Por Juan Carlos G. Partida, corresponsal. Guadalajara, Jal. Escrita entre París y Washington y concebida como una novela de literatura total, la celebración de los 40 años de Terra nostra, de Carlos Fuentes, unió a su viuda Silvia Lemus con los editores de Alfaguara y Fondo de Cultura Económica, además de Sergio Ramírez e Ignacio Padilla, para diseccionar lo que este último denominó “la crítica de la locura panhispánica”.
“Carlos comenzó a escribir esta novela en 1973 cuando me pidió que me casara con él, me dijo me quiero casar contigo y llevarte a vivir a París. Buscamos un departamento y ahí nos instalamos, era exactamente a finales de enero del 73 cuando él comenzó a escribir esta novela”, dijo Silvia Lemus.
Relató que inicialmente Fuentes quería nombrar Mare nostrum pero ya existía una novela con este título, por lo que eligió Terra nostra que comenzó a gestarse entre las campanadas de Notre Dame y “la música árabe de un pequeño cafe de barrio” en la larga calle donde se instalaron en donde tuvieron como vecino a un FrancoisMiterrand quien aún por supuesto no era presidente de Francia.
“A él le gustaba leerme las páginas del día, yo no las leía, él me las leía a mi y luego me preguntaba qué opinaba. Yo creo que a él le gustaba escucharla, más que mi opinión. Así fue como comenzó Carlos a escribir Terra nostra. Poco después nació nuestro primer hijo, Carlos, y el lugar ya no era muy propicio para un escritor puesto que el departamento era un solo piso, por lo que luego continuó escribiéndola en un estudio que le prestaron”, agregó.
Al año exacto de estar en París, Fuentes fue becado y se fueron a vivir a Washington, donde continuó escribiendo la novela mientras Silvia Lemus de nuevo quedó embarazada, ahora de Natasha.
“La terminó en 1974 y luego se la entregó a doña Carmen Balcells y se piensa en publicarla en el Fondo de Cultura Económica. El estaba con mucha emoción porque su obsesión de identidad, de nuestro mundo latinoamericano, México con España, era algo que lo tenía muy impresionado de haberlo logrado hacer con Terra nostra, todos esos personajes son realmente impresionantes”, dijo.
Afirmó que una de las anécdotas más recordadas por Fuentes tras la publicación de la obra que luego ganaría el premio Rómulo Gallegos, fue que Carlos Monsiváis solía decir que para leer esa novela se necesitaba una beca.
“Carlos se rió, le pareció muy divertido y dijo que no, Terra nostra es una novela que va a encontrar sus lectores y cada lector sabrá si la usa para detener la puerta por gorda y pesada”, recordó.
Con la atención del público, Lemus dijo finalmente que estaban en Nueva York cuando se enteraron de que Fuentes había obtenido el Rómulo Gallegos, una llamada que les hizo Alejo Carpentier en la que ante la ausencia del escritor su esposa recibió la noticia “en la que me dijo que se trataba de una novela realmente poderosa, con un trabajo intenso y una gran investigación”.
Raúl Padilla, presidente de la Feria Internacional del Libro en su papel de presentador, dijo que Terra nostra se trata de el uso repetido de una historia apócrifa que desplaza la versión heredada de las crónicas oficiales.
Sergio Ramírez en su turno afirmó que la novela fue un parteaguas en la literatura de Fuentes respecto a su primera etapa “mexicana” que comenzó en 1958 y que se prolongó con novelas como La región más transparente o La muerte de Artemio Cruz.
“Terra nostra se sale del molde latinoamericano, mexicano y pasa a establecerse en un molde más que universal, total. Comienza a perseguir la totalidad en su literatura, y esta novela es una muestra de esa ambición donde tanto el tiempo como el espacio no pueden quedarse sosegados, deben ser trastocados en una novela que es un permanente juego de espejos, el pasado, presente y futuro quedan abolidos, entran a jugar un papel importante la historia de la cultura, de España, en una sucesión de contradicciones que son síntesis al mismo tiempo que son parte de la esencia de la novela”, describió.
Para Ignacio Padilla, la novela es “la crítica de la locura panhispánica”, una novela sobre El Escorial en la que se encuentra entre sus líneas, bajo sus líneas, las voces del autor con la de Miguel de Cervantes.
José Carreño, director del FCE, resaltó la presencia de su editorial y de Alfaguara “que publicó la mayor parte de su obra”. Adelantó que no será el único acto en que ambas editoras van a colaborar juntos. La Jornada