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Cultura y Espectaculos

Regresa serie sobre figuras del arte mexicano a Canal 22

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 18 Enero 2016 Visto: 2933

figurasPor Notimex. La Jornada.
México, D.F. Debido a su éxito, la serie de documentales “Grandes Figuras del Arte Mexicano” regresa a Canal 22 y su transmisión inicia esta noche con el capítulo dedicado a la diva mexicana María Félix (1914-2002).

La colección de documentales explora la vida personal y artística de las más reconocidas personalidades del arte mexicano, entre las cuales figura por ejemplo Frida Kahlo (1907-1954); de quien se aborda su vida al lado del muralista Diego Rivera, pero también su pasión reflejada en su dramática obra.

“Frida Kahlo, entre el dolor y el placer” es el título de este documental dirigido por Gabriel Santander; narrado por Dolores Heredia, Daniel Martínez y el propio Santander, como testigos de la vigencia del trabajo ed Kahlo, quien sigue siendo inspiración para diseñadores, pintores, cineastas y cantantes de todo el mundo. Diego López dirige “Diego Rivera, un artista en la encrucijada”, narrado por Dolores Heredia y Daniel Martínez, con la participación especial de Guadalupe Rivera Marín, hija.

El documental expone a un Diego Rivera controversial y multifacético, que defendió su pensamiento acerca del arte como medio público, fuera de la elite, con plena autonomía política y sobre todo que pudiera generar impacto social.

La esencia del trabajo fotográfico de Manuel Álvarez Bravo (1902-2002) es mostrada en conjunto con sus incursiones en otras disciplinas, en el trabajo “Manuel Álvarez Bravo, poeta de la imagen”, dirigido por Nicolás Echevarría. Participan Aurelia Álvarez Urbajtel, hija; ColleteUrbajtel, esposa.

También, las diversas actividades en las que Octavio Paz (1914-1998) marcaría con sus ideales y que lo consolidarían como una figura de literatura universal, destacó Canal 22.

“Octavio Paz. El hombre y su tiempo” es una pieza que sobre el Nobel de Literatura mexicano dirigió Gerardo Tort y cuenta con la narración de Dolores Heredia.

La insurrección a la que convocó David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y su difícil personalidad es abordada en “David Alfaro Siqueiros, arte y revolución”, de Jorge Denti, con narración de Daniel Martínez.

Se trata de una pieza que profundiza en la huella de un autor que fue calificado de traidor, criminal, terrorista, pionero e incluso héroe, que supo expresar sus inclinaciones sociales y políticas en un arte revolucionario, tanto en ideología como en técnica.

En esta serie del canal cultural de México también se incluye un capítulo que da testimonio de la obra subversiva de José Revueltas, que luchaba por evidenciar la injusticia y marginación social.

Familiares y amigos participan en José Revueltas. Los días del hombre terrenal, que bajo la dirección de Guillermo Piñón, y con la narración de Dolores Heredia y Daniel Martínez, dan constancia del legado de este escritor. Participan Olivia Revueltas, hija; Román Revueltas, hijo; Eugenia Revueltas, sobrina, y Julio Revueltas, nieto.

Juan Rulfo, palabras que saben a vida es el título que dirige Juan Carlos Rulfo, con narración de Dolores Heredia y Loretto Zamora, y participación especial de Clara Aparicio, esposa, para hablar de la personalidad reservada y enigmática de Juan Rulfo (1917-1986), y el entorno de su obra.

También hay capítulos reservados a José Clemente Orozco y los hombres de fuego, bajo la dirección de Jorge Prior y la narración de Daniel Martínez; en el que se aborda su personalidad férrea e incendiaria como toda su obra, particularmente el Hospicio Cabañas, en Guadalajara.

“Sor Juana Inés de la Cruz, la peor de todas”, dirigido por Patricia Arriaga Jordán, y con la participación especial de Arcelia Ramírez, habla del mundo dominado por hombres en el que vivió la monja jerónima y en cuyo contexto de discriminación desarrolló su obra, la cual perdura y le ha ganado un sitio en la literatura universal.

 

La literatura no tiene lugar para cuentos felices: Antonio Ramos Revillas, escritor

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 18 Enero 2016 Visto: 3059

ESCRITOREl escritor regiomontano Antonio Ramos Revillas asegura que la literatura está hecha “de personajes que pierden o buscan algo que no tienen”
JUAN CARLOS TALAVERA. EXCELSIOR. CIUDAD DE MÉXICO

Antonio Ramos Revillas. También es promotor de la lectura. Foto: Cortesía Conaculta
“La literatura no está hecha de historias felices, sino de personajes que pierden o buscan algo que no tienen”, dice Antonio Ramos Revillas (Monterrey, 1977) autor de Los últimos hijos, su reciente novela, donde convoca el tema de la paternidad frustrada, la inteligencia artificial y la violencia que corroe las venas de la sociedad mexicana.

“A pesar de todo, pienso que no hay ni una línea escrita sobre nuestra sociedad porque es tan compleja que la vemos como un crisol de ideologías, pero entre todos vamos creando un entramado de frustraciones, deseos y perversiones que, en realidad, son deseos llevados al límite, que sirven como materia para mi literatura”, explica el también promotor de la lectura y ganador del Premio de Cuento Joven Julio Torri 2005.

Esto ha hecho que ningún libro defina la sociedad en su amplio espectro y por eso la literatura se ha convertido en un conjunto de selecciones y fragmentos de la realidad, asegura, esas lupas de bolsillo que nos acercan un poco más algo de esa realidad donde los hijos son sustituidos por animales y personas enamoradas de la tecnología, sin evitar el flanco de la violencia que nos mantiene alerta.

Así que en este libro el autor explora esas familias donde los hijos son sustituidos por objetos, cosas o mascotas. “Recordemos que hace algunos años nació el concepto del “perrijo”. “Pero cuando lo leí sentí un escalofrío de sólo imaginar el proceso mental de no querer un hijo pero sí a un perro al que adaptan como hijo”.

En este caso, la narración explora la necesidad de esa reconstrucción de una familia, vista desde nuestra sociedad, donde el hijo es algo que podemos aplazar o sustituir. “Por lo que aquí hay un guiño a esa cultura urbana, pues no creo que en los espacios rurales o ciudades pequeñas se vea a las mascotas como hijos, donde simplemente son mascotas o animales
que andan por ahí”.

Otro aspecto que explora el libro es cómo la tecnología incursiona en una especie de inteligencia artificial cuando el ser humano tiene pérdidas. “Ahora con la tecnología se ha abierto la increíble manera de paliar la soledad. Por ejemplo, me acuerdo de una película donde un chico se enamora de su celular o de la voz que emite, mostrando que la tecnología nos va proveyendo de paliativos, tal como sucede con las redes sociales, donde tienes comunicación que en realidad no tienes”.

De forma paralela, la novela habla sobre un ambiente delictivo donde primero sucede un asalto y después el robo de un bebé. “En esta novela tampoco está ese tipo de violencia más íntima y cotidiana que vemos en los medios de comunicación, pero sí quise incluir personajes con rasgos violentos. De ahí que la chica embarazada, que roba a la familia, respeta el cuarto del bebé cuando entra con los ladrones, aunque más tarde padece el robo de su bebé”.

