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Cultura y Espectaculos

La cocina conventual

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Enero 2016 Visto: 3122

moleFray Tirso de la Anunciación estaba preocupado, porque el calor había fermentado los jugos, descompuesto las verduras y podrido las carnes. Todavía no había suficientes bueyes, vacas o carneros como para darse el lujo de perder el valioso tesoro de la comida.
MÉXICO DESCONOCIDO. Fray Tirso de la Anunciación estaba preocupado, porque el calor había fermentado los jugos, descompuesto las verduras y podrido las carnes. Todavía no había suficientes bueyes, vacas o carneros como para darse el lujo de perder el valioso tesoro de la comida.

Durante la misa, se preocupaba porque escaseaban los vinos. Pensaba que si no llegaban trigos y vides de España, tendría que consagrar el pulque y tortillas, ¿qué contradicción!, si durante el sermón trató de convencer a los naturales para que dejasen de adorar a Omotochtli, el dios del pulque y a Xiotecuhtli o Huehueteotl el dios antiguo o dios del fuego, a quienes ofrecían cangilones prietos de Tzilacayote llenos de pulque y bledos (amaranto) mezclados con sangre para comerlos como una especie de comunión pagana.

Las oraciones eran infinitas, como la paciencia del hermano prior quien se jalaba las barbas y rascaba la tonsura.

El convento tranquilo y discreto tenía el rostro largo, ya no alcanzaban los cilicios ni los sacrificios, todos rogaban al Señor y a la Virgen Santísima pidiendo trigo y vino. Pero cuando llegaron los bultos de harina y los toneles de vino, los ángeles y querubines siempre atentos, se dieron cita en la ceremonia coquinaria: rito y reto, dulzura y amor, fuego y fogón.

Convivencia de cacharros, cobre, barro y maderas: cazos, ollas y cazuelas, palas cucharas, estén listos para iniciar el ritual en el marco esplendoroso de azulejos y braseros.

Metales y molcajetes, almirez y morteros forman el repique de culturas, mestizaje indispensable de mexicanidad. Es menester moler y orar al unísono en cadencia rítmica de piedras y metales.

Los braceros se acaloran con las ascuas incandescentes; yescas, eslabones y martillos encienden los leños de encino; los sopladores de palma, atizan enérgicamente los estrechos refugios del calor.

Más allá, aparecen las tinajas que descansan en los poyos talaveranos, las jícaras esmaltadas extraen su valioso contenido para refrescar recipientes. Fuego, aire, agua y tierra, explican el origen del sabor y del saber.

El fuego varonil y activo, dice San Francisco: "hermoso, jocoso, robusto y fuerte", mientras que el agua femenina, "útil, humilde, preciosa y casta" en unión amorosa y fecunda presencian, con el viento y el barro, el nacimiento de los más deliciosos y suculentos manjares.

Fray Anselmo de la Caridad, el. hermano lego, protagoniza el rito extraordinario, platica con los cacharros a fuego lento, su paciencia es tiempo de oración, sus colores son luces de intensos matices, desde el blanco delicado hasta el negro más oscuro.

Los vasares repletos de botámenes suministran a diestra y siniestra especias y condimentos de dos mundos. Bóvedas y vigas, pisos resplandecientes protagonizan la creación de tortas de nada, xigotes de conejo o de gallina en vino de Jerez, chanfainas, clemoles, guisados suculentos como aquellas albondiguillas reales o las frutas de sartén. Pero qué tal aquellas pollas en pebre, los frijoles de siete cazuelas, las angaripolas y aquellos majestuosos postres churriguerescos de yema, de leche de frutas, de coco; alfeñiques moriscos, caxetes de frutas, "antes" armados en marquesotes con almendras, piñones, pistacho s y nueces, y otras cazuelas de leche de cabra cocinadas a dos fuegos.

La cocina es plática con ollas y cacharros, su tiempo es oración y rezo, sus porciones incluyen reales, cuartillos, pilones y tlacos; su espacio es sacrificio, gula y templanza. Su fin, algo más que... placer desbordante, salud y medicina.

La magnífica cocina del convento llegará a los parroquianos para crear cotidianamente suspiros para los enamorados, pellizcos y regañadas para las muchachas mal portadas, suplicaciones para los devotos, colores para el pensamiento, aromas para el espíritu, sabores para el intelecto, texturas para el alma y sonidos chirriantes para las conciencias.

Pero el hermano Anselmo se acuerda de sus antecesores, especialmente del belga Pener Van der Moore conocido como fray Pedro de Gante, quien llegó con Juan de Tecto y Juan de Ahora como los tres primeros evangelizadores en las Indias Occidentales.

Fue Pedro de Gante, humilde entre los humildes, primer cocinero misionero de la Nueva España, quien a pesar de que el Papa Paulo III le pidiera su ordenación sacerdotal y que Carlos V le propusiera la silla arzobispal de México; prefirió servir a los sacerdotes y superiores: primero, a fray Juan de Tecto y después a fray Martín de Valencia cuando llegaron los doce franciscanos españoles.

Desde entonces, los legos doctos en las lenguas indígenas, enseñaron además de la doctrina cristiana, a leer y escribir en castellano: música, artesanías, alfarería y herrería, costura y sastrería, escultura, pintura y arquitectura de conventos y, por supuesto, trasmitieron los principios de la agricultura, así como de la conservación de los alimentos.

Cultivaron frutos y hortalizas, enseñaron a moler el trigo y hacer el pan, fabricaron quesos por vez primera en América, construyeron los primeros fogones y hornos calabaceros; iniciaron la producción de hostias y la elaboración del vino de consagrar. Obtuvieron vinagre de frutas americanas como la piña, embutieron carnes en tripas de cerdo e hicieron los primeros chorizos con chiles rojos y pimienta de Tabasco, salaron las carnes en cecinas, jamones y tasajos y enseñaron a conservar las frutas y verduras de huertos y hortalizas.

Los primeros guisos mexicanos fueron aquellos que incluían la fauna y flora nativa y combinaciones de carnes y leche, vino y frutos traídos de lejanas tierras. ¿Qué tal-se preguntaba fray Matías, el hermano tornero mientras pasaba las viandas al refectorio- ese chichicuilote cocinado en salsa de peras y desde luego el excelso puerco con hierbas que les llaman quilite o qué tal aquellos taquitos hechos con carne de res aderezados de salsa de aguacate que le llaman acuacamolli?, que por cierto, quedó mejor con las hojas de un cilantro recién llegado de la misma Babilonia; y para hablar del dulzor y la dulzura ya incomparable con las frutas regionales, qué sorpresa magnífica el sabor de ese fruto tan extraño y siniestro como el zapote prieto aderezado con naranjas de Valencia y canela de Ceilán.

Ver a los indígenas comer ajíes que aquí se llaman chiles es algo extraordinario. El padre Sahagún dice que “...si no comen chile piensan que no han comido”; lo asombroso es que nosotros, poco a poco nos hemos habituado a lo picoso y no podemos prescindir ni de las salsas ni de otros sazones peculiares como el llamado epazote.

Poco a poco, en pruebas y mixturas, picores y sabores se comienzan a asociar los ingredientes, surgen guisos, asados y platillos en penitencia y oración.

Pronto la comunidad resolvió en parte los problemas de escasez, los ingeniosos arquitectos novohispanos idearon la forma de traer el frío. Desde el siglo XVII los conventos cuentan con frigoríficos y cavas, estancias divididas por muros dentro de los cuales circula agua de enfriamiento, generalmente caía en una fuente y de ahí pasaba a los canales de riego de los huertos. Ese flujo del agua, que bajaba de las montañas, mantenía el frío necesario para conservar por más tiempo los alimentos.

En el refectorio se leía la Biblia y después se comía. Los frailes congregados cambiaban opiniones de los nuevos platillos, decían y proponían y se entusiasmaban con los increíbles descubrimientos.

Sus alimentos eran una pieza de carnero en la comida y una de gallina en la cena, una escudilla de caldo de puchero, postres como manjar blanco, torrejas o capirotadas, torta del cielo o las suculentas frutas tropicales y, en días de vigilia pescados blancos o jiles de las lagunas cercanas; huevos de pípila, caldo y algún postre de sacrificio como natillas, jaleas o mechones de ángel.

Desde entonces vigilan que haya lo mínimo necesario para vivir, cocinan para la comunidad. Son ellos los primeros cocineros religiosos de la Nueva España, mucho antes que las afamadas monjitas creadores del inigualable guajolote de mole, hecho en los conventos poblanos de Santa Rosa, Santa Mónica, Santa Teresa o Santa Clara, autoras del pescado teresiano, de los marquesotes de rosa y pollos carmelitanos, de los dulces y bizcochos guadalupanos, de los alfeñiques y caramelos de San Lorenzo, de las aguas frescas de la orden de los predicadores, de las frutas cubiertas y conservas maravillosas de los conventos de Santa Catarina y de San Jerónimo y de las tortaditas y camotes de Santa Clara de Puebla.

La cocina novohispana es comunión de fuego nuevo, arte sublime de sabores y colores, azúcar y sal; armonía indescriptible sobre barro y piedra. El arte conventual irónicamente incitador de gulas, se muestra siempre seductor, barroco, celestial, trascendente en el tiempo y por sí mismo elocuente.

 

Estudian la labor de organistas durante 2 siglos; destaca la familia Castro en Puebla y Tlaxcala

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Enero 2016 Visto: 3088

organoPor Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente. La búsqueda de las familias que durante los siglos XVIII y XIX se dedicaron a la producción de órganos tubulares para abastecer la demanda de las iglesias que se establecían en el territorio nacional ha sido la ardua tarea a la que se han dedicado diversos especialistas, entre ellos José Luis Acevedo, Ricardo Rodys y el musicólogo poblano Gustavo Mauleón.

La investigación de los expertos arrojó, como primeros resultados, el hallazgo de dos dinastías en el país: los Castro, que se desenvolvieron en la región de Tlaxcala–Puebla, y los Martínez Vasconcelos, situados en los valles de Oaxaca.

Estas dos familias prácticamente monopolizaron la producción de órganos en esas regiones, como lo demuestran las evidencias aún existentes en templos de Oaxaca, Tlaxcala y Puebla, explicaron Acevedo, Rodys y Mauleón.

Comentaron que, durante el proceso de evangelización de la Nueva España, la música ocupó un lugar preponderante, tanto así que los misioneros llegaron a las tierras americanas con órganos tubulares que sirvieron para acercar a los pueblos a la religión católica, así como para celebrar los oficios litúrgicos.

