Alondra Flores Soto. Periódico La Jornada
El cisma, más de cinco siglos atrás, que cambió a Occidente al protestar contra la ostentosidad del Vaticano, aunado a una velada sensualidad, abre los delicados pliegues y detalles hechos de pigmento sobre madera con Lucas Cranach: sagrada emoción, con la que el Museo Nacional de San Carlos dedica por primera vez en México una exposición al artista del Renacimiento alemán.
Es un pintor que rompe con la Iglesia católica y comienza a crear arquetipos, sobre todo de la mujer, dijo Carmen Gaitán, directora del museo, al presentar la muestra antes de la inauguración este viernes.
Todavía con la adrenalina de la incertidumbre, con la última obra varada en el aeropuerto, detenida en la aduana y rescatada la noche anterior, anunció la alegría de exaltar a los pintores europeos.
Fue colosal el poder traerlo, exclamó Gaitán Rojo. Una gran cantidad de reuniones, cartas y peticiones fueron necesarias desde hace dos años. Además de poco más de 3 millones de pesos, además de las donaciones para el transporte.
Es un hecho inusual, pues la delicadeza de las piezas, porque son tablas, dificulta el traslado de las obras realizadas a finales del siglo XV y a principios del XVI.
Hubo un momento en Roma cuando los papas se inclinaban por la cuestión económica, relató la curadora Ana Carpizo. Un movimiento encabezado por Martín Lutero surge y expone una serie de dogmas de fe contrarios a la Iglesia católica. La ruptura intelectual que causó fue tan importante, que lo estamos viendo en estas obras. Fue un rompimiento no sólo religioso, social y político, sino en la historia del arte.
Cranach El Viejo (1472-1553) además de artista, también fue diplomático y funcionario gubernamental, muy cercano a Lutero. Un intelectual del momento, hombre polifacético e importante dentro de las reformas luteranas. Por eso es relevante el cisma de Cranach y tiene tantos seguidores: junto a Alberto Durero, creó la escuela del Renacimiento del norte de Europa.
Lucrecia, desnuda, apunta un puñal hacia su pecho. Esta pintura es la primera que recibe al visitante a la muestra en la planta alta del edificio en la colonia Tabacalera. Ultrajada por Sexto Tarquinio, fue retratada por Lucas Cranach en el instante previo al suicidio. La familia al vengarse de él, quien es todo un jerarca, ocasiona el cisma del Imperio Romano.
Vean el velo que apenas cubre a la mujer, invita Carpizo. Es una perfección pictórica y nos da un guiño de sensualidad. Así se repite en otras obras a unos cuantos pasos, en las representaciones de la mujer adúltera, también en otra de Adán y Eva, pareja representada varias ocasiones por este pintor alemán.
Incita a posar la vista por largos instantes al terminado del textil y la joyería. Al igual que observar a estas mujeres, con todo un fenotipo femenino del norte de Europa, con los ojos ligeramente alargados, la piel rosada, senos menudos y las cortinas de velos apenas perceptibles que cubren la desnudez.
Tres temas expresó Cranach: el retrato, la alegoría y lo religioso. Ana Carpizo comentó que su creación obedece a la tradición del medioevo. En sus pinturas quiere transmitirnos un dogma de fe y poner las Santas Escrituras al alcance de una imagen donde explica a Jesús, un axis mundi (el eje del mundo), o al cordero de Dios que resguarda la humildad, la contraparte del Maligno.
En la Sagrada emoción en San Carlos se exhiben 25 piezas, 80 por ciento de Cranach, una cuestión extraordinaria, celebró la curadora. Las otras son de sus seguidores y contemporáneos, entre ellos Durero, Bartolomeo Bruin y Lucas Cranach El Joven.
Destacan dos préstamos internacionales, uno del Museo de Arte de Filadelfia y otro del Nacional de Bellas Artes de Cuba. Además de colecciones nacionales, como la de los museos Soumaya y Franz Mayer, así como privadas, las de Pérez Simón e Hilario Galguera.
La pintura, recién llegada de La Habana, era la última para completar el montaje en tres salones que abre al público la noche de este viernes en el recinto ubicado en Puente de Alvarado, en el número 50. En una mesa, el tríptico de Cranach El Viejo muestra a Jesús en el huerto, la crucifixión con Dimas y Gestas, además de la Resurrección.
Los fenotipos con rostros alterados, entre mongólicos y malvados, fueron resaltados por Gaitán. Son los representantes de la Iglesia, una especie de mofa al poner estas caras que recordamos en El Bosco y en Brueghel.
Enseguida, la curadora invitó a prestar atención a los detalles del martirio de Jesús, por ejemplo, aparecen la esponja, los clavos y la donante, contrario a la costumbre, con una emoción abrazando a la cruz.
Gaitán Rojo anunció que esta muestra inaugura los catálogos en línea del museo, que implica que cualquiera podrá conocer en la página en Internet más sobre las obras a exhibición. Con la rapidez de un clic, el público conocerá las obras y textos sobre ellas.