¿Por qué el desenlace de la novela se queda en la superficie de la tragedia?, se le pregunta al autor. “Siempre consideré que la historia no iba a terminar bien. En algún momento intenté hacer algunos cambios pero luego decidí no tener ese tipo de concesiones conmigo”.

¿Por qué pareciera que los personajes huyen todo tiempo? “Porque desde hace mucho me gusta el tema de la huida. Siempre me ha gustado la ruta del héroe y creo que tiene que ver con mis lecturas de las canciones de gesta, donde un personaje que vive ciertas aventuras, tiene que retirarse a recargar pilas. En este caso mis personajes se retiran a recargar la pila de la paternidad”.

 

Llegan a México las historias infantiles de ClariceLispector

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 18 Enero 2016 Visto: 3021

CUENTOSSilenciosa, íntima y observadora, la escritora brasileña busca desvelar las entrañas del alma humana e invita a los pequeños a redescubrir el mundo

LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCELSIOR. CIUDAD DE MÉXICO
Cuando ClariceLispector (1920-1977) comenzó a escribir, quiso que sus historias aparecieran, como las de otros, en el Diario de Pernambuco, que publicaba cuentos infantiles cada jueves. “Yo no me cansaba de mandar mis cuentos, pero nunca los publicaban, y yo sabía por qué. Porque los otros decían: ‘Érase una vez y esto y lo otro...’. Y los míos eran sensaciones”, confesó la escritora brasileña en una entrevista que concedió a finales de 1977, poco antes de morir.

Lispector, quien nació en la pequeña ciudad de Chechelnik, Ucrania, pero había emigrado junto con su familia a Brasil siendo aún una niña, comenzó a escribir casi inmediatamente después de que aprendió a leer. Silenciosa, íntima y sobre todo observadora, con su escritura Clarice siempre buscó desvelar las entrañas del alma humana, incluso cuando de historias para niños se trataba.

“Soy una lectora de la obra de Clarice para adultos. Cuando recibí sus obras infantiles fue una sorpresa y una alegría descubrir que ella había escrito para niños, pero fue más sorpresa encontrar la misma voz de Clarice en esas historias que la que había visto en sus historias para grandes”, cuenta la ilustradora argentina Raquel Cané, quien, junto con la traductora Alicia Salvi, trabajaron en la edición de tres historias infantiles de Lispector ilustradas.

Publicadas en coedición por la Dirección General de Publicaciones de la hoy Secretaría de Cultura y Vergara y Riba Editoras, La vida íntima de Laura, Casi de verdad y ¿Cómo nacieron las estrellas? revelan a una Lispector observadora, “una Clarice que abre preguntas y no las concluye, que se atreve a plantear temas de una forma muy cruda, descarnada, muy natural, y a plantear temas casi existenciales que apelan claramente más a la emoción que a lo racional”, dice la ilustradora en entrevista.

De las primeras historias para niños que Lispector escribió no quedó rastro, ella nunca se interesó en guardarlas. Las que hoy aparecen y otras más que imaginó fueron escritas esporádicamente, casi siempre después de que se convirtió en madre. Ella misma contaría, por ejemplo, que su hijo Paulo le exigió en cierta ocasión que le escribiera una historia; de ahí surgió El misterio del conejo que pensaba, en el que la autora quiso hablar de una historia real, de cosas que su hijo conocía.

Y así, con esa misma impronta, llegarían otras. Siempre hay en las historias para niños de Clarice un anclaje con lo real, por muy crudo que pueda resultar. En La vida íntima de Laura, Lispector propone imaginar cómo se ve el mundo desde los ojos de una gallina. El ave, como si se tratara de una persona, cuenta cómo es la vida dentro del gallinero y habla del temible gallo Luis o de cómo todos los días debe ingeniárselas para sobrevivir y no ser convertida en un caldo, a pesar de ser la gallina que pone los mejores huevos.

Pero no hay sólo introspección en las historias de la autora de La pasión según G.H., también hay un registro minucioso de las cosas. “Como ilustradora tuve que acotar muchísimo ese registro del detalle, de la construcción del escenario, porque hay demasiada información en la imagen. Quise realmente tener una aproximación, un contacto con la emoción. Elegí que la metáfora tenía que venir desde la emoción, no desde una construcción exhaustiva de lo narrativo”, agrega Cané.

En esa cualidad, Salvi encuentra la fascinación que estas historias, escritas originalmente en la década de los 60, pueden tener todavía para los niños.

“Clarice parece estar diciendo: sé curioso, atrévete, mira a tu alrededor, mira este mundo y siente. A medida que va narrando, esa voz va llamando a mirar: fíjate, fíjate en ese perro, mira esto, mira lo otro, se muestra ella como una reveladora, lo que cuenta no lo está inventando es algo que ella estuvo observando con ese modo de mirar el mundo en detalle”, agrega la especialista.

Y en cada uno de los tres libros infantiles de Lispector está la mirada de la autora. Junto con el editor en Argentina, Cané ideó convertir a la escritora en un jaguar, así la imaginaba, y en cada una de las guardas de los libros aparece la ilustración de un felino de mirada penetrante. “Para mi Clarice, ella misma tenía algo felino, no sólo por su fisonomía, por sus rasgos, que era bellísima, sino por todos sus movimientos, la escuchaba hablar, la escuchaba moverse”.

¿Cómo nacieron las estrellas? recopila 12 leyendas brasileñas reescritas por Lispector a manera de narración oral; en todas está la presencia natural del país sudamericano y sus personajes de fantasía.

En Casi de verdad vuelven a ser los animales los protagonistas o el instrumento para que la autora le hable a los más pequeños del poder, la opresión y la lucha de los más débiles para vencer al poderoso.

“Las historias infantiles de Clarice no están unidas a un momento o a una circunstancia histórica, suceden en ellas cosas que están en todas las infancias. Sus cuentos tienen algunas notas de los relatos infantiles que son esenciales, como el tono, la imaginación, el recurso de la imaginación sin cortapisas, sin ponerles limites, de soñar libremente pero no son canónicas, no son clásicas, no comienzan de un modo clásico, no intentan explicar nada en particular”, remata Alicia Salvi.

 

San Bartolomé del Monte (Calpulalpan, Tlaxcala)

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 3920

BARTODesde cualquier rumbo que nos conduzca al rancho San Bartolomé del Monte, los magueyes dominan el panorama, como filas de un ejército que resguarda uno de los últimos bastiones de la bebida sagrada de nuestros antepasados prehispánicos: el pulque.

MÉXICO DESCONOCIDO
Desde cualquier rumbo que nos conduzca al rancho San Bartolomé del Monte, los magueyes dominan el panorama, como filas de un ejército que resguarda uno de los últimos bastiones de la bebida sagrada de nuestros antepasados prehispánicos: el pulque.

Durante siglos ha sido una de las más grandes y poderosas haciendas de la región; desde 1660 ya era conocida como propiedad del señor Melchor Urbano. En las centurias subsecuentes habría de crecer hasta alcanzar una extensión de 12 500 ha, cifra extraordinaria se la comparamos con las 60 que comprende el rancho actual, aunque incluso esta superficie es bastante respetable.