Con el paso del tiempo, añadieron, los instrumentos españoles fueron insuficientes para cubrir las necesidades de los templos y catedrales que se construyeron a lo largo y ancho del país, por lo que familias enteras se dedicaron a su compostura y fabricación de manera local.

Cada investigador hizo referencia al trabajo de las dinastías Castro y Martínez Vasconcelos en el marco del tercer Coloquio de Conservación de Órganos Tubulares que se realizó en días pasados, organizado por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRYM).

Los Castro y

su legado en Puebla

El musicólogo poblano Gustavo Mauleón señaló que dentro de la familia Castro sobresalieron los organeros José Luciano, Seferino Agustín, Miguel Gregorio, Roberto y Ponciano Castro, quienes durante los siglos XVIII y XIX desarrollaron su actividad constructiva.

Los primeros datos que se tienen de la dinastía, dijo durante su participación en el coloquio, es que fundaron su primer taller en 1738 en la calle de Astomba 17, en la ciudad de Puebla, el cual logró mantenerse hasta finales del siglo XIX.

Durante ese tiempo, agregó, los Castro se encargaron de elaborar y restaurar órganos en la región de Puebla y Tlaxcala, y también en otros estados de la República, como Oaxaca, donde se tiene evidencia de instrumentos fabricados por ellos.

Aún, dijo Mauleón, se conserva una cantidad importante de instrumentos en relativo buen estado de conservación, como el elaborado por Luciano Castro para la capilla de la Tercera Orden en Cholula, Puebla.

Asimismo, el especialista refirió a un mayor número de órganos firmados por Seferino Castro, entre los que se encuentran el del convento de San Gabriel, también en Cholula, y el órgano de Santa Inés, en Zacatelco, Tlaxcala, el cual es objeto de su estudio.

Destaca que para su investigación, Gustavo Mauleón ha consultado documentos de los archivos de notarías de Tlaxcala y del Archivo General de Nación, que dan cuenta de que el órgano de Zacatelco se instaló entre febrero y agosto de 1837 y costó 2 mil pesos.

Castro y sus castillos redondos

José Luis Acevedo, organero independiente, señaló que una característica de los instrumentos de Seferino Castro fueron los castillos redondos.

Explicó que este tipo de órganos fueron usados mucho en el siglo XVII, pero después quedaron en desuso, hasta que el maestro Castro los retomó.

Otro aporte de Seferino Castro, sostuvo, fue la construcción de un teclado con 53 teclas, como el del Santuario de Ocotlán (1845), cuando normalmente eran de 54 notas o más.

“No sabemos por qué disminuyó las notas, si musicalmente siempre se requieren más; sin duda fue un maestro organero singular que tuvo una altísima producción”, explico Acevedo.

Martínez Vasconcelos: tres

generaciones de organistas

Ricardo Rodys, organista e investigador del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO), se refirió a los Martínez Vasconcelos, familia de tres generaciones de organistas y organeros ligados a la Catedral de Oaxaca, así como a las comunidades de Santa María Tlacolula, San Juan Teitipac y San Dionisio Ocotepec.

El experto explicó que los ancestros de la dinastía aparecen en los registros de la Catedral de Oaxaca en el siglo XVII. Entre ellos había pintores, tejedores, candeleros, pero no músicos.

La historia cambió en 1739, cuando el sastre Antonio Martínez se casó con Narcisa Antonia Vasconcelos y engendraron más de 10 hijos; cuatro de ellos aprendieron música y, con el paso del tiempo, se transformaron en reconocidos organistas del Valle de Oaxaca.

Explicó que el hijo más grande, Mariano Santiago Martínez, fue violinista en el conjunto cardenalista de Oaxaca y su hermano, Juan Martínez Vasconcelos, se mudó a los valles de Oaxaca, donde se casó y tuvo cinco hijos, quienes nacieron en Tlacolula, San Dionisio Ocotepec y San Juan Teitipac.

Por los lugares de nacimiento de sus hijos, expuso, se puede inferir que Juan Martínez fue organista de los pueblos de Santa María Tlacolula y tal vez Tlacochahuaya.

Agregó que uno de sus hijos, Juan Domingo, se casó con Mariana Flores y tuvieron 12 hijos, de los cuales seis fueron organistas u organeros. En 1826 reparó el órgano chico de la Catedral de Oaxaca y en 1840 construyó el órgano grande de Tamazulapan.

Ricardo Rodys dijo que esta generación de organeros concluyó con sor María Clara del Santísimo Sacramento, hija de José Nicolás Martínez. Al morir, en 1861, dejó como testamento un cuaderno con música para órgano que, al parecer, pudo ser escrita por su abuelo Juan Martínez y su tío José Domingo.

El especialista informó que en Oaxaca aún existen 74 órganos realizados por esta dinastía en el siglo XIX, los cuales se caracterizan por seguir el modelo español del siglo XVI: un teclado con sólo 45 teclas con la octava corta y la decoración de las cajas y los tubos con elementos florales y fantasmagóricos.

 

Museo Franz Mayer festeja 30 años en 2016

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Enero 2016 Visto: 2968

mayerLas actividades arrancarán con Tesoros escondidos en el Carmelo Teresiano mexicano

NOTIMEX. EXCELSIOR. UDAD DE MÉXICO. Tesoros escondidos en el Carmelo Teresiano mexicano, Sillas. Diseño mexicano, WorldPressPhoto y Bienal del Cartel 2016, son algunas de las exposiciones con las que el Museo Franz Mayer celebrará este 2016 sus 30 años.

Las actividades arrancarán el próximo 22 de enero con Tesoros escondidos en el Carmelo Teresiano mexicano, una muestra en la que se presentaran cerca de 100 piezas, entre pintura, escultura, documentos, libros y cerámica, muchas de ellas nunca antes expuestas en museos.

Con ella, reflexiona en torno al arte en la vida cotidiana a lo largo de los siglos, como parte de las celebraciones del Quinto Centenario de Santa Teresa de Jesús.

A partir de 12 de febrero, llegará Sillas. Diseño mexicano una exposición que busca celebrar los 30 años del Museo Franz Mayer, mostrando una selección de los distintos tipos de sillas y asientos que se han utilizado en México a lo largo de la historia.

La exhibición, que se extenderá hasta el 17 de abril, representa una prueba material de las corrientes, estilos artísticos, tecnología y materiales de la época en que cada silla ha sido desarrollada.

Como cada año, el recinto cuya colección está conformada por artes decorativas de los siglos XVI y XIX de distintas procedencias, materiales y estilos, recibirá en la recta final del año WorldPressPhoto.

También, en este 2016, recibirá la muestra de la 14 edición de la Bienal Internacional del Cartel en México.

Por lo pronto, los fines de semana el museo ofrece una serie de talleres.

 

La soprano mexicana Rebeca Olvera llega a Mónaco

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Enero 2016 Visto: 3028

SOPRANOLa intérprete prepara su debut en la Ópera de Montecarlo, al lado de Cecilia Bartoli
JUAN CARLOS TALAVERA. CIUDAD DE MÉXICO. EXCELSIOR. Luego de estrenarse con éxito como la Condesa de Folleville, en la ópera El viaje a Reims de Rossini, la soprano mexicana Rebeca Olvera (Puebla, 1979) adelantó a Excélsior que se prepara para su debut en la ópera de Montecarlo, al lado de la mezzosoprano Cecilia Bartoli, su primera aparición al lado del tenor sonorense Arturo Chacón-Cruz en marzo y su primera actuación en el importante Festival de Edimburgo.

“En menos de un mes, en febrero me presentaré por primera vez en la Ópera de Montecarlo, en Mónaco, como parte de un tour con la producción de la ópera Norma, junto a la gran mezzosoprano Cecilia Bartoli”, detalló vía telefónica.

Además, adelantó que en abril cantará con Chacón-Cruz, quien viajará a Zúrich para interpretar el papel de Don José en el montaje de Carmen, de Georges Bizet, bajo la dirección de Cornelius Meister.

La Carmen está programada para el 26 de marzo, con cinco funciones posteriores, la cual será protagonizada por la mezzo británica Christine Rice, así como Shelley Jackson como Micaela, IrèneFriedli como Mercedes y Rebeca Olvera como Frasquita.

“Estará con nosotros Arturo Chacón, quien interpretará a Don José, así que ésta será la primera vez que trabaje con nuestro compañero mexicano. Me da mucho gusto compartir el escenario con él, porque está haciendo una gran carrera y poniendo a México muy en alto”.

Sobre su debut en El viaje a Reims en el primer día de este año, Olvera dijo que llegó como cover al montaje de esta ópera, la cual ha disfrutado mucho. “La música es hermosa, la historia un poco sencilla porque siempre se habla del viaje a Reims, un lugar al que nunca van”.

Pero lo más importante es que le ha permitido compartir escenario con artistas como Javier Camarena, apunto, “entre otros cantantes que de verdad han llegado al nivel de dioses para mí, como la italiana Rosa Feola, Serena Farnocchia, el uruguayo Fernando Rocha, así que fue un honor compartir escenario”.

Entre otros proyectos, Olvera comentó que, para el mes de abril, volverá a actuar con Cecilia Bartolli en la producción de El Conde Ory, en Zúrich, de la cual hace un par de año se grabó un DVD.

Así como Così fan tutte, en mayo y junio, al lado de la soprano alemana Julia Kleiter, la mezzo Anna Stéphany, el tenor Mauro Peter y los barítonos RubenDrole y Oliver Widmer.

En agosto llegará su debut en el Festival de Edimburgo, dos meses después actuará en el Théâtre des Champs-Élysées y en noviembre viajará a BadenBaden, en Alemania.

Por último, la soprano mexicana reconoció que este año no se presentará en México, luego de que en mayo del año pasado acompañara a Javier Camarena en su gala en el Auditorio Nacional.

“Este año no tengo nada programado en México, lamentablemente, porque ando muy atareada, pero ponle que yo quiero ir, me muero por ir a mi país, la última vez fue en mayo acompañando a Javier Camarena. Pero me quedé con ganas de más”.

Luego de 11 años de trayectoria profesional, Rebeca Olvera reconoce que vive su proyecto de vida ideal, especialmente porque para ella la familia es lo más importante y no quiere descuidar a sus dos hijas (Mónica de cuatro años y Sandra de 18 meses).

“Pienso que ha sido muy buena esta combinación de pertenecer al ensamble de la Ópera de Zúrich porque me ha dado una estabilidad económica, valiosa y necesaria y de pronto salir a hacer algunos proyectos para darme conocer más un poco más. Además, tengo la oportunidad de convivir (en esta misma casa de ópera) con Javier Camarena, que es como mi hermano”.

