La familia del poeta chiapaneco, quien cumpliría 90 años el 25 de marzo,
evalúa crear una fundación que lleve
su nombre y publicar sus poemas inéditos
VIRGINIA BAUTISTA. Excélsior.
Un papá común y corriente, regañón pero también muy cariñoso”. Así recuerda su hijo Julio al poeta chiapaneco Jaime Sabines (1926-1999), quien el próximo viernes 25 de marzo cumpliría 90 años.
“Nos despertaba con versos de Rubén Darío o Manuel Gutiérrez Nájera. Nos recitaba poemas antes de llevarnos a la escuela. A nosotros nos divertía mucho eso. De niños decíamos ‘tenemos un papá muy loquito, muy raro’”, cuenta en entrevista Julio Sabines.
El historiador, primero de los cuatro hijos del autor de Los amorosos, al que le siguen Judith, Julieta y Jazmín, comenta que en estos días se acordaba de eso con sus hermanas y su madre, Josefa, quien cumplirá 92 años en agosto.
“En medio de las conversaciones, de repente soltaba versos de muchos poetas. Nosotros no teníamos idea de qué se trataba. Hasta muchos años después, como estudiantes, fuimos descubriendo de quiénes eran esas frases y versos. La poesía era su vida, siempre estaba con él”, agrega.
Incluso, narra el primogénito de quien es considerado el poeta más leído por los enamorados y el más recitado por los jóvenes mexicanos, no dejó de escribir, leer y hablar de poesía durante la última década de su vida, cuando padeció diversas enfermedades que lo obligaron a permanecer en cama.
“Tenía una libreta donde tomaba notas y escribía algunos versos, leía mucho, veía mucho la televisión y películas. Recibía visitas en su cuarto, conversaba largo con sus amigos, pero también con los desconocidos que llegaban a tocar la puerta de su casa, que siempre estuvo abierta para los jóvenes poetas y estudiantes. Él era feliz conversando, era su contacto con el exterior, pues su mundo era la recámara y la ventana”, evoca.
Julio Sabines confiesa que lo que más admiró de su padre en sus últimos años fue su paciencia. “Era muy impaciente e inquieto, odiaba estar acostado, sin actividad, pero aprendió a ser paciente. Eso me hizo admirarlo mucho. La disciplina que adquirió para conservar la salud”.
El autor de 16 poemarios legó a sus lectores un basto archivo integrado por libros, unas 40 libretas de apuntes, objetos personales, pinturas y fotografías, su correspondencia, videos de entrevistas, sus poemas musicalizados, recortes de periódicos desde los años 50, “cuando empezó a aparecer en la prensa, las críticas, las reseñas de su obra”, y programas de televisión.
Este acervo, resguardado en su casa de la colonia Insurgentes Cuicuilco, es actualmente catalogado por sus cuatro hijos. “Queremos ordenarlo poco a poco, no tenemos prisa. Es muy grande. Nos gustaría digitalizarlo. Pero todo lo hacemos en nuestros días de descanso”, añade.
Admite que hay dos proyectos más cuya viabilidad analizan: la creación de una fundación que lleve el nombre del autor de Tarumba y un libro con el posible título de Los poemas rescatados, que reuniría algunos de sus textos inéditos.
“En lo de la fundación no hemos avanzado, tenemos muchas dudas acerca de eso. No sabemos si es lo más conveniente, qué tan bien pueda funcionar. Y también tenemos dudas sobre publicar algunos de los poemas que dejó iné- ditos, pues él tuvo más de 30 años para darlos a conocer y no lo hizo”.
Julio Sabines acepta que “el poeta” –así se refiere a su padre– aceptó revisar en vida, a sugerencia de su amigo Carlos Monsiváis, varios de los poemas que había escrito en sus libretas y no habían entrado en ningún libro.
“Eran textos que había tachado y un día que Monsiváis los leyó le dijo que no se merecían el tache. Mi padre estaba seleccionando algunos y quería que los revisaran tanto Carlos como José Emilio Pacheco, a quien iba a pedirle que escribiera el prólogo. Pero ninguno de los dos está ya con nosotros.
“Estamos evaluando publicarlos. Si él no tuvo prisa en hacerlo, nosotros tampoco. Él tenía el temor de que, después de muerto, publicáramos algo que a él no le gustara. Eso nos detiene”, concluye.
De gran bondad
Pilar Jiménez Trejo, autora del libro Jaime Sabines. Apuntes para una biografía, resultado de múltiples entrevistas que realizó al poeta durante su última década de vida, lo define como “un hombre encantador, un poco angelical, con una bondad y una generosidad muy transparente.
“Era un hombre que hablaba como escribía, de una sencillez y a la vez profundidad sobre la vida, la condición humana, el paso del tiempo, la muerte. Si bien es conocido por sus poemas sobre el amor, abordaba infinidad de temas.
“Conversaba sin tapujos de lo que le sucedía cotidianamente. Es un poeta de la vida que se renueva. Partía de la premisa de que la vida puede ser trágica, terrible, pero siempre es hermosa”.
La comunicóloga cuenta que buscó al Premio Xavier Villaurritia 1973 cuando era diputado y lo convenció de entrevistarlo para Canal 11. “Me dijo que no le gustaban los periodistas, pero finalmente accedió a que le enviara las preguntas por correo. Ese fue el primer encuentro de varios. Tardé 17 años en hacer el libro”, recuerda.
Jiménez estuvo cerca del Premio Mazatlán de Literatura 1996 durante su enfermedad y convalecencia. “Fueron los años en los que se volvió famoso, dio sus recitales y acudió a muchos festivales internacionales. Caminaba con bastón, con muletas o en silla de ruedas. Pero siempre atendía las invitaciones.
“Convocaba multitudes. Era el poeta de todos. Por eso aún está completamente vivo en el corazón de sus lectores. Si entras a las redes sociales te das cuenta que hay un montón de jóvenes que citan sus versos en Facebook, Twitter y YouTube, retoman las frases que dijo en entrevistas, lo rein- ventan. Si se presentara hoy volvería a llenar auditorios”.
La periodista y escritora admite que Sabines cambió su vida, por eso sigue al pendiente de su legado, como su archivo. “Me preocupa que estos materiales están un poco en riesgo de deteriorarse, porque no tienen las condiciones adecuadas. Sus hijos hacen lo imposible por conservarlos, pero ha sido difícil para ellos y no han recibido ningún apoyo institucional. Espero que esto se solucione”.
Sabines será recordado, en el marco de su natalicio, el martes 29 de marzo, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (Av. Juárez y Eje Central, en el Centro Histórico).
Poemarios publicados
Horal (1950)
La señal (1951)
Adán y Eva (1952)
Tarumba (1956)
Diario semanario y poemas en prosa (1961)
Poemas sueltos (1951-1961)
Yuria (1967)
Maltiempo (1972)
Algo sobre la muerte del mayor Sabines (1973)
Otros poemas sueltos (1973-1994)
Nuevo recuento de poemas (1977)
Jaime Sabines. Recuento de poemas: 1950/1993 (2012)