Entre los múltiples dueños que ha tenido la hacienda sobresalen personalidades como el coronel Montaño, quien durante la Guerra de Independencia se sumó a las filas insurgentes hasta caer abatido, en 1811, en el paraje Tortolitas, cercano a Calpulalpan.

Otro personaje de gran carisma fue don Manuel Fernández del Castillo y Mier, quien la poseyó durante el porfiriato. A éste se debe la remodelación arquitectónica del casco, que bien pudo apreciarse hasta nuestros días. Para dicho trabajo contrató los servicios del arquitecto Antonio Rivas Mercado, y éste incorporó los elementos neoclásicos y afrancesados que dan realce a la construcción: los remates sobre los vanos de cada balcón y los mascarones de la fuente con la imagen de Poseidón, dios de los mares. Entre los detalles que merecen ser resultados por su originalidad están los jarrones con forma de piña de agave sobre una parte de la fachada. Mandó fabricar a Europa la reja de hierro forjado del frente, tomando como modelo la del Castillo de Miramar, en Austria, donde vivió Maximiliano de Habsburgo. Tan pesadas son las puertas que necesitan riel y rueda para ser desplazadas. También diseñó los jardines de la explanada con sus pórticos, entonces coronados por leones de yeso, los cuales tuvieron que sustituirse por esculturas de cantera, pues durante la época de la Revolución no faltó quien deseara practicar con ellos el tiro al blanco. Uno de los pórticos tiene, junto al sencillo león que suplió al de yeso, la imagen del símbolo patrio; en el otro las efigies de Zapata y Juárez flanquean la escultura.

Tal vez la época de mayor esplendor de la hacienda fue cuando perteneció a don Manuel Fernández del Castillo. Entonces se inauguró el ferrocarril México-Veracruz y sus ramales, los que por razones geográficas tenían que pasar por los Llanos de Apan, después de bordear el norte la Sierra de Calpulalpan. La capacidad del transporte y la velocidad de los convoyes, que superaban en mucho a las caravanas de carretas tiradas por mulas, incentivó la economía de las haciendas. La producción no sólo de pulque, sino de cereales propios de clima frío, se incrementó de manera sustancial; de igual forma, la explotación de los bosques. Muchos hacendados construyeron vías estrechas desde sus aserraderos y trojes hasta las grandes líneas del ferrocarril.

Este propietario también fue un gran aficionado a la fiesta brava y con los recursos que le aportó la hacienda construyó, en 1905, la Plaza de Toros de Calpulalpan, y dos años después el Toreo de la Condesa, en la ciudad de México. Se dedicó a la cría de animales de lidia en terrenos del rancho.

El traslado de los toros bravos era toda una aventura, pues eran conducidos por las llanuras con la guía de caporales y cabestros. A la gente de los pueblos se les informaba que venía ganado bravo para que se mantuviera dentro de sus casas. La travesía se realizaba por las noches, lo mismo que la entrada a la capital.

El desmedido derroche de recursos provocó a la larga problemas financieros a don Manuel, quien tuvo que vender la hacienda, a principios de siglo, a don Ignacio Torres Adalid. Las 12 500 ha de San Bartolomé del Monte tenían, en aquella época, un valor catastral de 280 mil pesos.

Torres Adalid era entonces uno de los capitalistas más poderosos del país, dueño también de la hacienda San Antonio Ometusco, al norte de Calpulalpan. Con la adquisición de San Bartolomé del Monte, prácticamente se convirtió en la figura fundamental de la región. Modernizó la maquinaria de producción y construyó el ferrocarril Decauville impulsado por una locomotora de vapor.

Tal bonanza se vio interrumpida en 1910, cuando los revolucionarios iniciaron la ocupación de las haciendas, el cobro de impuestos de guerra y la ejecución de los hacendados vinculados al régimen de Porfirio Díaz. Torres Adalid se refugió en Cuba, donde permaneció hasta su muerte en 1915.

La Revolución inició el desmoronamiento del sistema de haciendas, si bien esa transformación no fue tan abrupta en Tlaxcala como en Morelos. Muchos pueblos reclamaron entonces las tierras usurpadas desde los siglosxviyxvii; los cascos fueron abandonados o destruidos y un alto porcentaje de propiedades cambió de dueño.

El casco de San Bartolomé del Monte permaneció semiabandonado durante largo tiempo. Don Ricardo del Razo compró la propiedad a doña Eva Sámano de López Mateos en 1964 y desde entonces la ha venido restaurando. No se observa una remodelación impecable, tal como ha sucedido con otras haciendas convertidas en hoteles o casas de campo, pero sí orden y limpieza. Los cambios al inmueble han sido mínimos y en ningún caso se han modificado partes sustanciales. Incluso ciertos detalles, como jarrones rotos en las fachadas o vegetación en los resquicios de la torre de la iglesia, le otorgan un atractivo especial, pues dan fe del paso del tiempo y de la presencia humana.

Tal vez el mérito mayor del actual propietario sea mantener el rancho San Bartolomé del Monte como productor de pulque, continuando así una tradición de siglos.

EL MAGUEY Y LA FABRICACIÓN DEL PULQUE

En San Bartolomé del Monte se practica el proceso ancestral de extracción del pulque. Todos los días, mañana y tarde, los tlalchiqueros recorren las magueyeras con su burrito y sus castañas para extraer el aguamiel que después entregan en el tinacal. Hasta los burritos ya conocen la ruta y se detienen allí donde el tlalchiquero raspa el mezontete y lo succiona mediante una técnica al vacío similar a la empleada para sacar gasolina de un tanque. El aguamiel fluye hacia el acocote y después el tlalchiquero la vierte en las castañas y la tapa con una hoja de maguey doblada.

En esta hacienda también existe un enorme vivero de magueyes situado al oriente del casco y junto al descomunal aljibe, ahora en desuso. Allí se siembran los “mecuates”, hijuelos que produce la raíz del maguey, y se dejan madurar hasta alcanzar un tamaño adecuado (más o menos una vara de alto). Entonces se trasplantan al sitio donde habrán de vivir hasta los 7 u 8 años, cuando se castran, antes de que nazcan el quiote.

El esfuerzo por mantener viva esta tradición y por rescatar el maguey, el “árbol de las maravillas”, se complementa con la incipiente industria de la destilación del pulque, promovida por varias empresas de Tlaxcala, así como su envasado en aluminio.

Se ha logrado un producto de gran calidad que se puede conservar durante años sin que presente el mínimo grado de descomposición.

SI USTED VA AL RANCHO SAN BARTOLOMÉ DEL MONTE

Nos encontramos en el extremo poniente de Tlaxcala, en el tramo de la carretera núm. 136 que va de Apizaco a Texcoco, 3 km al sur de Calpulalpan.

Hacia el norte y el oriente se extiende el frío y seco territorio de los Llanos de Apan, compartido por Hidalgo, Tlaxcala y el Estado de México. Al poniente y suroeste se localiza la Sierra de Calpulalpan, ramificación de la Sierra Nevada; su altura promedio es de 300 msnm y sus cimas mayores (Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Telapón y Tláloc) no son visibles desde aquí debido a un cerro que se nos interpone en dirección sur.

