El dibujante tapatío publica Historias desconocidas de la Conquista tras una indagación un poco surrealista
VIRGINIA BAUTISTA
Foto: Daniel Betanzos
CIUDD DE MÉXICO.
¿Sabías que en la época prehispánica existía ya un fuerte racismo, que los aztecas manejaban el albur de manera cotidiana y que incluso la idea del emoticón del corazón nació en medio de un sacrificio humano?
Éstas y otras anécdotas, reales e inventadas, nutren el libro Historias desconocidas de la Conquista, que el caricaturista tapatío José Trinidad Camacho (Trino) acaba de publicar en Tusquets.
Tras una “investigación surrealista”, el comunicólogo egresado del ITESO de Guadalajara hurga en la idiosincrasia azteca, olmeca y maya y da vida a una serie de cuadros inéditos en los muestra los orígenes de los males que actualmente enfrentan los mexicanos.
El volumen de 107 páginas, que se presenta hoy, a las 16:00 horas, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, explora uno de los pasajes más conocidos de la historia nacional, pero de forma irreverente y distinta a como lo contaron en la escuela.
“Es un libro de humor para llegarle a la generación millenial, que entiendan que la historia de la Conquista puede ser divertida. Y usar los emoticones, el internet y las redes sociales ayudan mucho a acercar el libro a los jóvenes”, explica Trino en entrevista.
“No es un título didáctico, de investigación, sino algo divertido que ofrece una introducción para muchos chavos a la historia. Trae elementos reales, pero tratados con humor y desparpajo sabroso”, añade.
Los extraterrestres, los tacos, los mirreyes, la mariguana, el juego de pelota, la figura de la gordi-buena que fue retirada del Calendario Azteca, los hombres flojos o inútiles, el Twitter, las mujeres mandonas, el doble sentido, el nacimiento del cero maya y hasta el acoso sexual de Hernán Cortés hacia La Malinche. Nada escapa a la mirada crítica del monero nacido en 1961.
“Es un poco la identidad del mexicano. Lo que hago es políticamente incorrecto y no es para que me tomen muy en serio. Se trata de acercamientos a cuestiones actuales dándole ese giro un poco surrealista”, señala.
Sobre el racismo apunta que “los aztecas eran súper racistas, eran imperialistas, traían de bajada y hacían
bullying a los toltecas, a los olmecas y a los mayas”.
Respecto a por qué ubica el nacimiento del emoticón del corazón durante un sacrificio humano, señala que “me gusta la idea de esta tendencia que tenían los aztecas de sacarle el corazón a las personas, que era como si fuera el alma. Lo único con lo que no estoy de acuerdo es que sacrificaban a las princesas más bonitas, imagínate. Yo pediría que sacrifiquen a las feas”, dice en broma.
Las actitudes de la mujer y el hombre son analizadas por igual en estos cartones confeccionados ex profeso para el libro. “Las dibujo carnositas porque no me gustan flacas. Para las bromas simplemente tomo la idiosincrasia mexicana y la plasmo, porque existe. También hay una crítica al género masculino, que somos lo peor, no hemos avanzado mucho. Las mujeres tienen un poder impresionante, son más autocríticas. Admiro la fuerza femenina, pero también somos humoristas”.
Trino aclara que aborda poco el tema del acoso. “Ahorita no puedes hacer tanto humor de eso, porque se toma a mal. La vida debe tener esa justa medida. Por supuesto que hay acoso, por supuesto que los hombres son muy salvajes y muy trogloditas en ese sentido; pero tenemos que encontrar un punto medio en el que todos se sientan bien. Imagínate, si Harvey Weinstein está con un pie en la cárcel, si ahorita viviera Mauricio Garcés estaría en Almoloya o en las Islas Marías”.
El coautor, junto con el monero Jis, de personajes como La Tetona Mendoza, los Zombies de Sahuayo o la Quiquis Corcuera, dedica el libro a su padre y a Eduardo del Río Rius, que murieron el año pasado. “En realidad se murieron dos papás míos, el biológico que amaba y el espiritual, era nuestro guía. Mi papá me mostró a Rius y lo admiraba mucho. Se los dediqué a ambos”.
Trino tiene en proceso otro libro sobre el amor y el desamor. “Algo que nos interesa a todos, no solamente a los mexicanos. Enamorarte y desenamorarte es muy
millennial. Ahora les dan premios a los que se divorcian rápido. Es cómo se vive hoy la práctica amorosa”.