 

Echa raíces Brandon Salazar en la gráfica tlaxcalteca

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 2901

grabadoNora Rachel Ramírez. El Sol de Tlaxcala. Tlaxcala, Tlaxcala.- "Entré con la expectativa de ganar porque, aparte de la complejidad que fue realizar la pieza, también fue un esfuerzo en conjunto; yo lo veo como una palmada en el hombro que te dice que estás haciendo bien las cosas", dijo Jorge Brandon Salazar Marín, sobre su primer lugar en la categoría de grabado, en los Premios Tlaxcala de Artes Visuales 2015.

La pieza "La parábola de la cactácea o cómo uno con el tiempo va echando raíces", se empezó a gestar en febrero de 2015, en una clínica que ofreció el Taller la Imagen del Rinoceronte, en Tlalpan, en la ciudad de México, en donde trabajó durante una semana, en donde "realicé varios prototipos de lo que sería la pieza que al final fue la ganadora del premio", expresó el artista visual, también conocido como "Error del Arte".

Acerca del proceso creativo, abundó que "La parábola de la cactácea..." ha sido una de las piezas que más trabajo le ha costado, tanto en impresión como en la creación y el aspecto del discurso.

Igualmente, mencionó que fue un trabajo muy agotador al ser más o menos 16 placas auxiliares, lo que hace de este trabajo algo colectivo, pues recibió mucho apoyo de sus compañeros artistas para levantar el papel, cambiar placa tras placa y demás.

De la misma forma, relató que el margen de error era muy amplio y para que saliera esa pieza tuvo que equivocarse muchas veces, por lo que, pese a ser grabado, no se pueden hacer más copias dada su complejidad, lo que la hace básicamente única.

Asimismo, comentó que la citada obra -elaborada en técnicas como: metal, linóleo, madera y offset- consta de cuatro autorretratos que muestran una evolución de su persona comparada con una planta, un nopal, que igual va creciendo y echando raíces.

Destacó que eligió ese tema porque era algo que le causaba mucha intriga, "eso de pensar por qué sigo con esta actividad creativa, es un tema que atañe a mi persona y me di cuenta que la mejor forma de expresarlo era a través de mí mismo".

Acerca de compararse con plantas espinosas, con las que ya había trabajado con antelación, dijo que muchas veces ha considerado las relaciones que ha tenido con unas personas o consigo mismo así: "agresivas, punzocortantes".

Lo que lo ha llevado a pensar que es necesario estar un poco más cerca de la naturaleza porque "se puede aprender mucho siempre de ella, y nosotros somos una generación que estamos acostumbrados al teléfono, a vivir en una sociedad que cada vez tiene más dificultad de convivir con ella".

Por último, enfatizó que para él echar raíces es continuar investigando y aprendiendo más cosas, y no fijarse tanto en el reconocimiento o los premios, puesto que "si uno trabaja, al menos yo siento eso, pues llegará lo que cada quien se merece".

 

100 Cosas que hacer en la Ciudad De México

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 3245

Mexico¿De viaje por la capital y no sabes por dónde empezar? Aquí cien ideas, probadas por nuestros expertos, para que descubras y te (re)enamores de los diferentes rincones del Distrito Federal.

BELÉN GÓMEZ Y ANGEL GALLEGOS
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1. Recorre el Centro Histórico. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conserva joyas arquitectónicas, como el Palacio de Bellas Artes y el Palacio de Correos. Aquí encontrarás museos, tiendas (para comprar de todo), restaurantes, cantinas y magníficos edificios coloniales. Camina por el andador peatonal Madero, lleno de gente, artistas callejeros e interesantes rincones.

2. Admira la Catedral Metropolitana. Se trata de la catedral más grande de América. Fue comenzada a construir en 1573 y terminada en 1813, por lo que posee varios estilos arquitectónicos. Destaca su retablo y la cúpula, elaborada por Manuel Tolsá. A un costado está el Sagrario Metropolitano que, para algunos expertos, contiene la fachada churrigueresca mejor lograda de Iberoamérica.

3. Observa los murales de Palacio Nacional. Este edificio conserva bellos murales de Diego Rivera que relatan la historia de México. Aquí tampoco dejes de admirar el balcón donde, cada año, el presidente da el “Grito” haciendo sonar la misma campaña con la que el cura Miguel Hidalgo llamó al movimiento armado.

4. Come en la terraza del Gran Hotel de la Ciudad de México. Ubicado en uno de los edificios más hermosos del Centro Histórico (donde sobresale la decoración Art Nouveau, el elevador abierto de herrería y los techos de vitrales), este restaurante ofrece una de las mejores vistas de la ciudad. Contemplar ahí el atardecer no tiene precio. Te recomendamos pedir el menú de degustación.

5. Entra al Templo Mayor y visita el Museo de Sitio. En este espacio descubrirás miles de piezas prehispánicas halladas durante más de 36 años de excavación en las ruinas de lo que fuera el edificio más grande e importante de México-Tenochtilan, y su recinto sagrado. Entre los monumentos que no puedes dejar de admirar destacan el monolito de Coyolxauhqui y el imponente relieve de Tlaltecuhtli.

6. Busca las ventanas arqueológicas en el Centro (existen más de 170). Éstas te permitirán “asomarte” a tiempos del México antiguo y Colonial mediante la protección y señalización (con vidrios templados y barandales) de viejas construcciones que nos recuerdan otros rostros que tuvo la capital en diferentes momentos de la historia. Te recomendamos descubrir las que están en el atrio de la Catedral Metropolitana, el Palacio del Arzobispado en la calle de Moneda y el Centro Cultural España (en República de Guatemala o Donceles).

7. Encuentra joyas literarias en las librerías de “viejo” en Donceles. Si te gustan los libros antiguos no te puedes perder estas tiendas del Centro Histórico, que son una tradición desde tiempos de la Colonia (aunque, inicialmente, tenían otra ubicación). Es el lugar favorito de los coleccionistas y de los curiosos que buscan títulos -de segunda mano- poco comunes y sobre cualquier tema.

8. Camina por el Paseo de la Reforma y súbete a la columna del Ángel de la Independencia. El Paseo de la Reforma es la avenida más elegante de la ciudad: en ella hay tiendas, museos, parques y algunos de los monumentos más emblemáticos del país, como “el Ángel”. La columna, de 52 metros, fue inaugurada en 1910 y actualmente es posible subir por su interior hasta los pies de la Victoria Alada. Desde ahí se obtienen magníficas panorámicas de la urbe.

9. Conoce el Museo Nacional de Antropología. Construido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, evocando rasgos de la arquitectura de la época prehispánica, este recinto es considerado por los especialistas como el más importante de América Latina y uno de los veinte más influyentes a nivel mundial. Entre los tesoros están: el monolito de Tláloc, que da la bienvenida al visitante desde el Paseo de la Reforma, la Tumba del rey Pacal, y la impresionante Piedra del Sol, el monumento arqueológico más importante de México descubierto el 17 de diciembre de 1790.

10. Visita el Bosque de Chapultepec. Este hermoso parque tiene espacios para correr, andar en bicicleta y caminar. En la Primera Sección se descubren los Baños de Moctezuma,“El Sargento”, la fuente de Nezahualcóyotl, monumentos a los Niños Héroes y una zona arqueológica. Puedes conocer estos parajes a pie o bien, a bordo de un tranvía ecológico. Además, está el zoológico con más de 1,400 especies y el Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec que alberga colecciones de arte y objetos de la época de la Independencia hasta el siglo XX (¡en el único castillo de México!).

11. Come en la zona de Polanco. Polanco es una de las colonias más cosmopolitas de la capital. Aquí hay boutiques, restaurantes, bares, parques y cafés. Uno de los lugares de mayor tradición es la conocida como “zona de Polanco”, entre el Parque Lincoln y Avenida Presidente Masarik. Aquí hay restaurantes de todo tipo de comida con agradables terrazas. Te recomendamos el Dulce Patria ($$$$), considerado como uno de los mejores de alta cocina mexicana.

12. Pasea con tu perro por el Parque México, en la Condesa. ¿Tu mascota es tu mejor amigo? Una buena opción es irse juntos una mañana a este parque, un paraíso para los perros. Además de toparse con numerosos canes paseando y gente haciendo ejercicio, es el mejor lugar para convivir con otros amantes de los animales. En los alrededores hay varios cafés para descansar.

13. Ve una carrera de caballos en el Hipódromo. En el Hipódromo de las Américas (entrada por Avenida Conscripto o Ingenieros Militares, a un costado de Periférico) podrás ver carreras de cuartos de milla y purasangres. Es un sitio muy entretenido pues a la par de ver a estos equinos correr velozmente, puedes hacer apuestas, comer y tomar unas copas. (Antes de ir, revisa las temporadas de carreras).

14. Entra al Mercado de Artesanías y Platería de la Zona Rosa. Este Barrio Mágico (a espaldas de Paseo de la Reforma) es conocido por su vida comercial y ambiente gay. Aquí también destaca el Mercado de Artesanías y Platería, fundado en 1955 y que ofrece piezas provenientes de todo el país. Podrás comprar sarapes, sombreros de charro, hamacas, esculturas de obsidiana, vajilla de talavera, vestimentas típicas, artículos de piel, entre otras curiosidades. El mercado abre de 9:30 a.m. a 7:30 p.m. de lunes a sábados, y de 10:00 a.m. a 4:00 p.m. los domingos.

15. Toma un café o un chocolate caliente en Café El Jarocho, en Coyoacán. Es toda una tradición en este Barrio Mágico del sur de la Ciudad de México desde 1953. Hay varias sucursales (como la de Avenida México). Acompaña tu bebida con un churro relleno de chocolate, mermelada, cajeta o Lechera que podrás comprar en los puestos cercanos a la plaza principal.

16. Conoce la Casa Azul, en Coyoacán. Si te gustan las obras de Frida Kahlo no puedes perderte este interesante museo, alojado en lo que fuera casa de la pintora y, durante unos años, también de Diego Rivera. Además de algunas de sus pinturas podrás ver cartas de amor, piezas prehispánicas y objetos personales como sus vestidos, el corsé y el espejo que utilizó para pintar después del accidente con el autobús.

17. Asiste a la lucha libre. En la Arena México podrás ver divertidas luchas entre enmascarados. Es ideal para ir con tus amigos o familia; el ambiente es muy agradable y resulta hasta desestresante apoyar (a gritos) a tu favorito. Toma nota: hay un Turibús que después de pasearte por la ciudad te lleva a un espectáculo en la Arena.