 

Fin de semana en Temoaya: "La Persia" de los tapetes en México

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 4232

tapetesEn esta población mexiquense cuyo nombre significa "cuesta abajo" (en náhuatl), tejedores de tapetes anudados a mano luchan para que su colorido y sorprendente arte no desaparezca.
MARÍA LUISA ALÓS. MÉXICO DESCONOCIDO.
Imelda y Josefina preparan el telar de madera maciza, colocan el hilo de algodón en extensiones apretadas y tensas. Después de una hora se sientan en una banca y como si de una partitura se tratara colocan una hoja frente a ellas con el diseño en cuadrículas que empezarán a tejer. Parece que tocan un instrumento, pero en lugar de notas musicales de sus manos salen colores y formas de las culturas cora, huichol, mazahua, tepehua u otomí, su etnia de origen.

Ríen entre ellas cuando les preguntamos si suelen platicar en las largas jornadas de meter hilo de lana, anudar, apretar, y al terminar la línea, golpear con un pequeño mazo para emparejar. “Pues no mucho, -dice Imelda- cuando la zona es de un solo color, sí, pero si entramos en los detalles más pequeños, no; debemos estar muy concentradas, sino perdemos la secuencia”. “Y el hilo de la conversación”. “Exacto”, contesta con otra sonrisa.

Imelda y Josefina son tejedoras de tapetes anudados a mano con lana virgen, lana importada de Argentina o Australia. Madre e hija son parte de una estirpe que inició esta actividad en la década de los 70 y tuvo su momento de auge por 20 años y ahora se encuentra en proceso de desaparición.

A finales de los 80 conocí los tapetes de Temoaya en la Ciudad de México, confeccionados con la misma técnica de los persas, reconocidos mundialmente, pero con diseños de diferentes regiones del país. Una delicadeza que merecía ser expuesta ante ojos propios y extranjeros. Y así fue, en aquella época se distribuían los tapetes en tiendas departamentales como Palacio de Hierro y Liverpool; locales de Fonart y uno exclusivo en Polanco, así como en los propios talleres de Temoaya (en el Estado de México). Aunque nunca se exportaron, los turistas de otros países los compraban. Pero esos tiempos se fueron. Lo que no se ha ido es el trabajo manual con experiencia, la belleza de sus diseños y la voluntad de negarse a desaparecer.

En nuestro recorrido, encontramos otro pequeño taller familiar. El matrimonio Gutiérrez y su cuñada Oliveria Margarito, además de confeccionar tapetes, se encargan de una pequeña tienda de abarrotes, frutas y verduras. Sus escasos clientes, cuentan, son los que han conservado desde hace años. Prácticamente trabajan sobre pedido. Difícil hacerse de nueva clientela a falta de locales, trabajando dentro de sus propias casas. Difícil para la clientela encontrarlos también. Solo preguntando aquí o allá se da con los tejedores; eso no es difícil: todos los conocen aunque su comunidad se haya reducido de, aproximadamente un millar, a menos de un ciento en la actualidad, según cifras subjetivas, sustentadas en los viejos letreros oxidados que señalan direcciones que ya no existen en el pueblo.

Don Raúl nos muestra con orgullo su inventario. Despliega en el suelo los tapetes y sus colores le roban a la tarde sus destellos. El más grande fue realizado por dos tejedores que se llevaron dos meses y medio de jornada completa. “Cada metro cuadrado -explica- tiene 140 mil nudos”. Como una constelación de estrellas en un reducido espacio, pienso. Aunque están hechos para caminarlos les comento que me parece un pecado pisarlos. “Aguantan muy bien, no te creas, bien cuidados pasan de una generación a otra”, afirma Clementina. “No hay duda de su resistencia -propongo- son perfectos para usarlos descalzos”. Sus risas me dicen que no están de acuerdo del todo.

El primer nudo, el origen

Siempre quise ir a Temoaya y conocer de cerca a los artistas que hicieron de su población una marca reconocida. Esta actividad inició en la década de los 70, a través de un programa promotor del Banco de México. Poblaciones de Veracruz, Chiapas y Tlaxcala fueron elegidas junto a la del Estado de México para desarrollar el anudado a mano como se hace en los países que le han dado fama a sus tapetes, entre otros: Irán, Paquistán e India. Temoaya destacó desde el principio y las alfombras se relacionaron de manera natural con su nombre. El objetivo de adquirir esta destreza fue desarrollar una actividad afín a la de sus pobladores que les brindara desarrollo económico y social. Y se logró por un periodo.

Al hablar con sus creadores, relatan que no fue problemático aprender el proceso de elaboración del anudado; la habilidad que les caracteriza para tejer con diferentes técnicas manuales prendas para vestir les hizo fácil el desarrollo de esta pequeña industria artesanal, formada básicamente por mujeres de mediana edad (de cada 10 tejedores, dos son hombres). La crisis, explican, provino del abandono de Banco de México a su actividad y el alto costo de la materia prima: la lana virgen que en México no se produce, debido a la falta del clima necesario para mantener a la especie de borrego que ofrece lana de largo pelaje.

Las tiendas departamentales dejaron de hacerles pedidos por no poder cumplir con el volumen que les exigían, además de que les tardaban tres meses, o a veces más, en pagarles su trabajo.

Don Raúl dibuja el panorama actual de esta actividad económica en proceso de extinción: “Si en los ochenta vendíamos en promedio 10 metros cuadrados al mes, ahora la cifra llega a veces a cero”. Cada tapete terminado es casi un milagro. Los artesanos se enfrentan a la escasez de lana virgen; su disponibilidad ha disminuido considerablemente; solo hay una fábrica que la exporta y para teñirla del color deseado deben hacerlo por cada 20 kilos. Para dar una idea, un tapete promedio de 90 centímetros por 1.20 ocupa aproximadamente de cuatro a cinco kilos.“La ganancia -dice- es reducida”.
Temoaya, una cultura viva

Llegamos a Temoaya. Es viernes. El sol del mediodía no alcanza a cortar el frío del aire húmedo. Estamos a más de 2,500 metros del nivel del mar y rodeados de bosques. Encontramos un pequeño mercado donde se ofrece todo tipo de garnachas con sabor a maíz, ese que no es transgénico, hongos, flor de calabaza, nopales y los aromas de las frutas que nunca han pasado por un contenedor o la refrigeración.

En nuestro recorrido paseamos por la plaza principal, nos detenemos en la parroquia de Temoaya que data del siglo XVII. Como la mayoría de los templos en México, está en buen estado y uno puede refugiarse en su amplio atrio del frío o del calor porque la sombra o el sol obligan a cambiar de lugar después de un rato. Su enorme quiosco invita a caminar alrededor y fundirse con el vaivén lento de sus habitantes que caminan sin un destino fijo, cuando la tarde empieza a caer.

