Kircher” y sería él quien le regalaría al obispo poblano Diego Osorio de Escobar ejemplares de sus obras, e introducirá la obra kircheriana a un joven estudiante del colegio: al michoacano Alejandro Fabián, quien intercambiará objetos singulares con Kircher y tendrá con él una vívida correspondencia.
La influencia kircheriana “se refleja también en la obra del jesuita Alonso Ramos, rector del colegio de Puebla, confesor y biógrafo de la mística hindú–poblana Catarina de San Juan (16081688)”; así como de Francisco de Florencia, el autor de la Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España (1694).
Por último, se explica que “los papeles de la Inquisición registran la entrada de un ejemplar del Arca Noë a la Nueva España en 1699, a manos de Juan de Soto Noguera: pudo ser el ejemplar de la Biblioteca Palafoxiana que ahora publicamos”. Incluso, que “en su cuarta imagen y en la página 61 alguien escribió en tinta: “de la librería del convento del Espíritu Santo de la Puebla”, mismos que estaban asociados al Colegio del Espíritu Santo (hoy parte del Edificio Carolino), que dirigió el mencionado Francisco Ximénez.
“Cotejando este tomo con el ejemplar publicado en el sitio francés Gallica, de la Biblioteca Nacional de Francia, hemos observado que al nuestro le faltan siete ilustraciones...; particularmente no incluye la ilustración final de la obra, que sí contiene nuestro ejemplar: Arbor Genealogiae Noëtica, Árbol genealógico de Noé”.