Por Ángel Vargas. La Jornada.
Cómo y cuánto afecta el sonido nuestra percepción del mundo es la reflexión que propone el compositor Vicente Rojo Cama (CDMX, 1960) en la instalación audiolumínica Paisaje construido, que fue inaugurada en el Centro de Cultura Digital.
Se trata de la última pieza del tríptico Paisajes, propuesta de arte sonoro en la que el autor trabajó tres años, de 2010 a 2013, grabando y posteriormente editando los entornos sonoros de varias ciudades y sitios naturales de la República Mexicana.
Mi trabajo de compositor se divide en dos grandes vertientes: la orgánica y la artificial. La primera tiene que ver con que desde hace 25 años me he dedicado a grabar sonidos de diferentes entornos, los cuales intervengo. En la segunda, parto del silencio para inventar, con la ayuda del sintetizador, mi paleta sonora, mis propios sonidos, señala Rojo Cama.
En este proyecto quise ser muy estricto en el sentido de que los paisajes fueran realizados con sonidos de la naturaleza y la ciudad. Es decir, sonidos que no hubiera yo inventado ni creado.
Tríptico dialéctico
El propósito general de esa propuesta integral es provocar los sentidos y las emociones de los espectadores. Son sonidos que las personas pueden identificar y que interpretan de acuerdo con su propia experiencia, explica el compositor a La Jornada.
“Es una obra para que las personas la hagan suya y la integren a su imaginario personal y colectivo. Es provocar sensaciones y maneras de entender todo el espacio sonoro.
Oír el mar puede ser abstracto, lo mismo que el ruido de una fábrica o de la multitud. Todos parecieran igual, pero siempre son diferentes.
La primera pieza del tríptico, Paisajes naturales, recoge sonidos y ruidos que nos son a todos muy reconocibles: el tráfico en la ciudad, el aire entre los árboles, el mar, la selva, los automóviles, fiestas y ferias, los cuales posteriormente fueron editados y mezclados para construir con ellos una composición de 18 minutos. Este trabajo constituye la tesis del proyecto.
Naturaleza artificial es la segunda obra, en la cual el autor retomó todos esos sonidos de la pieza anterior y, con la ayuda de una computadora, los transformó de manera electrónica, dando la sensación de que es una pieza de sonidos artificiales. Esta es la antítesis del proyecto y dura 19 minutos.
La instalación Paisaje construido es la pieza final de la propuesta: la síntesis. En sus 20 minutos de duración, Rojo Cama utilizó los sonidos de los dos anteriores paisajes para crear uno nuevo, totalmente diferente, de 20 minutos.
También decidió diseñar e incluir un juego lumínico que convive con el discurso sonoro y lo complementa.
Así, la instalación audiolumínica quedó en ocho canales, cuya exhibición concluirá el 4 de mayo y puede apreciarse en el Memorial del Centro de Cultura Digital, ubicado debajo de la Estela de Luz, en la puerta de Los Leones del Bosque de Chapultepec.
Paisaje construido es una pieza totalmente lúdica, la cual invita al espectador a mantenerse en movimiento continuo para distinguir y disfrutar la manera en que fluyen los diferentes sonidos e interac-túan con el diseño de iluminación, creando atmósferas entre fantásticas, irreales y oníricas.
De acuerdo con Rojo Cama, quien planea editar un disco con el tríptico en su conjunto, el arte sonoro se encuentra en boga en México desde hace unos cinco años, no sólo en lo que respecta la creación, también en cuanto al gusto y el interés creciente de los públicos.
Está muy lejos de ser una moda; llegó para quedarse. Hace 15 años no había siquiera foros; es más ni existía el término arte sonoro. Ahora muchos artistas de diferentes disciplinas han dirigido su atención hacia el sonido, indica.
Se ha hecho mucha obra multimedia en la que se involucra la imagen con el sonido; eso ha permeado la difusión del arte sonoro y su incorporación a los museos, galerías, algo que antes no era tan fácil. Incluso salió del ámbito de la música nueva o contemporánea y tiene ya festivales específicos. El arte sonoro se ha democratizado.