MÉXICO DESCONOCIDO
Te explicamos la función de cada uno de los curanderos que existen en México para que te adentres en el mundo de la medicina tradicional mexicana.
La medicina tradicional que se realiza actualmente en México es una amalgama de prácticas curativas que existían desde antes de la llegada de los conquistadores, las introducidas por los españoles durante la Colonia y las provenientes del continente africano a través de los esclavos. Todas conformaron una gama de saberes y prácticas en torno al cuerpo humano, los humores, la flora y fauna, el medio ambiente y las fuerzas que dominan y regulan el complejo salud-enfermedad. Esta última no siempre es concebida desde el punto de vista individual, también es tratada familiar o colectivamente, ya que la enfermedad puede funcionar como un regulador social..
Según quienes practican la medicina tradicional, las enfermedades pueden ser consecuencia de causas naturales o sobrenaturales. Las primeras pueden ser tratadas también por la medicina alópata y para las segundas es necesaria la intervención de los médicos tradicionales, quienes aseguran que aunque algunas de las enfermedades corresponden a padecimientos físicos, la gran mayoría son atribuidas a transgresiones de las normas sociales, desequilibrios del orden natural de las cosas y las fuerzas sobrenaturales. Las dos, trasgresiones y desequilibrios, traen como consecuencia castigos divinos provenientes de Dios, los santos, la Virgen o “seres” mágicos y por lo general, son ellos los que tienen la facultad de curar, una vez que se haya reparado la falta o las cosas hayan regresado a su equilibrio normal.
Se piensa que las enfermedades también pueden ser provocadas por la intervención de un ser maligno, ya sea por accidente o porque haya sido convocado por un hechicero para provocar el daño a una tercera persona. En estos conjuros, el alma del individuo es la víctima principal, la cual, al ser separada del cuerpo causa la enfermedad. Aunque no necesariamente la presencia de fuerzas malignas puede ser el origen de estas enfermedades, existen espíritus de difuntos que aún se encuentran en el mundo de los vivos, como sucede entre los mexicaneros de Durango, en donde se atiende “la corrida del alma”. Para poder curar la enfermedad primero es necesario conocer el origen de la misma, el cual puede ser revelado a través del sueño, la pulsación, el humo (del tabaco o las velas), las cartas, el agua o la lectura del maíz. Una vez conocido el diagnóstico, la enfermedad puede ser tratada por medio de los rezos, infusiones naturales, limpias, tabaco, flechas y plumas, entre otras cosas.
En términos generales todos son curanderos, ellos se dedican a encaminar sus acciones hacia la salud del enfermo. En esta categoría se encuentran los yerberos, rezanderos, pulsadores, hueseros, parteras, chupadores, adivinadores, sopladores, médiums y mara´kames. Los curanderos por lo general han recibido este don por asignación divina, por la transferencia de conocimientos de otro curandero o por medio natural, aunque también puede ser de forma hereditaria. Se cree que esta gracia puede recibirla a través de los sueños, pero también puede ser descubierta por otro curandero. El médico tradicional o curandero constituye el intermediario entre los seres divinos o mágicos y el enfermo. A través de él se da la comunicación para solicitar la salud, enfrentar la enfermedad y a quien la causa, aunque también practican acciones preventivas. El pago por sus servicios generalmente se da en especie, pues se considera que al haber recibido el don de sanar, implica un compromiso con la comunidad y sus semejantes.
Al igual que las enfermedades, los curanderos pueden recibir distintos nombres según la región del país en que se encuentren o particularmente en algunos grupos indígenas. Sin pretender hacer un recuento exhaustivo de todos ellos, mencionaremos aquí los más representativos:
Adivinadores
Su papel es fundamental para conocer el origen de la enfermedad, y esta puede ser descubierta a través del sueño, el humo (provocado por el tabaco, el incienso o las velas) las pulsaciones, las cartas o el agua. Este último, como sucede en algunas comunidades purépechas de Michoacán, en donde el origen del mal o la silueta de quien lo ha provocado, se ve reflejado en una botella de agua para que lo identifiquen los afectados. La adivinación por medio de la lectura del maíz es una tradición mesoamericana y consiste en lanzar granos de maíz en pares o en número de 13 (después de rezarles y haber hecho una cruz con ellos) a una mesa, el piso o la cama en donde se imagina un círculo. Uno de los granos representa al paciente, y según la posición que adopten estos, se puede diagnosticar la enfermedad. Otra práctica recurrente para conocer el daño es el consumo de plantas, raíces o cactáceas, ya sea por parte del paciente, el curandero o ambos. Un claro ejemplo de esta práctica se da entre los huicholes y tarahumaras con el peyote, y los mazatecos con los hongos.
