Busca beneficiarse en algo de los 100 millones de euros destinados para salvar ese sitio
Reclutamos un ejército de espías para trabajar entre las ruinas, en la llamada Operación Garganta Profunda, e identificar oscuras negociaciones, anuncia el director del proyecto
Michael Day. The Independent. Periódico La Jornada
Roma.
Los días de esplendor de Pompeya pasaron hace mucho tiempo, pero la intriga y corrupción que marcaron la vida en el lugar de recreo de la clase pudiente romana no han desaparecido del todo.
Antes de que la ciudad quedara sepultada bajo siete metros de ceniza volcánica, el espionaje, las puñaladas por la espalda y el asesinato eran el sello de la casa. Ahora, dos milenios después, se ha reclutado un ejército de espías para trabajar entre las ruinas, en lo que se ha llamado Operación Garganta Profunda. El trabajo de estos informantes es buscar las oscuras negociaciones que involucran a criminales ordinarios y a la Camorra local, la cual pretende poner las manos en algo de los 100 millones de euros que se invierten en el sitio en un intento por salvarlo del colapso permanente.
Reparaciones chapuceras y baratas
Los mafiosos están encantados de vender cemento de bajo grado y realizar reparaciones chapuceras y baratas, actividades que han puesto en riesgo algunas partes de Pompeya. Luigi Curatoli, director general del Gran Proyecto Pompeya, expresó confianza en que la nueva operación resultará efectiva para proteger las finanzas del sitio.
Obviamente siempre esperamos que no se cometan delitos. Pero si se descubren, gracias al sistema de informantes podremos responder con rapidez, declaró Curatoli al periódico Il Mattino de Nápoles. La necesidad de erradicar la corrupción se ha vuelto prioritaria, dadas las enormes sumas que se gastan en salvar y restaurar la antigua Pompeya.
Algo que se acerca a la salvación financiera del sitio apareció en abril de 2012, con la inauguración del Gran Proyecto Pompeya. La Unión Europea prometió aportar casi 75 millones de euros, y el gobierno italiano contribuirá con otros 30 millones.
La escasez de personal capacitado y problemas administrativos impidieron a Pompeya utilizar los 75 millones de la Unión Europea (UE) antes del plazo de diciembre de 2015 fijado para el proyecto, el cual se ha extendido otro año. Pero ya entonces había inquietudes por cómo se estaban gastando los millones.
Aspecto del jardín de los fugitivos, en Pompeya, urbe romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 dC (imagen de Internet)
En 2013, cuando comenzaron los trabajos, la policía de Campania, la región sureña en la que se ubica Pompeya, detuvieron al jefe de una firma contratista de restauración que había participado en las obras e investigó las actividades de cuatro altos funcionarios, de quienes sospechaban que pagaron precios inflados por trabajo de restauración en el Teatro Grande de Pompeya.
Trascendió que ingenieros empleados en el sitio habían sido puestos en la lista negra de su profesión, y que materiales de calidad sospechosa se usaron en la reconstrucción del edificio.
Pero algo más preocupante acecha en las sombras: la Camorra. Apenas a 25 kilómetros está el puerto de Nápoles, base de esa mafia, que tiene allí la mano metida en todo, desde drogas y proyectos de construcción hasta la recolección de basura.
En abril de 2013, un pequeño ejército de carabinieri, agentes de la policía financiera y funcionarios encabezado por Mariolina Goglia, jefa de la unidad anti mafia de la prefectura de Nápoles, marchó hacia Pompeya a la caza de evidencia de actividad de la Camorra, con un ojo puesto, sin duda, en los benefactores de la UE.
Con todo, hay indicios de que Pompeya está resurgiendo. En los meses pasados seis residencias antiguas, o domus, han reabierto a los visitantes después de la restauración: fueron estos avances los que ayudaron a persuadir a las autoridades de la UE de ampliar el plazo. Las casas restauradas abrieron a finales de diciembre y atraen multitudes.
Además de reparar las casas individuales, la mayor prioridad es la instalación de un nuevo sistema de drenaje. El agua de las copiosas lluvias, si no se drena, es absorbida por secciones no excavadas del sitio. En 2010 este hecho causó el colapso de un edificio grande en la Via dell’Abbondanza, la calle principal de Pompeya.
© The Independent. Traducción: Jorge Anaya