El domingo acudimos al Centro Ceremonial Otomí construido en 1980. Su grandeza contrasta con las pequeñas construcciones de San Pedro Arriba, donde se ubica, pegado a Temoaya. Además de sus ceremonias celebradas el último domingo de cada mes, como una con la que tuvimos la suerte de coincidir, el centro ceremonial es conocido y visitado por deportistas de alto rendimiento que acuden a probar su resistencia gracias a la altitud en la que se encuentra.

La ceremonia de adoración a los cuatro elementos, con el sol como eje central, se realiza como se ha hecho desde hace 3,000 años cuando los primeros habitantes de la región fincaron sus hogares.
Al final del viaje acompañamos a Imelda al centro de San Pedro Arriba a hacer su mandado. Le pido a esta mujer alegre que me enseñe a decir gracias en otomí. Jamadí, la jota suena a “k”. No lo logro. Se lo digo en español. Quisiera decirle más. Una palabra que conjure la nostalgia de algo que aun no ha desaparecido. El español no alcanza. Los nombres y las direcciones de las familias que nos abrieron sus talleres pueden ser esa hebra que lleve a otros a acercarse a Temoaya y, quizá, evitar que se extinga su arte.

Cinco sentidos

Mira: Las montañas y bosques que rodean la región.
Escucha: El dulce acento del otomí mezclado con el español.
Prueba: El pan del horno de leña a mitad de camino.
Huele: Las tortillas recién hechas.
Siente: El calor de un temazcal y purifica tu mente y cuerpo.

Cómo llegar

Toma la carretera de cuota México-Toluca, continúa por libramiento de Toluca. Gira a la derecha donde dice Temoaya, y 10 kilómetros adelante se llega al destino.

Dónde dormir

Finca La Venturosa
Km 10 carreteraTemoaya-Centro Ceremonial Otomí. (A 38 km de Toluca y a dos km del Centro Ceremonial Otomí).
Tel. 0155 5799 3692
fincalaventurosa.com
Fb. Finca la Venturosa

 

El latín vulgar

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 4955

VULGARAntonio Alatorre. Algarabía.
Como en Algarabía siempre nos ha gustado hablar de la lengua y de sus 
raíces, Antonio Alatorre nos explica cómo fue que ese latín común, vulgar, evolucionó hasta transformarse en cada una de las lenguas romances.

La lengua madre del español es el latín, pero no el latín «pulido» —clásico— que los romanos usaban para las creaciones literarias sino el de todos los días y de toda la gente, el que se hablaba en las casas, las calles, los talleres y los cuarteles...
La reconstrucción del indoeuropeo ha sido lenta; la del latín vulgar no lo ha sido tanto: tenemos en este caso documentos abundantes y directos a nuestro alcance. Los «romanistas» han escrutado los documentos escritos y las miles de inscripciones que los romanos dejaron en tierras del imperio a lo largo de los siglos; y, sobre todo, no se cansan de buscar en cada detalle de las lenguas romances actuales —y de sus respectivas literaturas, y de sus respectivos dialectos— la pista que podrá llevarlos hasta ese latín vulgar que rara vez se escribió en cuanto tal, a ese latín vivo que los gramáticos hubieran querido borrar de la faz del imperio.
En
 el primer siglo del imperio, los vulgarismos documentados son ya muchísimos: se cuelan cada vez más en el terreno de la escritura, lo cual es índice de su enorme arraigo.

Ya en Plauto, nacido a mediados del siglo iii a.C., aparecen formas típicas del latín vulgar, como caldus y ardus en vez de las formas «cultas» cálidus y áridus —nuestro caldo se remonta al caldus de Plauto; ahora es
 sustantivo, pero en español
 antiguo era adjetivo y significaba
«caliente», como en italiano.
En esta época, un demagogo de la aristocrática familia Claudia, deseoso de «popularidad», decía llamarse Clodius, que era como el pueblo —la mayoría— pronunciaba el nombre Claudius. La simplificación del diptongo au es rasgo propio del latín vulgar: la palabra española oro viene del latín aurum, pero los romanos del siglo i, al pronunciar descuidadamente su aurum, decían ya algo parecido a nuestro oro.
Mira: Cómo se transformaron las palabras del latín al español
Es imprescindible, pues, tener aunque sea una sumaria 
idea de ciertos aspectos fonéticos y léxicos del latín vulgar. Para ello podrá servir la lista de ejemplos que en seguida daré. Cada ejemplo lleva, a la izquierda, la forma «correcta» o literaria —la del latín «clásico»—, y a la derecha el resultado español, precedido en algunos casos del resultado español arcaico —palabras entre paréntesis. Son, pues, tres columnas de palabras o expresiones; la importante es la central, que va en orden alfabético, y en cursiva, para que el lector, a lo largo de mis comentarios, pueda localizar cómodamente los ejemplos.
El latín vulgar es ya una lengua «acentual».
Las formas latinovulgares corresponden a fechas diversas, no siempre fáciles de precisar. No se trata, además, de formas ya «cuajadas»: son formas en desarrollo, en cierto estado de uso y desgaste, y el desgaste suele llevarse siglos; rara vez se dan casos tan rápidos como el de usted o usté en que quedó convertido el pronombre vuestra merced. La lista representa, de manera general, el latín hablado entre el siglo ii y el siglo v en un imperio romano cada vez más tambaleante, pero no del todo desunido. Había, sí, diferencias entre región y región, pero aún no dialectos propiamente dichos.
Los hispanos 
y los italianos, que olvidaron la palabra clásica avúnculus«tío» y la sustituyeron por otra más económica, thius, tomada del griego —español tío, italiano zio—, deben haber sentido anticuados a los galos que se aferraron a la vieja palabra —avúnculus>avunclu>avoncle> francés actual oncle—, pero es evidente que durante largo tiempo siguieron entendiéndola —conocimiento «pasivo», como dicen los lingüistas—, aunque para ellos la palabra normal fuera thius.
Los cambios de pronunciación que figuran en la lista no son difíciles de entender.

Buen número de las formas que aparecen en la lista corresponden a ese latín geográficamente indiferenciado, pero he dado la preferencia, como es natural, a los desgastes y a las innovaciones que se originaron o que prosperaron
en Hispania —pongo acentos gráficos para ayuda del lector. Ni en latín clásico, ni en latín vulgar, ni siquiera en español medieval se escribían acentos.
He aquí [una parte de] la lista:
Hay sonidos que se pierden, sonidos que son sustituidos por otros, acentos que se desplazan, etcétera. Véase, por ejemplo, *ríum, *mudare, *sessum, *legére. El légere clásico se pronunciaba /léguere/; el legére vulgar se pronunciaba con una g parecida a la del italiano genere o del francés genre, sonido completamente nuevo —por comodidad podría escribirse leyére, con una ‘y’ no muy distinta de la que suele oírse en la forma española leyeron.
El otro fenómeno que se nos muestra se refiere a la duración de las vocales