18. Ve una película en el Autocinema Coyote. Revive los años 50´s yendo al cine en tu auto. En este espacio, localizado en Santa Fe, Cuajimalpa, se ofrecen funciones semanales de películas clásicas. Es una excelente opción para ir en una cita con tu pareja (actual o futura). El autocinema cuenta con servicio de alimentos y bebidas ¡hasta tu asiento!

19. Come tacos al pastor. El mejor representante de la cocina chilanga. Estos tacos de carne de cerdo adobada son sencillamente deliciosos; se acompañan de piña, cilantro, cebolla y salsa verde o roja. En cualquier taquería de cualquier lugar los encontrarás. Recomendamos los de El Tizoncito, El Califa, Villamelón y El Borrego Viudo.

20. Diviértete en SixFlags. Inspirado en los personajes de Looney Tunes y superhéroes como Batman y Superman, ofrece atracciones para todas las edades. Los fanáticos de la adrenalina deben subirse al Superman, a la Medusa, al Batman theRide y al Kilauea. Además, en este lugar localizado al sur del DF hay juegos de destreza, espectáculos, restaurantes, tiendas de souvenirs y puestos de antojitos.

21. Lleva a tus hijos/ sobrinos/ primos al Papalote Museo del Niño. En la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, cerca de La Feria, está este museo interactivo ideal para los más pequeños. Aquí aprenderán jugando, podrán simular trabajar en los medios, subirse al Árbol Ramón y conocer temas relacionados con la naturaleza y el medio ambiente. Asimismo, aquí se encuentra la MegapantallaImax donde es posible ver películas y documentales en un formato gigante y sorprendente.

22. Canta con mariachis en la Plaza Garibaldi. ¿Te encanta la música del mariachi? Entonces no puedes dejar de ir a este Barrio Mágico, cercano al Centro Histórico. En la plaza constantemente se presentan agrupaciones que te harán cantar “las rancheras”, y en los alrededores hay buenos bares para seguir la fiesta.

23. Conoce la Casa-Estudio Luis Barragán. Este espacio arquitectónico de la segunda mitad del siglo XX, ubicado en Tacubaya, es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su exterior es muy sencillo; sin embargo, los acabados de su interior son extraordinarios: fíjate bien en las escaleras, el vestíbulo y la terraza. Te recomendamos revisar los horarios, pues no siempre está abierta.

24. Ve a los mercados de San Ángel. Este Barrio Mágico, al sur de la capital, tiene mercados muy “nice” para comprar artesanías y comer rico. Uno es el Bazaar Sábado, que se coloca en la Plaza de San Jacinto desde 1960; aquí podrás adquirir productos típicos de calidad. Recientemente, se inauguró el Mercado del Carmen dentro de una casona, donde hay puestos que venden alimentos como jugos detox, galletas veganas, chocolates y helados artesanales.

25. Observa las momias del Museo del Carmen. En el Museo del Carmen, en San Ángel, se muestra la vida de los monjes carmelitas que habitaron el Convento. Además de arte religioso, muebles y documentos, vale la pena admirar los 12 cadáveres momificados de personajes no identificados expuestos en cajas de madera forradas de terciopelo, ¡y que tienen una antigüedad de más de 300 años!

26. Conoce la Casa-Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo. Otro lugar de interés en San Ángel es este museo que fuera la primera casa funcionalista de América Latina, creada por el arquitecto Juan O'Gorman. En este singular recinto podrás ver los talleres y habitaciones de los pintores, así como la colección de arte popular donde sobresalen los enormes “Judas”. Después de tu visita te recomendamos comer en el restaurante San Ángel Inn.

27. Asiste a una obra de teatro. En la capital hay cientos de teatros, públicos y privados, para todas las edades. Musicales, adaptaciones, teatro clásico, obras infantiles.... ¡la oferta es interminable! Revisa la cartelera (y páginas como Más Teatro) para elegir la que más te guste. Uno de los recintos que debes conocer es el Teatro Insurgentes, pues su fachada decorada con mosaicos por Diego Rivera vale por sí sola la visita.

28. Presencia el espectáculo de luz y sonido en el Polyforum Siqueiros. Este recinto, ubicado a espaldas del WorldTrade Center, es el mural más extenso del mundo, pues toda su estructura está decorada por la obra de David Alfaro Siqueiros. El espectáculo consiste de escuchar de la propia voz del maestro la descripción del mural "La Marcha de la Humanidad", mientras gira la plataforma del Foro Universal. Hay funciones los sábados y domingos a las 12:00 p.m. y 2:00 p.m.

29. Súbete a una trajinera en Xochimilco. Considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Xochimilco es un lugar único en el mundo: aquí podrás pasear en una embarcación por canales como harían los mexicas. Es perfecto para ir con amigos (lleva tus bebidas, botanas y música). No dejes de ir a la Isla de las Muñecas (¡está de miedo!) y de comprar flores y plantas.

30. Pasa una tarde en el Vivero de Coyoacán. Al sur de la capital está este parque nacional dedicado a la conservación de plantas y la reforestación. Además de tener un rato agradable, aquí donan árboles de varias especies por si estás buscando plantar uno en tu jardín, camellón o calle.

31. Visita el Museo Dolores Olmedo. En este bello recinto de Xochimilco (que fuera residencia de la coleccionista y promotora del arte) podrás admirar obras de Diego Rivera, Frida Kahlo y Angelina Beloff. También es sumamente interesante el inmueble que conserva objetos personales, pinturas, fotografías y muebles de Olmedo. En sus amplios jardines hay pavorreales y xoloitzcuintles.

32. Pasea por la Colonia Roma y admira su arquitectura afrancesada. Esta hermosa colonia destaca por la elegancia de sus construcciones, sus restaurantes, sus plazas y bares. Aquí puedes ver desde una réplica de la Fuente de Cibeles hasta una del David de Miguel Ángel, en la Plaza de Río de Janeiro. En esta zona hay muy buen ambiente nocturno y opciones gastronómicas para todos los gustos, incluyendo el original Mercado Roma.

33. Compra pulseras, carteras y bufandas en el mercado de Coyoacán. Si eres de los que les encanta “chararear”, éste es un punto obligado para ti. En el mercado, que ya cuenta con su propio espacio bajo techo, puedes encontrar de todo, desde accesorios hasta artículos decorativos. Una vez terminada tu compra, deléitate con los antojitos que se venden junto a la plaza (hotcakes, esquites, elotes, churros, dulces mexicanos), o si buscas un lugar elegante para cenar te recomendamos Los Danzantes, donde el protagonista es el mezcal.

34. Realiza caminatas por el Parque de los Dinamos. Podría parecer increíble que en pleno DF exista un enorme espacio natural (de más de 2,429 hectáreas), acompañado por un río vivo. Este parque, ubicado en Santa María Magdalena Atlític, posee senderos para caminar, pasear con tu mascota o montar a caballo, áreas para hacer picnics y comederos con antojitos como quesadillas y truchas.

35. Conoce el Parque Nacional Desierto de los Leones. En Cuajimalpa está esta sorprendente área natural (de 1,866 hectáreas) que también alberga un espléndido convento del siglo XVII. Puedes visitar el complejo, correr, caminar y comer antojitos.

36. Escala en paredes artificiales. ¿Amante del deporte de escalada? Ya no tienes que dejar el DF para realizar esta actividad vertical. Hay paredes en lugares como la colonia Nueva Santa María, Santa María Ticomán, Atizapán y Tlalpan.

37. Visita el Museo Soumaya. El nuevo Museo Soumaya Plaza Carso, a espaldas de Polanco, cuenta con más de 6,200 obras de distintas épocas y países. Este recinto posee un sorprendente y moderno exterior, diseñado por el arquitecto Fernando Romero. De la colección destaca el acervo de esculturas de Auguste Rodin, el más grande del mundo después del de Francia.

38. Entra a una exposición en el Museo Tamayo. Este recién remodelado museo se ubica en el Bosque de Chapultepec, muy cerca del Museo Nacional de Antropología. Está dedicado a exhibir obras de arte contemporáneo internacional, pero destacando la colección de su fundador.

39. Corre por el Bosque de Tlalpan. Se trata de uno de los lugares más populares entre los corredores y deportistas que viven al sur de la gran capital. Al noreste colinda con el Ajusco, ofreciendo una experiencia natural única, y cuenta con numerosos circuitos a campo traviesa o pavimento. También hay restaurantes, áreas infantiles, quioscos, viveros y un pequeño zoológico.

40. Conoce la zona arqueológica de Cuicuilco. En este espacio podrás explorar los restos de un antiguo templo prehispánico (de forma circular) levantado hace más de 2 mil años por una cultura que abandonó la región tras la intempestiva erupción del volcán Xitle que llenó de rocas la zona residencial conocida actualmente como El Pedregal.

41. Visita Ciudad Universitaria (CU). Declarado (una parte) Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este Campus de la UNAM al sur de la ciudad conforma un espacio único. Sobresale el hermoso edificio de Rectoría y de la Biblioteca, el Planetario, la Sala Nezahualcóyotl y, claramente, el Estadio Olímpico Universitario, hogar de los Pumas y decorado por Diego Rivera.

42. Entra a una exposición en el MUAC. El Museo Universitario de Arte Contemporáneo, se ubica en el Centro Cultural Universitario, dentro de CU. Las instalaciones son muy modernas (no dejes de visitar la biblioteca) y hay exposiciones interesantes.

43. Descansa en algún spa. Las opciones son numerosas: el Spa Marquis del Marquis Reforma, el Spa Alameda del Hilton sobre Avenida Juárez, el Away Spa en el Hotel W de Polanco, el HeavenlySpa, en el Westin de Santa Fe y el Remede Spa del Hotel St. Regis. Todos con excelentes tratamientos para cara y cuerpo.

44. Sube al mirador de la Torre Latinoamericana. Por muchos años, este edificio construido en 1956 fue el más alto de la capital (188 metros, incluyendo la aguja). Hoy es un icono de la arquitectura moderna mexicana y tiene seis pisos abiertos al público para tener las mejores vistas de la “Ciudad de los Palacios” (el mejor, claramente, es el de la terraza en el piso 44).

45. Conoce la colección del Museo del Estanquillo. En 2006 Carlos Monsiváis fundó este museo, localizado en la calle de Madero en el Centro Histórico, con la intención de compartir con el público su colección de más de 20,000 piezas que incluye fotografías, documentos, miniaturas y maquetas. No te pierdas la terraza que además de brindar una espléndida panorámica es escenario de foros, talleres y espectáculos.

