El coleccionista argentino ha roto récord en subastas internacionales comprando obras de Diego Rivera y Frida Kahlo
SONIA ÁVILA. EXCÉLSIOR
La unión hace la fuerza. Es la consigna que el economista Eduardo Costantini (Buenos Aires, 1946) comprendió pronto: Sumó el arte mexicano, el brasileño, el cubano y el argentino para constituir una colección de la plástica latinoamericana. Un acervo que diera visibilidad al arte de naciones de menor presencia internacional. Y cuatro décadas después es el creador de uno de los principales cuerpos de obra de América Latina.
Su tarea fue reunir piezas con valor histórico-cultural para la región y que formaran una “unión fuerte y visible” del arte latino: “En la década de los 90 como región teníamos poca visibilidad, Argentina mucho menos porque es un país más chico y está más lejos del centro. Esa unión hizo que la colección tuviera un reconocimiento como conjunto”, explica en entrevista uno de los mayores coleccionistas del modernismo latinoamericano. Esa obra plástica que hoy se cotiza en millones de dólares.
De esta fórmula, el empresario afirma que el elemento más importante es el mexicano. Al menos para él, para su acervo: “Creo que es una declaración fuerte pero tal vez México tenga los artistas más importantes de Latinoamérica. Para empezar su muralismo es la escuela más importante de la región, y la prueba está en que influenció a Estados Unidos”.
La afirmación no viene en balde. Costantini confiesa su amor por el arte mexicano. Un amor compartido entre Frida Kahlo y Diego Rivera. De la primera resguarda Autorretrato con chango y loro que compró en 1995 por tres millones de dólares. Del segundo, adquirió Retrato de Ramón Gómez de la Serna, y en marzo pasado pagó 15 millones 750 mil dólares por El baile de Tehuantepec. Por esta pintura al óleo esperó 20 años. De ella el coleccionista resume: “Es lo que llamamos raja la tierra”.
En las bodegas del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), que fundó en septiembre de 2001, también conserva pintura de Remedios Varo, David Alfaro Siqueiros, Agustín Lazo, Miguel Covarrubias, Luis Ortiz Monasterio, y de contemporáneos como Francis Alÿs. “La estrategia de la colección no es una escuela, no es un tipo de arte, no es el arte geométrico, sino toda forma de expresión latinoamericana con tal que las piezas tengan un valor significativo y uno pueda hacer esa lectura de la historia del arte latinoamericano”, reafirma quien visitó México por primera vez en 1994.
El empresario en el mercado inmobiliario y financiero está en la Ciudad de México para inaugurar la exposición General Idea. Tiempo Partido, coordinada entre el Museo Jumex y el MALBA. Y confiesa que entre sus próximos proyectos artísticos está una serie de colaboraciones con instituciones del país. De entrada trabaja en una exposición sobre el arte moderno mexicano para exhibir en Buenos Aires. “Creo que los argentinos nos merecemos que Diego Rivera nos visite”.
Pago a plazos
Cuando tenía 23 años, Costantini compró su primera obra. No fue exactamente la que quería en ese momento, sino la que alcanzó su presupuesto. Recuerda que le gustó una pintura del argentino Antonio Berni, pero salió de la galería con una de Leopoldo Presas y otra de Konstantin Vasiliev. Las pagó en plazos. Y ahí nació su disfrute por el arte, que primero se concentró en Argentina y, a partir de los 90, expandió a todo el sur del continente.
Las primeras compras iban destinadas a los muros de su departamento; eran adquisiciones con una visión local, confiesa. Y a partir de los 80 y 90, cuando su colección se construye con una propuesta curatorial fija, la búsqueda de piezas se pensaba como un rompecabezas. Engranes de una panorámica del arte latinoamericano. Hoy ese collage histórico se integra por 400 obras –pintura, escultura, dibujo, fotografía y video– de 160 artistas. La colección sigue creciendo, advierte.
Y si bien el poder adquisitivo le permite a Costantini adquirir en un mismo año un Rivera y un par de Jeff Koons en millones de dólares, el empresario asegura que el dinero no compra conocimiento. No es todo, afirma: “Tener dinero es relativo, si bien es cierto que yo compré obras de importancia e hice precios máximos sistemáticamente en la década de los 90, en realidad hacia precios máximos no porque pagara de más, sino porque compraba lo mejor, y para eso hay que asesorarse, aprender. Ser humilde para escuchar”.
Asesorías que le han valido apuestas fructíferas. Como la construcción del MALBA en 2001. Un museo que abrió durante la crisis económica del país, y la superó. Ahora apostará por otra sede del recinto, a tan sólo 700 metros de distancia. Por el momento le llama el “MALBA social”, y planea inaugurarlo en 2020. Un recinto de diez mil metros cuadrados que compartirá la colección y, sobre todo, conectará a una población marginal de 50 mil habitantes con la zona más desarrollada de la ciudad.
La nueva sede atenderá una labor social más concreta: “Todos los museos son sociales, pero este tipo de proyectos públicos tienen que ver con mi idea de crear una colección”.
GENERAL IDEA LLEGA AL MUSEO JUMEX
La raza, la diversidad sexual, la comunicación, la autorrepresentación y el mito alrededor del arte son los ejes de General Idea. Tiempo Partido, la primera exposición retrospectiva en América Latina del colectivo canadiense General Idea. La curaduría revisa 25 años de producción a través de 120 obras: videoarte, fotografías, publicaciones, instalaciones y objetos.
El colectivo estuvo integrado por los artistas AA Bronson, Felix Partz y Jorge Zontal. Desde 1969 crearon obra para cuestionar el mito en el arte como reflejo de la sociedad, la construcción de la identidad, la no linealidad de la historia, la ficción como recurso artístico, la construcción de la historia a través de la memoria, la arqueología y los documentos para entender el pasado.
General Idea desarrolló estos temas a través de la publicidad, el diseño, la moda, los concursos de belleza y los medios de comunicación en un ejercicio de ironía. Es el caso de su proyecto icónico FILE Megazine, una revista que editó entre 1972 y 1989 a partir de una apropiación del diseño de la famosa revista LIFE en la que colaboraron artistas como el colectivo Art Language, William S. Burroughs o los grupos musicales Talking Heads y The Residents.
Después de presentarse en el Museo Jumex, la retrospectiva se exhibirá en el MALBA, de marzo a junio de 2017.