En 
latín clásico había diez vocales, cinco largas y cinco 
breves. Teóricamente, una larga duraba en su pronunciación el doble que una breve. Pero la oposición
entre breves y largas, sobre la cual está fincada
la prosodia del latín clásico, quedó sustituida
en el latín hablado por la oposición entre
sílabas acentuadas —largas o breves— y sílabas
no acentuadas
Tampoco es difícil de entender el cambio de la palabra esdrújula paríetem a la palabra llana *pariétem: es el cambio que hacen hoy quienes en vez de Ilíada dicen Iliáda. En *alécrem y en *scribíre —que se pronunciaba más bien /scrivíre/— hay cambios de vocal además del cambio 
de acento. El cambio odorem> *olorem continuó hasta olor, en español; odor, en portugués; odeur, en francés, y odore,
en italiano.
El latín clásico, para decirlo a nuestra manera, era riquísimo en palabras esdrújulas, cuya penúltima sílaba —la que seguía a la acentuada— tenía una vocal «breve», de tan corta duración que llegó a ser imperceptible. El latín vulgar anuló esas sílabas penúltimas, y dóminum quedó en domnu(m).
Se puede formular una «regla» según la cual las vocales penúltimas de los esdrújulos clásicos se volatilizan en el latín vulgar de España y aún más en el de Francia —a la «tragedia de
 la penúltima» dedicó Mallarmé un poema en prosa.
La historia es larga, así que espera una segunda parte para terminar de explicar como esa vulgaridad en el latín evolucionó para configurar las lenguas romances.

 

Art Cage muestra cómo vivir con arte contemporáneo sin ser millonario

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 3068

ARTE GUn trío de coleccionistas busca provocar una experiencia sensorial en el contexto cotidiano
La muestra estuvo a cargo de Martha Lozano y Juan Manuel y Emmanuel Razo
Se prevé abrir la segunda edición, esta vez en una casona de la colonia Roma, del 4 al 8 de febrero
Alondra Flores. Periódico La Jornada. El arte es una vivencia y remite a tu realidad, dice la coleccionista Martha Lozano en entrevista en el mismo penthouse sobre avenida Insurgentes donde hace unos meses se realizó la primera exposición experimental de Art Cage, una galería itinerante que lleva el arte a domicilio.

¿Se podría imaginar usted un Miró en su cocina? ¿Quizás un resplandeciente Klimt sobre la cabecera de su cama? ¿Una ondulante escultura de Henry Moore adornando su baño? Suena casi a un acto de sacrilegio contra el arte, a uno de esos robos de película a algún museo de Londres o a capricho de un petrolero de Dubai de abultada cuenta bancaria.

Sin embargo, el arte puede habitar en su domicilio. No obras de la magnitud que han trascendido el arte universal, pero sí la obra de creadores emergentes en busca de ser los protagonistas de futuras subastas millonarias. Al menos a eso incita Art Cage.

Dos pequeños departamentos, revestidos con más de 300 piezas de arte contemporáneo abrieron a un público con expectativa incierta. Óleos, esculturas, fotografías y una recámara con estética narco, con dos hombres semidesnudos en la cama, es lo que se encontraron durante cuatro noches de exhibición, justo frente al sombrío edificio de Insurgentes.

Buscábamos romper la solemnidad, hacer algo más lúdico y más divertido, dicen Lozano y Juan Manuel Razo, quienes junto con Emmanuel Razo forman un trío de coleccionistas que en julio pasado lanzó Art Cage.

El público a veces se siente muy ajeno a la obra plástica o visual. El acercamiento al arte es como un mundo en el que hay que ser especialista. Entonces, con esta percepción se buscó la propuesta de hacer algo más próximo y accesible. También en la ambientación y crear toda una experiencia sensorial en tu cotidianidad, explica Lozano.

En un contexto relajado, el visitante recorre la cocina, la sala, el balcón o el baño con las piezas en el hábitat del coleccionista. Además, probablemente pueda conversar con el propio artista y asegurarse de la autenticidad de las obras.

En agosto pasado, con el título La ciudad, signos y cicatrices, participaron algunos con una carrera y renombre tras de sí, como Flor Minor, Enrique Walbey, Federico Gama o José Antonio Farrera. Pero también una veintena de creadores en los albores de la comercialización.

Los socios de Art Cage comenzaron a integrar desde hace más de ocho años un grupo de artistas emergentes. Luego decidieron crear un circuito por un particular camino del arte. Así abrieron por cuatro noches el espacio que realmente habita Juan Manuel.

Calidad y discurso, los criterios

Al respecto, opina: Somos un movimiento alternativo desde que mostramos cómo se vive con arte contemporáneo. Y no por fuerza en las megamansiones. También es posible convivir con arte en departamentos pequeños. Esa es un poco la enseñanza.

Reconoce que ha leído que en ocasiones no es sano comprar directo al artista, sino que se debe hacer a través de una galería. Y consideramos que es un mecanismo efectivo. El problema es cuando yo, como coleccionista, quiero comprar obra de un artista y ninguna galería lo representa.

Su método no significa comprar al por mayor, o en el tan controvertido comercio de cajuela. Hay un proceso para conocer la obra, buscar congruencia en la producción y, principalmente, que muestren oficio. El criterio principal es la calidad y que comiencen a tener un discurso.

La gran ventaja de los artistas emergentes es que los tienes en pie. No puede haber piezas falsas porque están frente a ti. Entonces hay garantía de que efectivamente obtienes una pieza directamente de un artista con una trayectoria en construcción.

Los visitantes a la primera exposición experimental fueron variados: personas dedicadas a la promoción cultural, conocedores de arte y curadores. Pero también simples interesados en conocer más sobre este mundo. En algún momento se salió de la manos, aceptan, pues de una expectativa de 30 o 40 personas, llegaron a recibir casi 250 en una sola noche.

Empezó como una especie de celebración para conocer obra y ahora ven que hay arte para todos los bolsillos. No es tan exclusivo como quieren mostrar. Existen artistas emergentes con excelente calidad y los costos todavía son bastante accesibles. Son monedas al aire y apuestas a lo que estás comprando, afirma.

Ya se prepara la segunda edición con la curaduría de Elvira Rilova. Será en alguna casona de la colonia Roma, aún en búsqueda, durante la semana del arte, del 4 al 8 de febrero. Más de acuerdo con la ortodoxia, pero con los artistas presentes. Es sobre el nudo interior, que refleja un poco esa forma individual que los artistas manifiestan su propio arte.

 

El cabello determina una forma de ser y de estar en el mundo

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 2951

cabelloMargo Glantz presenta La cabellera andante, compilación de textos publicados entre 1977 y 1979
Es un guardapelo con las muestras más preciadas para mí de esta excrecencia del cuerpo, expresa la escritora en entrevista
Explica que hace 30 años no entendían su estilo: Mi textualidad les parecía disparatada; ahora ya tengo una forma de escritura que me pertenece
Mónica Mateos-Vega. Periódico La Jornada
Cuando Margo Glantz (DF, 1930) publicó en los años 80 su libro De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos su estilo narrativo no fue bien comprendido, reconoce la autora, a excepción de Carlos Monsiváis, quien entonces la elogió llamándola erudita, gozosa, amena, insistente y tangencial.