46. Entra al Museo Nacional de la Revolución. Dentro del Monumento a la Revolución, en la colonia Tabacalera, se halla este recién remodelado museo que ofrece una vista amplia del movimiento armado iniciado en 1910. El mirador y la belleza del recinto -que, irónicamente, fue mandado construir por Porfirio Díaz- valen por sí solos la pena; sin embargo, el acervo que incluye fotografías e indumentarias también es muy interesante.

47. Visita la exposición permanente del MUNAL. El Museo Nacional de Arte está en una zona privilegiada de la calle de Tacuba, justo enfrente del Palacio de Minería y custodiado por la bella escultura ecuestre “El Caballito” de Manuel Tolsá. El museo está alojado en lo que fuera el antiguo Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas y tiene una colección permanente de arte mexicano entre el siglo XVI y 1954.

48. Ve a La Villa. Sin importar tus creencias religiosas, tienes que conocer el segundo santuario de mayor peregrinaje mariano del mundo. En la moderna Basílica de Guadalupe, obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, está la venerada imagen de la Virgen de Guadalupe. Visita la Capilla del Cerrito donde, según la tradición, ocurrió "el milagro de las rosas" y la Capilla del Pocito, y no dejes de comer las famosas gorditas de nata.

49. Pasea por la Alameda. Es el parque más famoso de la capital, ubicado sobre Avenida Juárez e Hidalgo. Recientemente fue remodelado y hoy tiene fuentes saltarinas y agradables bancas. Es un buen lugar para caminar con tu pareja; tómate una foto en el Hemiciclo a Juárez y con la estatua ecuestre de Francisco I. Madero.

50. Toma un café en el Corredor Cultural Regina, en el Centro Histórico. Hace unos años se rehabilitó este corredor y hoy es perfecto para pasar una tarde con amigos. En esta calle hay tiendas, bares, cafés y restaurantes. Recomendamos la mezcalería Al Andar, la Hostería La Bota, donde hay arte y buenos tragos, Los Canallas, Dzib y Casa Vecina. Aprovecha la visita para conocer el Claustro de Sor Juana, donde yacen los restos de la poetisa.

51. Conoce la Rotonda de las Personas Ilustres. Dentro del Panteón Civil de Dolores está este espacio con tumbas y mausoleos (increíbles) de hombres y mujeres mexicanos de renombre. Aquí yacen los restos de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Salvador Díaz Mirón, Gerardo Murillo, Amado Nervo, José Clemente Orozco, Agustín Lara, entre otros escritores, pintores, músicos y políticos.

52. Admira el quiosco morisco de Santa María La Ribera. El símbolo de Santa María La Ribera, una de las colonias más antiguas de la capital fuera del centro, es este hermoso quiosco de inspiración árabe. Fue mandado a construir para la Feria Universal de 1884 y antes estaba sobre Avenida Juárez. Admira a detalle sus arcos y techos; y, en fines de semana, disfruta de los shows de payasos, conciertos y más espectáculos que ahí se llevan a cabo.

53. Compra frutas, especias y verduras en el Mercado de La Merced. En este enorme mercado, al oriente del Centro Histórico, podrás comprar alimentos de calidad, en especial frutas y verduras, así como especias como epazote y chiles. Además, hay artículos para el hogar, "remedios" herbales y antojitos como quesadillas y tostadas.

54. Visita el Museo del Juguete Antiguo. En la Colonia Doctores está este espacio donde podrás admirar un acervo de más de 40 mil juguetes de distintas épocas. Destacan su recientemente inaugurada Sala de la Lucha Libre Mexicana y las caricaturas de Cantinflas. Otro tip: date una vuelta por su tienda que vende muñecos y figuras de colección. ¡Encantará a los nostálgicos!

55. Ve de shopping al Centro Comercial Santa Fe. La Ciudad de México cuenta con una vasta oferta de centros comerciales; y éste, ubicado en Cuajimalpa, es el más grande de América Latina. Hay tiendas para todos los gustos y edades, incluyendo las marcas recién llegadas al país como American Eagle, H&M, GAP, Express y Aeropostale. La nueva sección cuenta con una oferta de restaurantes de calidad.

56. Haz el tour del Estadio Azteca. El Estadio Azteca es uno de los foros con mayor historia a nivel mundial y uno de los más grandes del orbe. Sin importar a qué equipo le vayas (o que realmente odies al América) el recorrido vale la pena. Podrás ver la zona de placas de los eventos más importantes, caminar por el túnel Maratón, meterte a la cancha para sentirte como un verdadero futbolista y adentrarte en los vestidores.

57. Conoce el Museo del Anahuacalli. Este espacio museístico, enclavado en Coyoacán, fue diseñado por el muralista Diego Rivera con asesoría del reconocido arquitecto Frank Lloyd Wright. Su construcción es singular: está inspirada en templos prehispánicos y se utilizó la misma piedra volcánica sobre la que está levantado. El museo conserva piezas de arte precolombino (originales y réplicas), coleccionadas por el pintor.

58. Baila en el Patrick Miller. El mejor plan para un viernes en la noche. Por más de dos décadas, este lugar ha sido el favorito de los capitalinos para bailar. Aquí se reúnen fresas, hipsters, bailarines profesionales, taxistas, cantantes... ¡de todo! Los viernes hay competencia de baile (asómate a copiar algunos pasos). Otro punto que resalta es su decoración con paredes neón y que sólo se vende agua y cerveza.

59. Ve una película en la Cineteca Nacional. En la Avenida México Coyoacán está este espacio que se encarga de promover y preservar la cultura cinematográfica de nuestro país y el mundo. En 10 salas se exhiben películas, sobre todo artísticas y de corte documental. Revisa la cartelera para conocer las funciones.

60. Come un helado o una nieve en Roxy, en la Condesa. Ambientada como una típica fuente de sodas de los años 40 (puesto que nació como tal en 1946), esta nevería es toda una tradición en la Condesa (aunque también tiene una sucursal en Polanco). Además de que es un “must” para los capitalinos por la historia del lugar, también lo es por sus productos elaborados con crema, leche y azúcar, como los de antaño.

61. Compra artesanías en La Ciudadela. Si te gusta el arte popular mexicano, este sitio es uno de los mejores para adquirirlo desde las Olimpiadas de 1968. Está en la Plaza La Ciudadela, cerca del Centro Histórico, y exhibe piezas de todo el país, desde textiles y hamacas hasta esculturas, muebles y joyería, por lo que es muy visitado entre turistas nacionales y extranjeros.

62. Ve un espectáculo en el Teatro de la Ciudad. El Teatro de la Ciudad, Esperanza Iris, está alojado en un hermoso edificio en la calle de Donceles, en el Centro Histórico. Este recinto es famoso por ser el foro nacional e internacional por excelencia de las artes escénicas del país. Entre el tipo de espectáculos que podrás presenciar están danza, teatro, ópera, zarzuela, cine, opereta y montajes de gran formato.

63. Come chicharrones preparados, esquites, una guajolota y tacos de canasta. Son delicias chilangas que tienes que probar. Los chicharrones se preparan con salsa picante, cebolla, cilantro, crema y hasta cueritos. Los esquites son elotes desgranados con mayonesa, epazote, crema, queso y chile. Una guajolota es una torta de tamal frito. Y los tacos de canasta son de guisado (se llaman así porque se venden en una canasta). Podrás comerlos en cualquier plaza, parque y mercado.

64. Explora la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. La plaza reúne tres etapas históricas: Tenochtitlan, Conquista y México Moderno. Aquí podrás ver pirámides y ruinas prehispánicas, un convento y el templo de Santiago, y el Centro Cultural Universitario. Además está el Memorial del 68 de la UNAM y monumentos conmemorativos.

65. Paséate por las galerías. ¿Te gustan las artes plásticas? En la capital hay varias galerías con la obra de artistas de toda escuela. En Polanco hay una buena oferta, incluyendo la de Torre del Reloj, la Galería de Arte XXI, la Galería LTBART, la López Quiroga, Alberto Misrachi y Juan Martín. En San Miguel Chapultepec recomendamos la de Kurimanzutto.

66. Haz un tour con tus amigos de cantinas. En el Centro Histórico hay varias cantinas para tomarse unos tragos y comer rico. El primero es el Bar la Ópera, conocido por conservar un impacto de bala de Pancho Villa. El siguiente es la Cantina la Pensular, donde se juega dominó y dados. Otro es el Restaurant Bar el Gallo de Oro, que era frecuentado por intelectuales de distintas épocas. Otras opciones son Cantina la Potosina, el Casino Español y el Bar Alfonso. Hay un recorrido del Turibús que visita cantinas, el cual sale los miércoles y jueves.

67. Entra a alguna exposición en el Museo Universitario del Chopo. En este recinto de la Colonia Santa María La Ribera podrás ver expresiones de artes vivas, espectáculos de música, funciones de cine y otras representaciones artísticas. Por sus características técnicas y estéticas es uno de los edificios más emblemáticos de la capital, mientras es la sede de actividades de cultura urbana, como conciertos de rock mexicano.

68. Pasea un domingo en bicicleta por Reforma. De 8:00 a.m. a 2:00 p.m., todos los domingos (menos el último de cada mes), se lleva a cabo el paseo ciclista. Gente en bici y patines, así como corredores, niños y mascotas se dan cita en esta elegante avenida para recorrerla desde la altura del Auditorio Nacional hasta Bucarelli, con salida al Centro y otras rutas.

69. Ve las transmisiones de ópera en el Auditorio Nacional. Durante ciertas épocas al año se llevan a cabo las transmisiones en vivo de TheMetropolitan Opera, de Nueva York, las cuales pueden ser seguidas por los amantes de este arte en el Auditorio Nacional. Algunas de las óperas que se han presentado son "La bohème" y "Carmen".

70. Pasea por el centro de Tlalpan. En este Barrio Mágico aún se siente tranquilidad como de provincia. Recórrelo a pie y conoce la Plaza de la Constitución con su quiosco, el templo de San Agustín del siglo XVI, la capilla de las Capuchinas Sacramentarias diseñada por el arquitecto Luis Barragán, la Casa Frissac y el Mercado La Paz. Te recomendamos comer en el restaurante La Sazón.

71. Entra al Museo de Memoria y Tolerancia. Localizado en Avenida Juárez, frente a la Alameda, es uno de los espacios culturales más originales de la metrópolis. Además de su arquitectura y museografía, invita a la reflexión sobre estos temas. Te lo aseguramos: subirte al vagón que se utilizaba para trasladar judíos a campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial cambiará tu vida.

