Por Paula Carrizosa. La Jornada de Oriente
Los viajes de Cristóbal Colón que le permitieron llegar a las islas caribeñas, el perfil general de las culturas mesoamericanas, los atributos culturales de ambos mundos, los tres viajes españoles desde Cuba a Yucatán en 1517, 1518 y 1519, y la acción militar y política de Hernán Cortés son algunos de los temas tratados en el libro Voluntad e infortunio en la Conquista de México, de Luis Barjau, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Este volumen, coeditado por el INAH y Ediciones El Tucán de Virginia, será presentado este jueves 27 de octubre a las 17 horas en la sala de lectura de la Biblioteca Histórica José María Lafragua –Juan de Palafox y Mendoza 407, Centro Histórico– de la UAP, con los comentarios de Julio Glockner y Emma Yanes.
En los primeros capítulos de la obra, el autor analiza cómo se formó el liderazgo católico de España, y cómo las bases que dejaron los reyes Isabel y Fernando consolidaron la primera estructura sociopolítica importante de la península Ibérica.
Consumada la Conquista de México, el poder católico español reorientó su política en el Nuevo Mundo, contraria a la diseñada por Colón, quien vio un jugoso negocio inmediato con la esclavitud de los indios; a 500 de ellos los mandó de las islas del Caribe, entre ellas la de Cuba, a España. Y en Panamá, donde había tenido un asentamiento, concentró aborígenes para el trabajo minero y para los servicios.
Hernán Cortés, tras vivir primero siete años en Santo Domingo y después otros siete en Cuba, hizo una fortuna en las islas: tenía tierras, ganado y barcos. A México llegó a los 33 años y con una mentalidad un tanto conservadora y siguiendo la voluntad e ideología de los reyes católicos, se percató de que el negocio era la cristianización de los indios.
“Los antecedentes activos y pasivos de la Conquista de México hay que analizarlos con cuidado. Por ejemplo, la idea de cristianización de Cortés es un precedente activo, de igual manera que los viajes de descubrimiento; ciertas condiciones de las costumbres y de la estructura sociopolítica de los grupos indígenas, como la proclividad a la alianza con grupos distintos, funcionaron como pasivos”, dijo Barjau, titular de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH.
Mientras que el antecedente activo de la Conquista de México –continuó– se originó en las Antillas, donde el capitán Hernán Cortés prefiguró un régimen político al definir su liderazgo frente al gobernador de Cuba, Diego Velázquez, al que sólo le interesaba obtener indígenas como esclavos.
Otro personaje es La Malinche, guía lingüística y cultural para los españoles, quien se percató de que con los europeos podría conseguir una actuación distinta en Mesoamérica, poblada por reinos múltiples enemistados entre sí. “En primer lugar, se dio cuenta de que como mujer podía sobresalir, ya que las indígenas de la periferia recibían una educación religiosa elemental que no les permitía penetrar el espíritu de los dioses ni conocer los postulados de su religión a fondo, como sí lo hacían los sacerdotes”.
Cuando La Malinche llegó a Tlaxcala, ya era una mujer muy rica. Transmitía las instrucciones del ejército español a los aliados indígenas porque aprendió rápido el español, sabía los toques de trompeta y de los tambores.
En Voluntad e infortunio en la Conquista de México, la figura de Moctezuma se aborda como el representante de la teocracia, un sacerdote imbuido en los principios de la cosmovisión nahua más acendrada. “Estaba muy pendiente de los ciclos y, efectivamente, la duración de las edades o soles coincidió con la llegada de los españoles. Eso conmovió a Moctezuma, un teólogo de prácticas religiosas muy profundas, y le planteó problemas insuperables”. Le impidió tomar medidas militares inmediatas contra la invasión española, porque ello habría significado ir contra las creencias del pueblo náhuatl, cuando pudo aplastar militarmente a los europeos.
Víctor Manuel Mendiola, editor del libro, considera que el ensayo muestra aspectos importantes de la administración y política de las Antillas en los primeros años del siglo XVI. También ayuda a comprender el papel de los españoles que llegaron en los primeros viajes a Mesoamérica, en especial el rol de los náufragos en los antecedentes de la Conquista de México–Tenochtitlan. “Por otro lado, el autor nos ofrece aproximaciones muy interesantes a la mitología de los antiguos mexicanos. Tiene, además, la cualidad de narrar de manera fluida y amena, y con un gran conocimiento de los hechos”.
El texto incluye imágenes de documentos de archivo, como el discurso de Cortés a sus soldados o el itinerario de Juan de Grijalva, aunado a 40 fotos a color de objetos relacionados con los temas expuestos.