Así es la escritura en aquel análisis literario en torno al pelo, que ahora tiene una nueva versión titulada La cabellera andante (editada por Alfaguara). Incluye los textos que Margo publicó por entregas entre 1977 y 1979 en el periódico Unomásuno, otros tantos en la revista Zona Franca, de Caracas (septiembre-noviembre de 1979), además de dos apartados con fragmentos de libros y textos anónimos o saberes populares.

Más que un ensayo el libro es un gabinete de curiosidades, como señala la presentación del volumen, o un relicario, como lo describe la escritora, pues en las páginas de la obra se conservan algunas de las muestras más preciadas para mí de una excrecencia del cuerpo humano que ha significado a la vez resurrección y muerte, erotismo y represión. Insisto en que este libro es un simple guardapelo.

Indescifrable

En entrevista con La Jornada, la autora reitera que hace tres décadas fue difícil la irrupción de su obra en el mundo literario, porque no se le podía etiquetar, “y las personas necesitan etiquetas para comprender un texto. Necesitan meterlo en un contexto conocido para que lo puedan juzgar. La cabellera andante tiene muchas vertientes que no desembocan en un género específico. Es una producción intertextual, intergenérica, fragmentaria, una textualidad que abre muchos caminos, que deja muchas cosas abiertas. Hay, por ejemplo, crítica, pero no de manera tradicional, sino rompiendo con los cánones”.

Por ello, cuando publicó De la amorosa inclinación a enredarse en cabellos, así como varios de sus primeros escritos, mi textualidad les parecía disparatada. A lo largo de los años, cuando llevo ya muchas publicaciones y tengo ya una forma de escribir característica, las personas me entienden mejor, porque ya tengo un conjunto de cosas donde hay definición, una forma de escritura que me pertenece. Ya soy más fácil de clasificar, aunque me choca que lo hagan.

Foto
Margo Glantz adelantó que este año piensa publicar, por fin, un libro sobre dientes, en el que lleva trabajando muchos añosFoto José Antonio López
Margo dice que su forma de escribir ha sido siempre la misma, “aunque he realizado textos diversos con diferentes estructuras, pero siempre privilegio el fragmento y una temática que es obsesiva, la cual muchas veces está conectada con el cuerpo.

“En este caso se trata del cabello, que es muy importante, porque históricamente ha sido fundamental tanto en las religiones como en las manifestaciones culturales de todo tipo. El cabello determina una forma de ser y de estar en el mundo.

“Todas las formas que tienen que ver con la proliferación o la extirpación absoluta del cabello son fundamentales para la cultura y son las que me interesan, claro, una cuantas, porque es imposible abarcarlas todas. Por eso este es un libro importante; el cabello funciona a manera de elementos sueltos, el fragmento en sí mismo, que al juntarse van formando una cabellera, que sería errante o andante, y podría ponerse en un relicario.

En el siglo XIX los relicarios fueron muy importantes, no religiosos, sino cívicos, es decir, emotivos y afectivos: las personas cortaban un rizo del cabello de alguien y lo ponían en un relicario como una acción profundamente entrañable.

Los peinados de Bowie

En opinión de Glantz, el cabello está volviendo a ser muy importante sobre todo en los fundamentalismos: “La mujer tiene que cubrirse la cabeza, los hombres tiene que ponerse turbantes, manifestaciones externas e importantes de una religiosidad. Por eso estudiar el cabello y trabajarlo literariamente es muy significativo; se aprende sobre ciertos modos de ser.

Un ejemplo claro es David Bowie, en quien es muy impresionante ver las diferentes formas de peinarse que tuvo, elementos que determinaron su personalidad. El cabello es tan esencial que todas las religiones lo regulan, basta ver los mitos en torno al cabello que hay en la Biblia.

Este año Margo Glantz piensa publicar, por fin, dice, un libro en el que lleva trabajando muchos años, esta vez acerca de los dientes. Es una novela, o lo que sea, concluye la autora.

 

Confesión definitiva; Farabeuf, medio siglo

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 2929

facvEl Colegio Nacional publica una edición conmemorativa de la novela de Salvador Elizondo; entre otras cosas, integra fragmentos del manuscrito original, además de un texto que el autor escribió en 1992 y que sirve como prólogo
VIRGINIA BAUTISTA. EXCELSIOR.
CIUDAD DE MÉXICO.
Un carácter "lúdico y una excepcionalidad que mantiene la mística del autor” definen, según Alejandro Cruz Atienza, la edición conmemorativa de los 50 años de la primera publicación de Farabeuf, del escritor mexicano Salvador Elizondo (1932-2006).

Publicada en 1965 por el sello Joaquín Mortiz, en su serie El Volador, esta obra fundamental de las letras hispanas puede ser redescubierta en la nueva propuesta editorial que acaba de editar El Colegio Nacional, a iniciativa de la fotógrafa Paulina Lavista, viuda del también traductor y crítico literario.

“Al concebir la edición pensamos que era fundamental que se leyera, así que lo prioritario es el texto, la lectura. Está hecha para conquistar, atraer la atención de dos públicos esenciales: quienes ya la leyeron y la consideran una obra de culto y los nuevos lectores”, afirma Cruz Atienza en entrevista con Excélsior.

Ganadora del Premio Xavier Villaurrutia ese mismo año y traducida al francés por la mítica editorial Gallimard, y a seis idiomas más, esta historia de Elizondo sacudió al mundo literario no sólo por su arriesgada técnica narrativa, que se inspiró en el principio de montaje del cineasta ruso Serguéi Eisenstein, sino por cómo hurgó en el tema de la tortura y el suplicio.

“Farabeuf... narra, desde distintas perspectivas y ángulos, la recreación de un mismo instante. A lo largo de nueve capítulos, el autor relata la impresión que le produjo la fotografía de un supliciado, donde se muestra la tortura previa a una ejecución china conocida como LengT´che, que en español significa “muerte por cien cortes” o “de los cien pedazos”.

Una caja roja —con un ideograma chino en negro, que representa el número 6, y el nombre del autor y de la novela en letras doradas— resguarda la edición conmemorativa de Farabeuf, integrada por dos volúmenes que se complementan, uno textual o tipográfico y otro iconográfico, y un pliego desplegable que ofrece ocho vistas del manuscrito original.

Hasta ahora inédito, cuenta el editor, Lavista y Mariana Elizondo, hija del narrador, gestionaron con Michel Albán, su primera esposa, el permiso para dar a conocer fragmentos del manuscrito original que ella resguarda y que el literato le dedicó.

Así, las ocho vistas del pliego muestran imágenes que confirman que Farabeuf se llamaba originalmente La quimera y muestran el diagrama que él dibujó del departamento donde ocurre la trama y la frase fundamental que detona la obra: “¿De quién es ese cuerpo que hubiéramos amado infinitamente?”, que es el del supliciado chino.

También se observa, prosigue el director editorial de El Colegio Nacional, una indicación del autor de dónde debe entrar la fotografía del tormento, una imagen del símbolo infinito que se vuelve un ocho, “que indica que la novela empieza y termina en el mismo punto”, y la estrella de mar que sale en el libro, entre otras imágenes.

“Rescatamos como prólogo una conferencia, que es inédita, que Elizondo dictó en Cholula en 1992, en la que explica la génesis de Farabeuf, la ingeniería del libro, donde aclara que es no lineal, que no es una novela sino un experimento, un artefacto literario, y confiesa que buscaba crear un efecto poético en el lector”, señala.