72. Recorre la exposición permanente del Museo Franz Mayer. Este museo, que se encuentra en Avenida Hidalgo frente la Alameda, está enfocado en las artes decorativas y el diseño. Entre sus colecciones tienen piezas de platería, cerámica, mobiliario y textiles; así como de arte popular como juguetes y máscaras, con la Colección Ruth Lechuga. A lo largo del año tienen exposiciones como WorldPressPhoto.

73. Lleva a tus hijos/ sobrinos a algún espectáculo en la Plaza de las Artes del CENART. El Centro Nacional de las Artes, localizado en Río Churubusco, es un foro al aire libre donde se realizan actividades artísticas familiares, especialmente para niños. Hay representaciones de danza y teatro, tanto de obras clásicas como modernas, que seguramente disfrutarán los más pequeños de la casa.

74. Visita con tus amigos las mezcalerías de la Roma. El mezcal está de moda; y este Barrio Mágico tiene varios establecimientos donde se vende esta bebida y ricos antojitos y hay buen ambiente. Te recomendamos La Nacional, La Botica, la Pulquería Insurgentes y Lilit. (Además de la Colonia Roma, hay buenas mezcalerías en Condesa y Coyoacán).

75. Rema con tu pareja en Chapultepec. Podría sonarte muy cursi, pero créenos: ¡les encantará! Vayan a la Primera Sección del bosque y renten una lancha de remos y pedales y pasen un buen rato (y muy romántico) en el lago. Saliendo pueden ir al zoológico o al Castillo, o bien comer antojitos en el área de comida.

76. Aprende a bailar danzón los domingos en La Ciudadela. De lunes a sábado, alrededor de 100 personas se reúnen en la plaza José María Morelos para tomar clases de danzón, salsa, cumbia, merengue y otros ritmos. Es una experiencia que no te puedes perder, en especial si eres amante de las pistas de baile.

77. En Día de Muertos, visita las ofrendas de Mixquic. Este Barrio Mágico, al sureste de la capital, es famoso por las ofrendas que ahí se colocan como homenaje a los fieles difuntos. En la noche del 1 de noviembre, los panteones y los hogares se llenan de cempasúchil y veladoras, dando vida a una antigua tradición muy arraigada en los habitantes de Mixquic.

78. Corre por el Sope, en Chapultepec. Ponte tus tenis y ve a la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec para entrenar. Cuenta con un circuito de dos kilómetros que es uno de los favoritos de los runners capitalinos. Al terminar tu entrenamiento camina por el bosque y dirígete al Cárcamo, una obra hidráulica decorada con murales de Diego Rivera, así como la fuente de Tlaloc que lo antecede.

79. Baila salsa en el Mama Rumba. Después de varios años, este sitio sigue siendo el referente de los bailes tropicales de la Ciudad de México. Si te gusta bailar “pegadito”, el Mama Rumba de la Colonia Roma tiene lo que buscas: buenos bailarines, ambiente y tragos a buen precio.

80. Come unos ricos chilaquiles en el Chilakillers. Es el sitio favorito de muchos chilangos para “curar” la cruda. El establecimiento está al pie del Edificio Ermita en Avenida Revolución y su especialidad son (obviamente) los chilaquiles de diferentes especialidades: cochinita pibil, huevo estrellado, entre otros. Lo mejor: las salsas.

81. Ve un clásico en el Estadio Azteca o en el Estadio Universitario. Te guste o no el futbol, ésta es una experiencia que debes vivir. El Estadio Azteca es uno de los más famosos del mundo, y aquí podrás ver partidos de la Selección Nacional o del Club América. Si prefieres un evento de menor tamaño, nada como el Estadio Olímpico Universitario, en CU, que además de buen ambiente y de ser casa de los Pumas, es una joya arquitectónica.

82. Diviértete en el Museo de Cera y el Museo de Ripley en la Colonia Juárez. Alojado en una bella casona de 1904, el Museo de Cera tiene una colección de 230 figuras, distribuidas en 14 salas que incluyen personajes de la historia, el arte y el deporte de México. Seguramente te reirás tomándote una foto con el Santo o con “Chespirito”. A un lado está el Museo de Ripley, con colecciones de objetos extraños y poco comunes del caricaturista Robert L. Ripley.

83. Monta a caballo o pasea en moto en La Marquesa. El Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla (sí, ése es su nombre) se localiza en Cuajimalpa. Este sitio es perfecto para convivir con la naturaleza y pasear a caballo o andar en moto por un sitio histórico. Además hay tirolesas, venta de antojitos y truchas. Si buscas un buen restaurante por la zona, recomendamos La Escondida y Jajalpa, donde también hay jardines y actividades para niños.

84. Desayuna en el Sanborns de la Casa de los Azulejos, en el Centro Histórico. Se trata de uno de los edificios más bellos de la capital, recubierto por mosaicos de talavera poblana y decorado con murales de José Clemente Orozco en su interior. Su ornamentación recuerda a la ciudad de Puebla (de donde es originaria esta cerámica). Para desayunar, nada mejor que las enchiladas suizas.

85. Patina en la pista de hielo del Zócalo (durante diciembre). Cada año, la Plaza de la Constitución se convierte en una pista de patinaje enorme donde los capitalinos pueden divertirse gratis. Es muy divertido pero debes llegar temprano, pues las filas suelen ser inmensas.

86. Conoce la ciudad de noche. El DF de noche tiene otra cara cuando sus monumentos están iluminados y sus bares abiertos. Para llevarte otra idea de la capital existen varios recorridos: toma el Turibús nocturno (el tradicional, el de las Luchas o el de Cantinas), los paseos en tranvía por el Bosque de Chapultepec y los paseos nocturnos en bicicleta. Revisa horarios y ubicaciones en sus páginas.

87. Visita las exposiciones temporales de San Ildefonso. El Antiguo Colegio de San Ildefonso (a espaldas del Templo Mayor) fue una de las instituciones educativas más importantes de la Nueva España y hoy es un recinto idóneo para exposiciones de talla internacional. El inmueble es uno de los ejemplos barrocos más sobresalientes del país y su interior está decorado con murales de Diego Rivera. Aquí hay exposiciones principalmente de pintura, escultura y ciencia.

88. Asiste a un concierto en el Pasagüero. Este establecimiento es un foro cambiante que reúne arte urbano, moda y música. En él se realizan conciertos de menos de mil personas de rock y electrónico independiente. Recientemente, fue inaugurado bajo el concepto Pasagüero + La Bipo, por lo que ahora ofrece una buena carta de tragos y comida. Está en el Centro Histórico, en la calle de Motolinía.

89. Asústate en el Callejón del Aguacate, en Coyoacán. En esta calle del barrio de Santa Catarina en Coyoacán, desde principios del siglo XX, abundan las leyendas: la de la niña asesinada, la del niño ahorcado en un árbol por un militar, la de la casa abandonada habitada por un fantasma, la de la masacre, la del jinete muerto y la de la magia negra durante la época de Lázaro Cárdenas. Ve y siente escalofríos.

90. Aprende sobre vida marina con tu familia en el Acuario Inbursa. La Ciudad de México está bastante lejos del mar, por lo que ésta puede ser la mejor oportunidad para algunos chilangos de conocer el mundo submarino. Este acuario, ubicado frente al Museo Soumaya de Polanco, tiene de peculiar que es subterráneo; dentro hay tiburones, tortugas, mantarrayas y muchas especies más.

91. Admira una instalación o proyección en el Ex-Teresa Arte Actual. En un magnífico edificio del siglo XVII se encuentra este museo que anteriormente fuera convento, cuartel militar e imprenta. Aquí se realizan singulares performances (que encantarán a quienes gusten del arte experimental, alternativo y provocativo), conciertos de música contemporánea, proyecciones de cine, instalaciones y espectáculos multimedia.

92. Veun show de stand-up. El stand-up es un tipo de comedia que se caracteriza por consistir en monólogos (sin producción) sobre diversos temas. Si este tipo de shows te "matan" de risa, en el DF hay varias opciones para verlo: el Beer Hall, en la Roma, que los miércoles presenta a comediantes amateurs; La Vulgar, una mezcalería con foro y shows de corte cómico-musical; y el Caffe 22, un cafecito de la Condesa donde se hacen obras de teatro y rutinas de stand-up.

93. Entra a un cabaret. Revive esta época "dorada" de Francia asistiendo a un show diferente (ya sea de baile, de corte intelectual, de stand-up, de sátiras o trasvesti). Recomendamos el Foro a poco no, en el Centro; El Bataclán en la Condesa (con la línea más hacia el estilo de Lila Downs); El Vicio, en Coyoacán, donde mujeres hacen sátiras; y La Perla, en Garibaldi, con shows travesti y exóticos.

94. Desayuna en el Café de Tacuba. Es uno de los restaurantes de mayor tradición del DF, ubicado en el Centro Histórico. En las paredes hay arte sacro y debe su fama también a que ahí se filmó la película "Los hijos de Sánchez". Entre sus especialidades están las enchiladas Tacuba y el chocolate caliente con pan dulce. Tip: Procura hacer reservación porque suele estar muy lleno.

95. Cena en el Bellini. ¿Estás buscando un lugar diferente y romántico para llevar a tu pareja? Elige este restaurante, el único giratorio de México. Se encuentra en el edificio del WorldTrade Center, cerca de Avenida Insurgentes Sur.

96. Conoce el Museo de la Caricatura, en el Centro Histórico. En la calle de Donceles, en un edificio barroco, está este museo que es un reflejo de la vida social, económica y política del país. Su exposición narra la historia de la caricatura política en México desde 1824 hasta la fecha. Además de la exhibición hay tianguis, talleres y homenajes a diferentes personajes.

97. Asiste a un concierto en la Arena Ciudad de México, el Auditorio Nacional, el Palacio de los Deportes, el Salón Cuervo o el Teatro Metropolitan. En el DF no faltan lugares para ver conciertos y espectáculos. En el Auditorio Nacional se realizan conciertos de artistas mexicanos e internacionales reconocidos, así como obras de teatro y grandes premieres; el Palacio de los Deportes recibe a artistas muy famosos, así como espectáculos deportivos; el Salón Cuervo es para bandas alternativas o nuevas; y el Teatro Metropolitan para espectáculos y conciertos de menor tamaño.

98. Descubre el Museo Panteón San Fernando. Antes, en México se acostumbraba enterrar a los muertos en el interior de templos y conventos. Uno de los más famosos es este recinto, en el Centro Histórico, pues conserva los restos de personajes como Benito Juárez y su esposa Margarita Maza, Vicente Guerrero, Ignacio Zaragoza, Melchor Ocampo y Francisco González Bocanegra. Cada tumba tiene su historia y el espacio es considerado como importante muestra del arte funerario.

