Entre ambas civilizaciones existe un vínculo histórico, pues nunca se sometieron o lucharon entre sí, apuntó Diego Prieto, director del INAH
La muestra coincide con los 40 años del descubrimiento de la Coyolxauhqui y los 30 de la creación del museo del Templo Mayor
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El Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México alberga Mayas: lenguaje de la belleza; ambas exposiciones buscan reconocer que Yucatán estuvo en la mirada de la primera globalizaciónFoto Miguel Durán e INAH
Paul Antoine de Matos
La Jornada Maya
Al inaugurar el viernes pasado la exposición Mexicas: elegidos del Sol, en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, expresó que entre la cultura maya y la mexica existe un diálogo histórico, fructífero y necesario, pues nunca se sometieron o lucharon entre sí. Los mexicas fueron cuidadosos de pasar de ladito y pasar a Centroamérica sin buscar mayores conflictos con los mayas, pero coincidieron al rescatar la herencia tolteca como cultura madre.
El funcionario agregó que para ser motivo de diálogo, encuentro, búsqueda y enriquecimiento compartido entre los diferentes universos simbólicos, lingüísticos y culturales, al instituto le corresponde acreditar la perspectiva pluricultural, multilingüe y multiétnica, para construir una idea de la diversidad, en la cual la diferencia no sea motivo de exclusión, discriminación, sometimiento y desigualdad, como ha sido durante siglos.
Los mexicas están en Yucatán, y los mayas en la Ciudad de México, en el Museo Nacional de Antropología, con Mayas: lenguaje de la belleza, resaltó, por lo que ambas exposiciones buscan reconocer que Yucatán se puso en la mirada de lo que se podría llamar la primera globalización con los exploradores en las costas y las tierras de la península.
Los mexicas, continuó, formaron un imperio por medio de alianzas y guerra, de conquistas y sangre, y constituyeron también un gran Estado sustentado en la unificación y diversificación de pueblos, resultado de mezclas y migraciones, como ahora es el México contemporáneo. Temas que se atisban desde el pasado para sacar las lecciones para construir un mejor futuro.
“Mítica isla de Aztlán, tras años de andar, asentamiento y expulsión, fundaron su ciudad capital: la gran Tenochtitlán. Dirigidos por su dios Huitzilopochtli, daban nueva vida a la tierra con cada amanecer en los sacrificios, aseguraban que el Sol pudiera salir cada mañana.
En la exposición destacan las piezas procedentes del Templo Mayor, de la exposición Nuestra sangre, nuestro color: la escultura polícroma de Tenochtitlán, dos réplicas exactas, cromatizadas tras estudios de Leonardo Lóez Luján, de la Coyolxauhqui y el Guerrero Estelar.
La exposición del Palacio Cantón coincide con los 40 años del descubrimiento de la Coyolxauhqui y los 30 de la creación del museo del Templo Mayor.
El director del INAH recalcó que el Palacio Cantón da vida cultural a la península de Yucatán, pero también aporta a la reactivación del turismo en la entidad; destacó la importancia de realizar exposiciones como la actual, que incluye 118 piezas provenientes de los acervos del Museo Nacional de Antropología y el Museo del Templo Mayor.
También indicó que aunque el país tiene el nombre de una de las grandes culturas que habitaron Mesoamérica, México es muchos pueblos, es muchas culturas, es muchas historias, es muchas identidades.
La directora del Palacio Cantón, Giovana Jaspersen García dijo que se trata de un viaje por el centro de México desde Yucatán, por lo que se expone en Mérida para que los visitantes al museo conozcan tanto las similitudes como los intercambios entre ambas culturas.
Se trata de un diálogo entre lo mexica y lo maya, con la cultura como la herramienta pacificadora, explicó la funcionaria.
Respecto del concierto de Armando Manzanero en Chichén Itzá, el director del INAH dijo que se cuenta con un reglamento que revisa minuciosamente los aspectos de conservación de la zona arqueológica y también de seguridad para los asistentes.
Reconoció que en esa zona arqueológica es necesario que los recursos recolectados por las autoridades estatales sean dirigidos hacia los proyectos de restauración y conservación del patrimonio de la región, así como al desarrollo de infraestructura que permita al lugar ser más atractivo.