Carolina Mejía. ALGARABÍA
Esta palabra es un epónimo que surge a partir del apellido de Étienne de Silhouette. Aquí va la historia.
ra 1759, las arcas del Estado francés habían sido drenadas por los gastos asociados a la Guerra de los 7 años de una manera alarmante. Un nuevo ministro de finanzas, Etienne de Silhouette, fue designado para encontrar una nueva forma de sostener el crédito sobre el que se sostenía la guerra.
Las medidas iniciales de Etienne lograron reunir algo de dinero, cerca de 72 millones de libras, pero no fue suficiente. Pronto entró en la desesperación y comenzó a recurrir a medidas desesperadas, como recortar el gasto público y reducir las pensiones.
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A partir de esto el pueblo francés adoptó una nueva moda que reducía los adornos en las vestimentas, e incluso eliminaba los bolsillos de los pantalones. El nuevo estilo recordaba la tacañería del Ministro de Finanzas y fue bautizada como à la silhouette.
En esa misma época y debido a que no existía la fotografía, se recurría a medios alternativos para conservar la imagen de alguien para la posteridad. Una de las maneras más sencillas de llevar esto a cabo era trazar el perfil de alguien en cartulina negra y después recortarlo.
A este retrato sin detalles también se le llamó silhouette, debido a su sencillez.
Después de la promulgación de sus medidas restrictivas, la carrera de Etienne acabó con rapidez. Aunque fantaseaba con aplicar un impuesto de emergencia por cada hombre, mujer y niño del país, finalmente tuvo que conformarse con una tarifa sobre productos de lujo como la seda y los carruajes.
La clase alta de Francia no estuvo conforme con la medida y se alió con el parlamento para finalmente deshacerse del ministro, que pasó a la historia como un verdadero tacaño.
Antes de la aparición de la fotografía existían otros métodos para conservar la imagen de una persona. Una de las formas más baratas y rápidas para lograrlo era copiar en un cartoncillo negro la figura del perfil de alguien y después recortarlo.
El diplomático y escritor francés Chateaubriand usó por primera vez silhouette, en 1841, para referirse específicamente a los contornos del cuerpo humano. Silueta apareció en la edición de 1869 del diccionario de la Real Academia Española, pero cuatro años antes ya la había usado el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) en Desde mi celda:
Absorto en estos pensamientos, doblo el periódico y me dirijo a mi habitación. Cruzo la sombría calle de árboles y llego a la primera cerca del monasterio, cuya dentellada silueta destaca por oscuro sobre el cielo, en un todo semejante a la de un castillo feudal.