Yerberos
Son quienes poseen el conocimiento milenario de la herbolaria a través de la cual remedian ciertos males. En base a este conocimiento preparan infusiones, pomadas, aceites y lociones para curar o prevenir la enfermedad. Son ellos los encargados de llevar a cabo las limpias, en las que además de las plantas y sus derivados, se valen de incienso, tabaco, veladoras y oraciones. Por lo general, las limpias se desarrollan frente a un altar, sacudiendo con ramas —y en algunas ocasiones golpeando— al paciente, para posteriormente frotarle un huevo en el cuerpo, haciendo especial énfasis en la cabeza. Acto seguido, rompen el cascarón y vacían la yema entera en un vaso de agua, en donde se manifiesta el daño. De esta manera, se cree que la enfermedad del paciente ha sido extraída por medio del huevo. Algunas de las enfermedades más comunes que suelen curar los yerberos son “el mal de ojo”, “el aire”, “el empacho” y “el espanto”.
Rezanderos
Son quienes tienen la facultad de sanar algunas enfermedades a través de las oraciones. Fungen como intermediarios entre los seres divinos y el paciente, y por lo general, llevan a cabo sus acciones petitorias en el interior de las iglesias, frente a un altar o en los lugares considerados sagrados como cuevas, cerros y encrucijadas de caminos. Complementan su oración con la quema de incienso o copal, huevos y aguardiente, así como algunas ofrendas. Las velas son indispensables en su oficio y varían en cantidad, tamaño y color, según el padecimiento o petición. Para que el rezo sea eficaz, debe ser un acto repetitivo y este puede durar varias horas, provocando muchas veces entrar en “trance” al rezandero. Por su amplio conocimiento de las oraciones, es solicitado igualmente para participar en funerales, ceremonias petitorias, de bendición de la tierra, novenarios y velación de santos. Por lo general, gozan de gran prestigio y estatus en las comunidades indígenas, y suelen tener un cargo religioso.
Hueseros y Sobadores
Aunque las acciones de estos dos especialistas pueden resultar muy similares, cada uno tiene una función específica. Los hueseros atienden principalmente los problemas de luxaciones, fracturas, dolor de articulaciones, esguinces y torceduras. En cambio los sobadores acomodan y corrigen ciertas malformaciones, sobando básicamente sobre el miembro afectado o inflamado. Para ello hacen uso de aceites animales y vegetales, bálsamos y pomadas que ellos mismos preparan. Igualmente los sobadores son de gran ayuda para las mujeres embarazadas, tanto para aliviar los dolores de espalda provocados por el peso del bebé, como para corregir la mala posición del producto. En este sentido, suelen tener funciones similares a las de las parteras.
Parteras
No sólo asisten a la paciente durante el parto, además, lo hacen antes y después de éste. Por medio del tacto, masajes y baños de temascal, la partera está siempre al cuidado previo al parto de la paciente. Y al igual que los sobadores, de ser necesario, se encarga de corregir la posición del producto utilizando hojas de aguacate y masajes en el temascal. Una vez nacido el bebé, se encarga de los primeros cuidados de éste, al igual que de la madre. En algunos grupos indígenas, al nacer el niño se guarda la placenta y a los tres días se saca y se lava bien, para después enterrarla bajo un árbol de aguacate. Otra función que suele realizar la partera es corregir en los niños la “caída de mollera”, ocasionada por una fuerte sacudida cuando están en su etapa tierna, para ello introducen un dedo en la boquita del pequeño haciendo presión en el velo del paladar para acomodar la mollera. Después frotan aceite en la cabeza.
