Han iniciado los trabajos de rescate, conservación y restauración del Acueducto Padre Fray Francisco de Tembleque, considerado el monumento de mayor longitud en México, el cual data del siglo XVI. Abarca 42 kilómetros, cruza los estados de Hidalgo y México y es una joya arquitectónica, donde también se han identificado al menos 50 glifos prehispánicos, explica a Crónica Raúl Delgado Lamas, titular de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural, de Conaculta.
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha comenzado a integrar el expediente que tramitará la solicitud para incluir este monumento en la lista de Patrimonio de la Humanidad y parte de los recursos que financiarán los trabajos de conservación y restauración, con 800 mil dólares, han sido aportados por el programa Fondo de los Embajadores de los Estados Unidos de América para la Preservación Cultural, del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América.
A esto se suman los 19 millones de pesos que Conaculta ha invertido en los años 2009, 2011 y 2013 para su rescate, preservación, conservación, salvaguarda. Por ahora, explica Delgado Lamas, trabaja con su equipo en la identificación de las zonas con mayores deterioros y ya alista el plan para la total restauración del monumento.
—¿Se incluirán aportaciones estatales o municipales?
—Nosotros depositamos el recurso del Fondo de los Embajadores en una subcuenta del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y tenemos la esperanza de que los gobiernos del Estado de México e Hidalgo también aporten recursos. Incluso sería importante gestionar con la Secretaría de Turismo porque el acueducto tiene una fortaleza bárbara para el turismo.
—¿Cuánto dinero adicional se requerirá para concluir los trabajos de conservación y restauración del Acueducto de Tembleque?
—Cuando tengamos el diagnóstico sabremos de qué tamaño será la cirugía y el tratamiento, pero a grosso modo se necesitarían cerca de 40 millones de pesos adicionales para dejarlo funcionando.
"DAÑOS REVERSIBLES". Pese a tratarse de una construcción del siglo XVI que requirió dos décadas de trabajo, este monumento no presenta daños mayores, asegura Delgado Lamas. "Todos los daños son externos y fácilmente reversibles", y hasta se ha pensado que en el futuro podría seguir suministrando agua, como lo hizo durante la época Colonial.
De inicio, el diagnóstico en torno a este Acueducto apunta que ha perdido material a causa del viento y hasta el momento no había recibido atención en su conservación. También ha sufrido vandalismo a causa de grafitis. Y recientemente se ha detectado actividad turística incontrolada. "Hay gente que llega y visita, pero para ellos es un desafío caminar encima de toda la arquería"
Antes esta situación, el funcionario asegura que se construirá una banda de protección a ambos lados del monumento para que el público lo pueda visitar con seguridad. Y reconoció que ya trabajan, con el INAH, en un decreto de protección de su perímetro, que podría incluir también las áreas urbanas por donde pasa el Acueducto.
—¿Cuál es la parte más afectada del Acueducto?
—La "arquería monumental". Así que en una primera fase vamos a intervenirla, pues en la parte superior está perdiendo material; es la parte más esbelta y necesitamos revisar su seguridad estructural, por lo que estamos invitando al Instituto de Ingeniería de la UNAM para que nos acompañe en esta revisión y reconocimiento técnico del monumento, para tener un diagnóstico lo más completo y apegado a la ciencia.
Paralelamente se revisará dónde es necesario calzar la mampostería para reponer la mezcla, el aglutinante que ya perdió y reforzarlos, con las recomendaciones del propio Instituto de Ingeniería.
"Por ahora estamos haciendo los levantamientos físicos del monumento. Nos encontramos en los trabajos geotécnicos para ver cómo están las capas del subsuelo y la resistencia del monumento, revisando cimentación de las arquerías monumentales".
—¿Se le aplicará algún tratamiento especial a la arquería?
—No. Será el mismo tradicional que demostró su eficacia por más de 400 años: reponer los aplanados a la cal que tenía en el interior y luego seguramente esto dejará una enseñanza en los pueblos para que lo sigan manteniendo, pues requerirá atención permanente.
—¿Cuándo se concluirá la primera etapa?
—No tenemos un plazo porque estamos construyendo el mecanismo administrativo para darle transparencia a la aplicación de los recursos obtenidos. Pero creo que posiblemente esta fase podría quedar lista en el primer trienio de la administración del licenciado Rafael Tovar. No puede pasar de tres años.
GLIFOS. Al profundizar en el Acueducto, el equipo de Sitios y Monumentos identificó al menos cincuenta glifos prehispánicos en la 'arquería monumental', pero recientemente se han detectado otros en la cimentación, adelantó Julio Valencia, director de Obras de Restauración de Sitios y Monumentos.
"Tenemos fotografiados y dibujados los glifos pero aún no hay una conclusión sobre ellos, por lo que sigue siendo un reto descifrarlos –dijo– y suponemos, es una hipótesis, que los glifos refieren acerca de las 44 comunidades que participaron en la construcción, donde se detalla el tramo que construyeron".
—¿Quién se encargará de analizar los glifos?
—Eso le corresponde al INAH. Nosotros enviaremos toda la información y en su momento se compartirá con Miguel León-Portilla.
Los datos
Orígen
El Acueducto fue proyectado por el Padre Tembleque para dotar de agua potable a los 44 pueblos que recorre. Va de Zempoala, en el Estado de Hidalgo, a Otumba, en el Estado de México, y justo a la mitad del monumento está la arquería monumental, en la zona de Tepeyahualco.
Inspiración
La edificación estuvo inspirada en un gran acueducto romano de la ciudad de Segovia (España). Es un testimonio audaz de tecnología, que nunca requirió de electricidad ni bombas, pues tiene una pendiente de 0.2% para conducir el agua. Además, en su estructura física se aprecian 55 arcos a nivel de suelo y otra parte es subterránea.
FUENTE: www.cronica.com.mx