Por Paula Carrizosa
La estudiosa del cine Itzia Fernández señaló que es necesario pensar en lo que significa un proyecto como el Festival Internacional de Cine (FIC) Silente para el país y el mundo, dado que demuestra la vigencia, el vigor y el auge que tiene este tipo de producción cinematográfica para los espectadores.
Hace unos días, al participar en el primer Coloquio internacional de cine silente que se realizó en el marco del segundo FIC Silente afirmó que ver y analizar este género “es pertinente para dialogar sobre nuestra cultura cinematográfica”.
No obstante, continuó la doctora en Estudios cinematográficos y del audiovisual, señaló que esta “cultura audiovisual está en ruinas” debido a que a partir de los años 90 del siglo anterior el cine silente “está incompleto, fragmentado y destruido”, aunque “hay optimistas que le llaman extraviado”.
Mencionó que existen alrededor de 30 mil títulos, tanto de ficción como no ficción, sobre los cuales cada año hay hallazgos.
“De ellos 80 por ciento está perdido o extraviado. Así, mientras países como Italia tiene recuperado y preservado 25 por ciento de su producción, en México la cifra va de 1 a 2 por ciento”, expuso durante una ponencia.
La también curadora y colaboradora de diversos festivales continuó que estas situaciones hacen que el cine silente sea importante: lo mismo por sus “incunables”, como por los filmes coloreados a mano o aquellos que tuvieron finales diversos.
En el caso de México, Itzia Fernández destacó el trabajo de archivos como el Toscano, colecciones como la de Edmundo Gabilondo, lo hecho por el cine regional de Orizaba, la labor de revistas como Cine mundial o instituciones como la Filmoteca de la UNAM.
Asimismo, valoró el quehacer de las cinematecas, los ciclos de cine y los cineclubes existentes en diferentes ciudades del país.
De igual forma, refirió al valor que tiene la labor de investigación de personajes clave como Aurelio de los Reyes, Eduardo de la Vega y Julia Tuñón, entre muchos otros, que hacen un cruce generacional con nuevos estudiosos de la disciplina, misma que se hace no solo en el país sino cruzando las fronteras
Fernández estimó también el papel que tienen las universidades que hacen visibles sus colecciones, posibilitando la interpretación de sus acervos, además de los festivales, como el FIC Silente, que en conjunto provocan una “alfabetización visual para cualquier espectador”.