La trastienda

Alejandro Cruz Atienza detalla que quisieron respetar el proyecto que propuso Lavista a El Colegio Nacional en mayo pasado y toda la investigación y la selección que ya había realizado la fotógrafa.

“Ella es la gestora, la ideóloga. Y quiso rescatar, por un lado, todas las fuentes bibliográficas que empleó Salvador para escribir Farabeuf, que versan sobre cuatro temáticas: la cultura china, la teoría del montaje cinematográfico de Eisenstein, sus manuales de medicina y libros sobre tortura y suplicios.

“También había previsto incluir una serie de testimonios sobre Farabeuf, tanto algunos que ya existían como de otros de autores que ya había invitado, y unos más que yo convoqué, para tener una especie de epílogo que llamé La escritura en el espejo, en el que unos 15 narradores comparten qué significó para ellos la lectura de esta obra”, agrega.

Tras destacar el diseño de Cristina Paoli, el editor abunda que para la portada se inspiraron en la caja donde Elizondo guardaba tres fólders: "el manuscrito original, una versión mecanografiada con correcciones de autor y la versión de imprenta. Él hizo esta caja roja con el símbolo chino del número 6, se rescató la encuadernación que él creó. Además, su madre encuadernó la primera edición que publicó Joaquín Mortiz, con una portada diseñada por Vicente Rojo, usando el color rojo con el carácter chino en negro y las letras en dorado. Esos colores se retomaron”, añade.

También consiguieron, dice, los derechos de la foto del supliciado chino, con un investigador en la Universidad de Lyon, en Francia, por lo que aparece en alta resolución.

“Todos estos elementos en conjunto vuelven la lectura de Farabeuf una nueva experiencia, lúdica y excepcional”, concluye.

La edición conmemorativa se presentará en breve en El Colegio Nacional.

 

El Quijote llega al DF; organizan actividades para recordar a Cervantes

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 16 Enero 2016 Visto: 3059

cervantesEl Museo Iconográfico del Quijote traerá a la capital del país una parte de su acervo para conmemorar en 2016 los 400 años de la muerte de Cervantes.
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCELSIOR.
CIUDAD DE MÉXICO.
Desde Guanajuato, la capital cervantina mexicana por excelencia, El Quijote llegará a la Ciudad de México para conmemorar a Miguel de Cervantes a 400 años de su muerte. El Museo Iconográfico del Quijote (MIQ) traerá al Hospital General Siglo XXI una serie de actividades que incluyen exposiciones, conferencias y lecturas en voz alta, así como representaciones de los célebres Entremeses cervantinos, que inició Enrique Ruelas (1913-1987) en los años 50, dando origen al Festival Internacional Cervantino (FIC).

Las actividades culturales para recordar al Manco de Lepanto iniciarán en la capital del país el 22 de abril, cuando se conmemoran cuatro siglos de su partida (aunque algunas fuentes registran el 23 como fecha de fallecimiento). Onofre Sánchez Menchero, director del MIQ, explica en entrevista que el programa se prolongará durante tres meses e incluirá además una exposición integrada por un centenar de obras, entre óleo, dibujo, grabado, arte objeto y escultura, que forman parte de la colección del museo guanajuatense, todas dedicadas al Quijote y a su ilustre autor, Miguel de Cervantes.

“Lo estamos organizando con el IMSS, nos cedieron el espacio de la galería del Hospital Siglo XXI, donde tendremos lugar para presentaciones de libros, teatro, llevaremos una representación de los Entremeses, conferencias sobre Cervantes, música de cámara sobre temas inspirados en la obra de Cervantes, hasta principios de octubre”, explica. Durante todo 2016, el recinto se sumará a la fiesta mundial que celebra al autor.

En febrero, el MIQ también traerá un stand a la Feria Internacional del Libro de Minería, en donde presentará su catálogo actualizado, después de 15 años. De acuerdo con Sánchez, el museo a su cargo cuenta en la actualidad con más de mil obras que comenzaron a ser reunidas por el publicista y escritor Eulalio Ferrer (1921-2009), quien también fundó el museo que ahora las resguarda.

La Manchita, área infantil

En el año de Cervantes, las actividades incluyen en los próximos días la inauguración de un espacio que ha sido denominado La Manchita, que ocupará un piso del edificio que alberga desde septiembre del año pasado el Archivo Histórico de Guanajuato y que ha sido entregado por el gobierno municipal de esa ciudad. “La Manchita será un espacio infantil de arte y cultura; en el museo teníamos esa asignatura pendiente, de sensibilizar a los niños a través del Quijote; ahí tendremos personas aplicadas a promover la lectura y en actividad permanente en literatura, pintura, exposiciones, cine, teatro guiñol y estará dentro del centro histórico de Guanajuato”.

La celebración mayor para Cervantes llegará en octubre: el MIQ ha decido este año, de manera excepcional, conjuntar su tradicional Coloquio Internacional Cervantino a las actividades del FIC que en 2016 tendrá como lema “Cervantes 400”. Antes de la inauguración de la llamada Fiesta del espíritu, el museo congregará en Guanajuato a los especialistas más avezados en torno a la obra y figura de Cervantes para que diserten sobre la influencia del escritor en las diferentes disciplinas artísticas.

Además de cuatro exposiciones, que incluyen una que reunirá diferentes ediciones del Quijote, llegarán a la capital cervantina especialistas como Francisco Rico, quien hizo la edición y notas de El Quijote editado por la Real Academia Española o Lorenzo Sevilla, de la Universidad Autónoma de Madrid. Los temas que se discutirán en el encuentro incluyen, por ejemplo, una lectura de las Novelas ejemplares como influencia de las telenovelas; también se comentará la influencia de Cervantes en los comics, la música, el teatro y la pintura.

“Después de la Biblia, el Quijote sigue siendo el libro más leído y editado en español. Es el libro más vendido en todo el mundo occidental, es raro no encontrar en el mundo occidental una casa que no tenga una Biblia y no tenga un Quijote, vamos a suponer que no se leen completos, pero se leen por partes y se conocen muchas cosas, se tienen referencias de ellos”, considera Sánchez.

A escala mundial

Otras instancias en el mundo también celebrarán a Cervantes. En coincidencia con el mismo aniversario de la muerte de William
Shakespeare, el Hay Festival y el British Council han organizado un proyecto conjunto, con el fin de revisar la influencia de ambos autores, canon de la lengua española e inglesa, respectivamente.

El proyecto incluye a 12 escritores contemporáneos, seis de habla inglesa y seis de habla hispana. Cada uno escribirá un texto original en el que rinde su propio homenaje a Shakespeare y a Cervantes. El conjunto de los relatos será lanzado a finales de abril en Madrid y Barcelona, además de Londres a través de una página web bilingüe; un libro impreso (con edición en español (Galaxia Gutenberg) y otra del Reino Unido (sello And otherstories); y presentaciones en coloquios con los autores en Hay Festival Gales, Hay Festival Segovia y otros Hay Festival hispanos.

 

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