99. Come unos churros de El Moro. Desde 1935, esta churrería localizada en Eje Central Lázaro Cárdenas es toda una tradición entre los capitalinos. El menú está formado por churros (muuuy buenos) y chocolate para beber de diferentes tipos.

100. Súbete al Turibús. No importa si llevas toda tu vida viviendo en el DF o si es la primera vez que lo visitas, este recorrido es un “must” para conocer la ciudad. Cuenta con diferentes rutas y lo mejor son las explicaciones de los lugares que recorre. Te aseguramos que verás lugares por los que nunca has pasado y conocerás datos sorprendentes. Puedes tomarlo en el Auditorio Nacional.

 

Tipología de las lenguas

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 3247

s1 lenguaCarmen Junyent. Algarabía. Como el número de lenguas que existe en el mundo es difícil de precisar, establecer una tipología nos ayuda a clasificarlas según sus rasgos gramaticales.
ra empezar, se debe definir qué es una lengua y ello nos lleva a otra labor: la de clasificarlas. En Algarabía tomamos un fragmento del libro Las lenguas del mundo, de Carme Junyent, con el fin de que nuestros lectores se sumerjan en las fascinantes formas de las lenguas y en el orden en que se establecen.
Una clasificación tipológica se puede basar en cualquier característica previamente fijada. Podemos dividir las lenguas, por ejemplo, en lenguas tonales y lenguas no tonales, o lenguas con la oposición singular / plural y lenguas con la oposición singular / dual / plural, o lenguas con marca de número y lenguas sin marca de número, etcétera.
La división tradicional en lenguas aislantes, aglutinantes y flexivas fue muy importante en el siglo xix y dio lugar a un buen número de teorías extralingüísticas. El hecho de que Wilhelm von Humboldt afirmase que la «perfección presupone flexión» hizo pasar por alto otras afirmaciones que, de haberse tenido en cuenta, no habrían permitido el abuso que de esta clasificación se hizo a la hora de categorizar las lenguas en «mejores» y «peores»:
La clasificación tipológica más conocida
 es la morfológica.

También Von Humboldt defendía la inexistencia de tipos puros en las lenguas,
 y en realidad la tipología morfológica de las lenguas ha de verse como un continuo que va desde lenguas fundamentalmente aislantes hasta otras fundamentalmente flexivas.
Una lengua aislante es aquella en la que todas
 sus palabras son invariables, o, dicho en otras palabras, carece de morfología. Uno 
de los ejemplos clásicos de lengua aislante
 es el chino, donde, por ejemplo, «grandes almacenes» es expresado así: bai.huò.shang. diàn—literal: «cien-objetos-negocios- lugar»—. Posteriormente se ha comprobado que el vietnamita es aún más aislante que 
el chino, ya que, por ejemplo, todos los comparativos se forman con hon, así:
Y éstos son algunos colectivos:
La clasificación tipológica apela a las características comunes entre las lenguas aun cuando su origen genético sea distinto.

En las lenguas aglutinantes, las palabras pueden estar formadas por varios morfemas, pero los límites entre 
éstos son siempre claros. Un ejemplo clásico de lengua aglutinante es el turco. En turco, los nombres varían, por ejemplo, según el número y el caso, y la forma de los morfemas tiene muy pocas variaciones; el morfema del plural es siempre –lar– / –ler– y se añade entre el sustantivo y los morfemas correspondientes al caso. Veamos, por ejemplo, la declinación de ev = «casa»:
s1-lengua-tabla-3
Las lenguas flexivas, en cambio, se caracterizan por la inclusión de diferentes categorías en un morfo1 insegmentable. Un ejemplo clásico de lengua flexiva es el ruso –el español también lo es– . Si comparamos las declinaciones de stena = «pared», y dver’= «puerta», veremos que la segmentación en morfemas no es posible:
El tipo morfológico incide invariablemente en las posibilidades de variación sintáctica de la lengua. Es obvio que las lenguas aislantes tendrán una estructura sintáctica más rígida, puesto que la función de cada palabra dependerá de su posición en la frase. Pensemos, por ejemplo, en
 el latín, otra lengua flexiva, donde la frase «Petrus amatPaulum» puede aparecer en todos los órdenes posibles, puesto que la marca de caso nos indicará siempre quién es el sujeto y quién el objeto:
Esta variación sintáctica no sería posible en, digamos, el chino, donde, por ejemplo, niaofei significaría «el pájaro vuela» y feiniao, «el pájaro volador». La invariabilidad en las palabras de las lenguas aislantes obliga a una mayor rigidez en su sintaxis.

 

La Ofunam celebra 80 años y 40 de la Sala Nezahualcóyotl, su sede

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 3114

OFUNAMSe programan festejos que durarán todo 2016, adelanta Edith Morales a La Jornada
Mostraremos al público que somos una orquesta consolidada, de primer nivel, dice la subdirectora ejecutiva de la agrupación
Habrá tres conciertos conmemorativos, uno por cada temporada
Ángel Vargas. Periódico La Jornada. Un año entero de fiesta tiene programado la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam) para celebrar el 80 aniversario de su fundación y 40 años de su sede, la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, efemérides que se cumplen este 2016.

Los festejos incluyen, hasta el momento, tres conciertos conmemorativos, la actuación de directores huéspedes y solistas de renombre internacional, comisiones de obras, la grabación de un disco compacto y el proyecto de una gira nacional.

Así lo dio a conocer a La Jornada la subdirectora ejecutiva de la agrupación, Edith Citlali Morales Hernández, quien afirma que esta celebración será aprovechada para mostrar al público lo que somos, que estamos consolidados como una orquesta de primer nivel.

De acuerdo con la también violinista, el propósito de que sean tres conciertos conmemorativos responde a la idea de mantener el espíritu de celebración a lo largo de todo 2016, pues cada uno se realizará de forma espaciada, en las respectivas tres temporadas que la agrupación ofrece por año.

El primero será el 19 y 20 de marzo, con la dirección huésped del serbio Bojan Sudjic, y en él se realizará el estreno mundial de la obra Ríos y vertientes, comisionada para la ocasión al reconocido compositor mexicano Samuel Zyman.

Además, serán interpretadas la Obertura académica festiva, de Johannes Brahms; el Danzón 2 y Goyas, de Arturo Márquez, y el Concierto para violín número 1, de Max Bruch, en el que participará de solista el violinista ruso VadimRepim, ganador del prestigioso Concurso Reina Elizabeth en Bruselas, en 1989.

Fuera de temporada, se tiene prevista también en esta primera parte del año, el 6 y el 7 de febrero, una gala en homenaje a GioachinoRossini, en la que se hará el estreno nacional de dos partituras del compositor italiano.

Estas son la Obertura de Ermione y El llanto de Armonía sobre la muerte de Orfeo. Destaca la participación como solista del tenor mexicano Javier Camarena, con la dirección de Iván López Reynoso, también como huésped.

Respecto del disco compacto de aniversario, Edith Morales precisa que será grabado a finales de 2016 o principios de 2017 con las obras que fueron comisionadas para conmemorar estas efemérides; y de la gira nacional, aclara que todavía está por definirse.

La integral de Brahms y Rachmaninov

La primera temporada de 2016 de la Ofunam arrancará el sábado 16 de enero y concluirá el 13 de marzo. Está formada por siete programas cuyo hilo conductor serán las cuatro sinfonías de Brahms y los cuatro conciertos para piano y orquesta de Sergei Rachmaninov.

A la par, se interpretarán piezas de Dvorak, Chaikovsky, Liszt, Glinka y Berlioz, así como de los mexicanos Silvestre Revueltas, José Rolón, Joaquín Gutiérrez Heras y Jorge Torres Sáenz.

Luego de que en diciembre pasado concluyó el contrato del británico JanLatham-Koenig como director artístico de la Ofunam, los conciertos estarán a cargo de batutas huéspedes, como SylvainGasançon, Martin Lebel, HansjörgSchellenberg y Daniel Boico.

Hasta el momento se tienen programadas las participaciones como solistas de los pianistas Gustavo Romero, LukasVondracek, Abdiel Vázquez, Wonmi Kim y Jorge Luis Prats, así como los violinistas RyuGoto y VadimRepin, entre otros.

La Ofunam llega a su 80 aniversario con plantilla completa, la cual está integrada por 107 músicos. Según Edith Morales, la parte administrativa de la filarmónica se siente muy satisfecha de los logros alcanzados el año pasado.

Tan sólo en la tercera y última temporada, destaca que las localidades se agotaron, lo cual significó que al menos 4 mil personas presenciaron en vivo los conciertos, a lo que debe sumarse el público que los atestiguó en su transmisión televisiva de los domingos.

“Eso nos tiene muy contentos, porque sabemos que hay conciertos que llenan la sala por sí solos, como la Novena de Bee-thoven o Carmina Burana; pero ya está pasando que la gente viene a ver y escuchar a la orquesta independientemente de lo que toque”, subraya.

“Estamos comprometidos y convencidos de que la programación es muy importante. Entonces, ponemos mucho cuidado en qué incluimos y cómo lo hacemos; en conjugar las obras nuevas, seguir difundiéndolas, lo mismo que a los autores nacionales, pero sin perder de vista a las grandes obras del repertorio, que además son piezas que las personas quieren seguir escuchando.

Estamos buscando, pues, hacer un balance que guste al público y también permita que la orquesta se siga desarrollando y consolidando. Esto es muy importante, trascendental.

 

La música es la máxima riqueza de una radio abocada a la cultura, opina experto

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 3111

La musicaCon los dispositivos móviles se vislumbran nuevas formas de escucharla, dice a La Jornada
Ese arte permite navegar por muchos mundos, afirma Carlos Sandúa, director de una emisora pública
Juan Arturo Brennan. Periódico La Jornada. Madrid. Entre las entidades que forman RTVE (Corporación de Radio y Televisión Española) figura la cadena RNE (Radio Nacional de España).
Una de las estaciones de RNE es Radio Clásica, cuya designación habla claramente de su orientación musical.

En 2014, Carlos Sandúa (Pamplona, 1972) fue nombrado director de Radio Clásica. Graduado de licenciado en bellas artes (Universidad Complutense de Madrid) y con formación de músico en el Trinity College y la GuildhallSchool en Inglaterra, Sandúa es integrante de la comunidad de Radio Clásica, como productor y conductor de programas desde 2008.

Problemas y retos

Durante un reciente encuentro en Madrid, La Jornada abordó a Carlos Sandúa para dialogar sobre temas relacionados con la producción y conducción de programas musicales en radio.

