Andrea Tamayo. Algarabía
Esta palabra no tiene una etimología clara, pero en la búsqueda nos hemos encontrado con que algunas tribus polinesias la empleaban para referirse a algo sagrado, sobrehumano o prohibido. En algunas de culturas estas mismas características eran atribuidas al periodo menstrual de las mujeres, por lo cual también empleaban la palabra «tabú» para referirse a esto.
El explorador James Cook escuchó la palabra «tabú» por primera vez en uno de sus viajes a las islas de Polinesia –así como ocurrió también con «canguro»– y la introdujo a la lengua anglosajona en 1777. Al ser una palabra nueva en su idioma, ésta era traducida y empleada de forma distinta a sus referentes originales.
Cook introdujo la palabra «tabú» al idioma inglés para referirse a un ‘sacrificio religioso hecho por los polinesios.
Al mismo tiempo, la palabra hacia referencia a ciertas cosas que no podían ser palpables, o que estaban prohibidas. En The American Heritage Dictionary of the English Language, Cook explicó que «tabú» tenía un significado muy extenso pero que en general significaba ‘algo sagrado’, sobrehumano y prohibido, que no se podía usar ni comer porque sí lo hacían recibirían un castigo.
Posteriormente Sigmund Freud emplearía esta palabra para desarrollar su tesis sobre los aspectos comunes entre la vida mental del hombre primitivo y las acciones inhibidas en el neurótico, aquí explica que «tabú» se utilizaba para referirse a las prohibiciones sexuales ancestrales, especialmente al incesto. Una palabra que guarda una dualidad, «lo sagrado o consagrado, lo inquietante y peligroso, lo prohibido o impuro.»1
Freud dice que el tabú «constituye, probablemente, la forma más antigua de la conciencia moral.»
Debido a este carácter mágico-religioso, varios autores tienen la teoría de que «tabú» se refería también a la menstruación. Delaney, Lupton y Toth en El curso: Una historia cultural sobre la menstruación (1988) mencionan que tupua –la cual se transformaría en «tabú»– era empleada para referirse específicamente a la sangre menstrual, misma que era considerada como algo sagrado o mágico.
Las autoras explican que en algunas sociedades se creía que las mujeres, durante su menstruación, emitían mana: un poder sobrenatural y amenazante. Además, el período menstrual se relacionaba con los ciclos de la luna, las estaciones del año, la marea, la oscuridad y la magia. Para las sociedades primitivas era extraño, incluso atemorizante, que las mujeres sangraran con periodicidad sin estar heridas. Ante este desconocimiento en varias culturas se comenzaron a crear una serie de mitos y creencias alrededor de la menstruación.
Se creía que la sangre de su ciclo menstrual era producto de espíritus o de los demonios, por lo que en varias sociedades se acostumbraba apartarlas durante su periodo. Así podían pasar días aisladas, alejadas, prohibidas ante la sociedad bajo la creencia de que la menstruación era algo impuro, al grado de que cuando una mujer menstruaba no se podía acercar a la comida, ni siquiera cocinar, pues podría salar o amargar el platillo.
Estas creencias descubiertas incluyen la palabra «tabú», y reafirman la teoría de que en su etimología la empleaban para referirse a la menstruación.
Desde sus orígenes polinesios y a través de los viajes de Cook, esta palabra se ha utilizado constantemente. El drae actualmente la define tabú como una prohibición de comer o tocar algún objeto.
A pesar de ser sólo una teoría, Y aunque cada vez menos, el vínculo continúa en la actualidad; sigue siendo un tabú hablar sobre la menstruación.