Chupadores
Extraen mediante la succión lo que se considera como “mala sangre”, que puede estar dañada o descompuesta al haber recibido la persona un fuerte golpe, un derramamiento de bilis, entre otros. Después de enjuagarse la boca con aguardiente o mezcal, el chupador hace la succión directamente en la parte adolorida y extrae sangre descompuesta, escupiéndola en un recipiente y repitiendo esta misma acción, hasta que se considera que se ha extraído completamente el mal. La sangre se entierra en un lugar cercano.
Mara´kame
El mara´kame huichol posee el don de curar varias enfermedades, ya que su conocimiento es amplio y domina varias especialidades. Es a la vez un rezandero, cantador, yerbero, pulsador, soplador y chupador. Cuando la enfermedad proviene de un hechizo, practica una limpia al enfermo, con plumas y humo de tabaco, para después succionar con su boca el mal del cuerpo del paciente. Muchas veces este daño sale convertido en pequeñas piedras, que el mara´kame escupe al viento. Cumple también con la función de guía durante las peregrinaciones, así como en rituales y ceremoniales de la comunidad.
Curandero
Al igual que el mara´kame, el curandero entre los mexicaneros y tepehuanos de Durango tiene la facultad de enfrentar y curar varias enfermedades, particularmente cuatro consideradas como peligrosas. Debe ser del sexo masculino y prepararse durante cinco años con constantes ayunos. Durante ese tiempo debe hacerse de sus utensilios de trabajo para las futuras curaciones. Se trata de flechas a las que se atan plumas y cada flecha representa la enfermedad que se debe curar. Igualmente hacen uso del tabaco, el agua, las oraciones y el sueño. Las enfermedades consideradas como peligrosas son el “cochiste”, la “pulgación”, la “corrida del alma” y la brujería. La primera consiste en una especie de sueño que ataca a los niños desde que son bebés hasta los 13 años. Se manifiesta como un sueño intenso, diarreas o llanto constante y puede ser ocasionada por la falta del cumplimiento de los padres para efectuar las ceremonias agrícolas o tal vez debido a relaciones sexuales en estado de ayuno.
La “pulgación” es una enfermedad venérea que se presenta en los adultos como ardores en el vientre femenino o en el sexo masculino al orinar. Las causas pueden ser las mismas que ocasionan el “cochiste” en los niños. En cuanto a la “corrida del alma”, es la enfermedad ocasionada a los familiares vivos de una persona que ha fallecido. Entonces el aliento del difunto debe ser expulsado del mundo de los vivos.
Espiritistas y Médiums
Ellos han recibido la facultad de curar por medio del espíritu de un ser divino, el cual se posesiona del cuerpo del curandero mediante un trance. Un claro ejemplo de estos especialistas son los curanderos fidencistas, quienes reciben el espíritu del Niño Fidencio. Estos reciben el nombre de cajitas, vasos o materias, por ser considerados el recipiente o medio por el cual ciertos espíritus se posesionan de su cuerpo para realizar las curaciones, pueden ser poseídos también por el espíritu del Santo Niño de Atocha, Pancho Villa, la Niña Aurorita y hasta el de una gitana. Muchas materias poseen este don desde su nacimiento y otras lo adquieren durante un sueño o visión. Según sea el espíritu que toma posesión, éste regula el comportamiento de cada materia, comportándose como el personaje original. La posesión se da por medio de un trance y junto con él llegan las facultades curativas. Los métodos curativos más recurrentes son la frotación con lociones, la receta de infusiones, el contacto físico y las barridas o rameadas. Algunas materias llegan a practicar pequeñas operaciones utilizando instrumentos rudimentarios, como navajas o vidrios de botellas. Estos personajes son también los guías de sus misiones religiosas (el Fidencismo está considerado como una religión).
Brujos
Aunque existen diferentes tipos de especialistas que practican la magia blanca, negra, amarilla, el vudú y la santería, aquí sólo consideramos a los primeros, pues quien hace uso de la magia blanca lo hace en función de procurar la salud o prevenir las enfermedades. El llamado brujo blanco trabaja generalmente con santos y vírgenes, de quien recibe los poderes curativos y a quienes les solicita la salud del paciente. Para ello se vale de incienso, veladoras, lociones, huevos, animales domésticos, amuletos y especialmente de la herbolaria. Aunque éstos se pueden encontrar en todo el país, los más famosos se localizan en la región de los Tuxtlas y en Catemaco, Veracruz.