–A estas alturas de la historia cada vez es más complejo seguir programando música clásica en la radio, debido a problemas de presupuesto, de público, culturales. ¿Cómo está la situación en España?

–Nosotros no tenemos tanto esa problemática. Nuestra radio es pública y como servicio público debemos cubrir un espacio que nadie atiende. Al respecto, es fácil acudir a la música clásica. Nosotros somos el equivalente a emisoras de otros países que se dedican a la divulgación, a acercar el conocimiento de la música que es patrimonio de la humanidad.

Problemas de público siempre hay; los tienen también los compositores, los auditorios, los intérpretes, pero creo que la música es un arte lo suficientemente relevante como para que al margen de que el éxito sea importante o de que llegue a las masas comercialmente observadas o no, tenemos que seguir nuestro trabajo; va a perdurar nuestro quehacer con el patrimonio de los compositores.

–En general es difícil traer público a las estaciones de música clásica. ¿Qué pasa en España, en particular con la música contemporánea, tanto en la programación como en la respuesta del público?

–El problema de nuestra emisora no es cuánto público captamos, sino la calidad de éste.

“Intentamos hacer llegar calidad a una sociedad cada vez más necesitada de una oferta de buen nivel. En mi experiencia hay dos temas que siempre preocupan al oyente en España. Uno es la palabra, cuánto hay de ésta frente a la música en una estación de radio. Muchas personas pueden interpretar que una emisora dedicada a la música es un hilo musical, que no lo es.

“La otra gran preocupación es el porcentaje de música contemporánea respecto de la más tradicional, la de antes. Tenemos escasa perspectiva, en contraste con lo que podemos hacer con la música de Bach, Beethoven y Brahms, incluso Mahler.

Necesitamos un criterio para discernir lo que va a perdurar tras el siglo XXI, por ejemplo; a veces lo hacemos bien, otras no tanto y nos sumamos a un mercado, el de la cultura, y a los compositores que circulan ahora. Sin embargo, por la misma razón que señalé, debemos escapar de los lugares comunes, por la vocación de servicio público de nuestra radio; también atender a repertorios poco favorecidos, pero que tengan calidad como la del repertorio patrimonial.

Vincular la música con las artes

–En términos de tecnología, ¿Radio Nacional de España, y en particular Radio Clásica, ya concluyeron completamente la conversión digital? De ser así, ¿eso ha facilitado el trabajo?

–Facilitado, no lo sé; lo ha diversificado, porque ya programamos por franjas horarias y es indudable que no puedes escuchar música contemporánea a primera hora del día o una sinfonía completa y tienes que dividir la música en movimientos, y que en las horas de tránsito, de casa al trabajo, son el tiempo en que se escucha mucha radio por antena; ahí no puedes transmitir una sinfonía de 40 minutos, porque nadie la va a escuchar.

“Al mismo tiempo que programamos para la antena, somos conscientes de que todo eso va a quedar registrado en archivos digitales que podrán ser escuchados cuando lo desee el público a través de los podcasts. Entonces, ¿hasta qué punto tiene vigencia una radio que se adhiere al contenido por horas de programación? Ahí se diversifica muchísimo.

“La radio ahora se ve. Tenemos programas que también difundimos por streaming de video, con lo cual somos productores musicales porque invitamos a compositores e intérpretes a tocar música en nuestros estudios. Asimismo, tenemos que ceñirnos a las horas de programación de conciertos, porque transmitimos muchísimos, una media de dos o tres al día. Así que el trabajo está muy diversificado en función de todo esto.

Los dispositivos móviles también vislumbran nuevas formas de escuchar música; entonces, el trabajo es todavía mayor. Sí ha supuesto una clara mejora que todos los archivos estén digitalizados para manejarlos y lanzarlos a antena cómodamente, pero a la vez eso supone un trabajo ímprobo, un esfuerzo extra.

–En Radio Clásica, ¿a qué dan preferencia? ¿A transmitir música precedida de datos básicos o a la emisión de programas temáticos?

–La preferencia es caminar hacia una radio que vincule la música realmente al contexto que la genera, que es cultural. Entonces, tenemos programas monográficos, temáticos, didácticos, en torno a la voz; uno se llama ArsCanendi, dedicado al canto y a la voz humana; otro es El fantasma de la ópera, que vinculan la música con el pensamiento, la filosofía y la ciencia. Otro, Longitud de onda, en torno a los avances científicos y tecnológicos que tanto preocupan a la sociedad de hoy.

“Tenemos también programas que vinculan la música con las artes plásticas y la literatura, en el entendido de que ésta ha sido hermana constante en la historia de la música. Sin embargo, la tratamos desde otros puntos de vista, como introducirla en su contexto.

“Creo que la música tiene otra capacidad: puede transportarnos de inmediato a otras facultades, porque es un arte tan polisémico, con tantos significados y genera múltiples sentimientos.

No sabemos con exactitud dónde encontrar el significado, pero sí qué sentimos con ella y podemos navegar por muchos mundos. Esa es la mayor riqueza de una radio dedicada a la cultura, con un centro que es la música.

 

Paco Ignacio Taibo II; épica obrera

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 09 Enero 2016 Visto: 3146

tayboEl escritor mexicano publica Que sean fuego las estrellas, novela histórica que recrea la férrea lucha sindical catalana de principios del siglo XX
JUAN CARLOS TALAVER. CIUDAD DE MEXICO. EXCELSIOR. Dicen que la relación entre la historia y lo inmediato no siempre es tan clara. Sin embargo, para el escritor Paco Ignacio Taibo II (Gijón, Asturias; 1949) todo depende del cristal con que se mire. Y para demostrarlo recupera una historia de principios del siglo XX, en su libro Que sean fuego las estrellas.

Se trata de una novela histórica, nutrida de testimonios y numerosos documentos donde recrea el origen de los movimientos obreros en Barcelona. La narración transcurre entre 1917 y 1923, para transmitir un eco hacia nuestros días, a partir de una historia épica que él mismo define tan sobresaliente como la que vivieron los griegos en las Termópilas.

“Pensé que debía traer la historia de la épica sindical de Barcelona a nuestros días, la gran épica, no sólo como experiencia sino como reflexión, porque la historia tiene una gran virtud: ser apasionante”, dice en entrevista el también autor de Asturias. Octubre 1934 y El cura Hidalgo y sus amigos.

Para conseguirlo, recuperó la investigación hemerográfica que realizó a principios de 1985, apuntada en veinticinco cuadernos, dos mil tarjetas, y más de mil 500 recortes de prensa, fotocopias y fotografías, que le sirvieron al autor para contar los años de la clase obrera barcelonesa que luchó bajo el signo de dos sencillas palabras: justicia y libertad.

“Al terminar mi libro sobre Asturias estaba en España y me metí meses en ese archivo y en las bibliotecas catalanas. El resultado fue una investigación minuciosa, con cartas y sólo tres testigos que encontré en México, tres exiliados catalanes que vivieron esta historia épica de la clase trabajadora”, recuerda.

Y aunque la investigación la hizo hace tres décadas, el autor quiso pulir su técnica narrativa para luego contarla de la mejor manera, porque en todo este tiempo no ha surgido más que un libro sobre el tema, donde es abordado de una manera escueta. “Lo que me di cuenta es de que en estas tres décadas no se ha descubierto un archivo ni se mostró algún testimonios.

“Hice aquella investigación cuando hacía mis pininos como narrador de historia, aquella pesquisa se quedó guardada en tres cajas dentro de un clóset. Pero el año antepasado la retomé y para eso he utilizado la que aprendí escribiendo Ernesto Guevara, también conocido como el Che y Pancho Villa: una biografía narrativa”.

Lo primero que Taibo II se preguntó al escribir las líneas iniciales de este libro, fue algo que ahora mantiene su cabeza ocupada: ¿Qué magia tendría aquella ciudad que hacía de cada uno de sus trabajadores un revolucionario en potencia?

“Es algo muy espectacular. Conforme lees el libro encuentras obreros con jornadas laborales de 12 y 13 horas, quienes se cultivaban por las noches en los ateneos. Lo hacían con periódicos de 100 mil ejemplares de circulación diaria, con escuelas, bibliotecas y organización por todos lados. A mí me ha impresionado mucho esta historia y conforme la escribí fue como revivir el arcón de los recuerdos”, asegura el también autor de novelas policiacas.

SIN ILUSTRACIÓN

Pero lo que explica esta historia épica de la clase obrera catalana, advierte Taibo II, no es una simple nostalgia por el pasado, sino comprender cómo y dónde nació el enorme poder de los obreros organizados, después del gran auge de los años 70 en México, con sus electricistas y ferrocarrileros, esa clase trabajadora que no volvió a levantar cabeza vigorosamente.

“A veces encuentro una manifestación con petroleros de Veracruz, pero no se expresan como petroleros, sino como parte de un movimiento civil... eso ha impactado mi memoria. ¿Qué pretendo con este libro? Compartir lo que sé, porque el movimiento social de México no tiene esta memoria... ni esta cultura”, reconoce.

¿Qué resultados obtuvo esa lucha catalana que cuenta en Que sean fuego las estrellas? “Bueno, el libro cuenta lo que le costó a los carpinteros conseguir la jornada de ocho horas en un momento en que en México eso se perdía”.

“Así que esta novela recupera la historia del relojero que se convirtió en periodista, del pintor de brocha gorda que se transformó en el mejor orador, capaz de convocar multitudes y conmover. Ahora me pregunto de dónde salió la sabiduría clasista de esos personajes, con un lenguaje rico y una reflexión política tan profunda, sin haber pisado un aula”.

El único que si contaba con educación básica fue Antonio Amador, La Pulga, que a la postre fue el periodista más salvaje de ese momento, añade. “Los demás son vidrieros que empezaron a trabajar a los 12 años con jornadas de 14 horas”.

Pero también están ahí las historias de las cuatro mil mujeres, esposas de obreros, que convocan a obreras del textil, a prostitutas y camareras de los cafés. “No olvidemos que Barcelona era la ciudad del vicio, que es otra parte que me interesa mucho: ver cómo crece el desmadre en las ciudades, el vicio, el dinero fácil, la cocaína, la prostitución...”, asegura.

Para terminar, Taibo II advierte que la clase media ilustrada no fue convocada al proyecto revolucionario, organizado por la fuerza proletaria obrera catalana. “Ese es un fenómeno que también hemos visto en México, durante la Revolución Mexicana en la etapa Villa-Zapata y para eso basta ver la fotografía de Villa y Zapata cuando llegan a la Ciudad México”.

 

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